miércoles, 25 de octubre de 2017

LA PARROQUIA DE ALDÁN Y EL CRUCEIRO DE HÍO

Aldán. Iglesia de San Cibrán
Después de comer opíparamente en el puerto pesquero de la isla de Arosa, pusimos dirección a el concello de Cangas, donde íbamos a visitar el afamado Cruceiro de Hío y el entorno monumental en el que se encuentra. Llegamos a la parroquia de Aldán en torno a las cinco y media de la tarde. Nada más llegar nos dirigimos a una cafetería que había a pie de carretera llamada Iglesias Café, en el barrio de San Cibrán. Allí nos sentamos en la amplia terraza del establecimiento y pedimos un sendos cafés –el mío con leche y el de Concha con hielo– que nos sirvieron con prontitud acompañados de dos trozos de un bizcocho exquisito y esponjoso que comimos con fruición. Finalizado el café nos dirigimos a visitar el PAZO TORRE DE ALDÁN CONDE DE CANALEJAS es un palacete-castillo situado en un enclave estratégico de paso y comunicación costera entre Bueu y Cangas. La existencia de sarcófagos suevos en el otero adyacente hace pensar un posible uso militar con anterioridad, en los siglos V y VI. Muy cerca del pazo se encuentra la IGLESIA DE SAN CIBRÁN,  del siglo XIX, aunque se cree que fue construida sobre un antiguo templo. Constituye el mejor ejemplo de arte neoclásico del municipio. La fachada cuenta con una fornela que alberga la imagen de San Ciprián y una altiva torre de dos pisos con una balaustrada de una piedra en cada piso, copiada de la ex-colegiata de Cangas. En el atrio parroquial podemos admirar un hermoso mausoleo decimonónico bastante deteriorado, además del arranque de la impresionante muralla que delimita los antiguos dominios de los condes de Aldán. 

CAMBADOS, CAPITAL DEL ALBARIÑO


Desde hacía bastante tiempo teníamos planificado realizar una visita a esta entrañable ciudad pontevedresa, capital del albariño, fundamentalmente por varios motivos: el primero y principal era la visita al cementerio y ruinas de Santa María do Gozo, declarada monumento artístico desde el año 1943 y donde se pueden visitar las tumbas de la esposa de Ramón María del Valle Inclán, Josefina Blanco, y de su hijo Joaquín María; visitar la casa en la que residió aquel de modo intermitente entre 1912 y 1925; y finalmente la maravillosa plaza y pazo de Ferfiñáns con su coqueta iglesia de San Benito.
Casa donde residió Valle Inclán.

En una hora escasa recorrimos los casi 75 kilómetros que separan Gondomar de Cambados. Nos costó aparcar casi veinte minutos dando vueltas por el centro de Cambados hasta que finalmente lo conseguimos en la calle Ribeira de Ferfiñáns, una zona de marisma que disfrutamos con una fuerte bajamar. Desayunamos en el café Triana, todo decorado en tonos añiles, un buen café con leche y una buena tostada, que curiosamente estaba incluida en el precio del café. Tras desayunar, callejeamos hasta llegar a la plaza de Rodas y acceder a la vía principal, en cuya acera izquierda se encuentra la casa donde residió Valle-Inclán largas temporadas, de tonos rojizos, con dos alturas y buhardilla. Hoy en día es de uso privado.

jueves, 12 de octubre de 2017

BÉRGAMO: MARAVILLA MEDIEVAL

Último día de estancia en Italia. Nos levantamos temprano, como casi todos los días, desayunamos unas infusiones, el resto de pan y fiambre que nos había quedado de la noche anterior y la fruta que nos habían ofrecido como obsequio del alojamiento. A continuación, nos aseamos, terminamos de vestirnos y revisamos el apartamento de Casa Alexandra de Verona en el que habíamos pernoctado para que no se nos olvidase nada. Poco después de las seis y media de la mañana, dejamos la llave en el buzón que había en el amplio patio que había frente a la casa. Hacía fresco, algo normal para la hora que era, y el cielo estaba totalmente claro y limpio. Caminamos ligeros con nuestras maletas hasta llegar a la estación del ferrocarril y nos dirigimos hacia una de las máquinas expendedoras de billetes. Compramos dos con destino a BÉRGAMO, con un transbordo en la ciudad de TREVIGLIO que se encuentra a unos ciento veinte kilómetros de distancia de Verona. Pagamos 22,90 euros por los dos billetes, en los que iba incluido el transbordo a Bérgamo desde Treviglio, localidades separadas por veinticinco kilómetros.

miércoles, 11 de octubre de 2017

VERONA: INCREIBLEMENTE BELLA

Nos levantamos muy temprano esta mañana en Bolonia. A las seis ya estábamos en pie para terminar de recoger las maletas y darle un repaso a todo para evitar que se nos pudiera olvidar algo. Tomamos un café con leche y una infusión acompañados de alguna de las pastas con las que nos habían obsequiado en el apartamento. Poco después de las siete estábamos ya camino de la estación que teníamos a menos de trescientos metros. Nos dirigimos a una de las máquinas expendedores de billetes de tren de las varias que había en la estación y compramos dos billetes con destino a Verona Porta Nova por el precio de 20,60 euros. Ya nos estábamos familiarizando con estas máquinas y cada vez tardábamos menos en sacar los billetes. Nos dirigimos al andén del que partía nuestro tren y validamos los tiques. Subimos a nuestro vagón, pusimos las maletas en la repisa superior y nos acomodamos en los asientos dispuestos a descansar durante la hora y media aproximada que duraba el trayecto. Salimos de Bolonia Centrale a eso de las ocho de la mañana y poco después de las nueve y media poníamos pie en tierra en la estación de Verona Porta Nova. El tiempo acompañaba de momento. El cielo presentaba algunas nubes deshilachadas que ocultaba el sol de vez en cuando. Hacía algo de fresco que invitaba a llevar alguna prenda de abrigo encima que, una vez dentro del tren, había que quitarse. Una vez fuera de la estación nos dirigimos a pie hacia el apartamento que habíamos reservado a menos de seiscientos metros de la estación de ferrocarril.

martes, 10 de octubre de 2017

BOLONIA: CIUDAD DE LAS TORRES

Otro día más que teníamos que viajar. No era mucha la distancia pues solo algo más de ciento cincuenta kilómetros separan Venecia de Bolonia, pero ello implicaba levantarse temprano ­–lo hicimos en torno a las seis de la mañana–, tomamos un pequeño desayuno a base de café con leche, tostadas de aceite y el resto del fiambre que quedaba en el frigorífico –quién nos lo hubiera dicho que en Venecia íbamos a desayunar todos los días con aceite de oliva– y recogimos todo el piso lo que nos valió una puntuación muy positiva por parte del dueño en Booking, web desde donde habíamos hecho la reserva. Las maletas no tuvimos que tocarlas porque ya las habíamos dejado preparadas la noche anterior. Dejamos las llaves en la mesa del salón, cerramos la puerta y nos adentramos en la noche veneciana alrededor de las seis y media. Salimos a la vía de le Vele, continuamos por la Strada Nuova y llegamos al embarcadero de Ca d’Oro donde esperamos la llegada del vaporetto. Todavía era noche cerrada y nos encontramos con todos los edificios del Gran Canal iluminados. Una magnífica despedida que nos proporcionaba la ciudad y que nosotros agradecimos solemnemente. Subimos al vaporetto y nos dirigimos a la estación de ferrocarril de Santa Lucía, por cuyas puertas entrábamos algo pasadas las siete de la mañana. Buscamos alguna máquina expendedora de billetes de tren –con cuyo funcionamiento ya nos íbamos familiarizando– y compramos dos billetes para la ciudad de Bolonia por veinticinco euros.

lunes, 9 de octubre de 2017

VENECIA (2): SAN MARCO. SESTRIERE DE DORSODURO, PONTE DI RIALTO, GRAN CANAL

Nuestro segundo día en la ciudad se nos prometía muy interesante dada la cantidad de actividades y visitas que teníamos previsto llevar a cabo. No eran todavía las siete y media de la mañana cuando ya estábamos preparando con tranquilidad un contundente desayuno a base de té y café con leche, tostadas de aceite –todo un lujo en Venecia– y algo de fiambre que habíamos comprado la tarde anterior. Recogido el apartamento y cumplidas las obligaciones de higiene personal, antes de las nueve salimos a la calle donde algunas nubes blanquecinas enturbiaban un cielo azul que no amenazaba lluvia alguna. Ese día habíamos planificado subir al vaporetto y disfrutar de la fascinante perspectiva del Gran Canal y de todos los palacios y edificios nobles que conserva y muestra orgulloso a lo largo de todo su recorrido. Teníamos previsto bajarnos en la parada de la piazza de San Marco para visitar detenidamente el interior de la basílica que preside este increíble escenario, cuyo exterior habíamos recorrido detenidamente el día previo. No obstante, antes de subir al vaporetto, nos detuvimos para contemplar de cerca dos augustos edificios que estaban prácticamente al lado de nuestro apartamento. El primero era CA’ D’ORO, uno de los palacios con mejor presencia de la ciudad. Su fachada es probablemente la más sorprendente y trabajada de los palacios que se encuentran a orillas del Gran Canal. Su construcción comenzó a mediados del siglo XV, con un estilo gótico-renacentista. El edificio es también conocido como la Casa Dorada ya que en su origen algunas zonas de la fachada estuvieron decoradas con pan de oro, adornos que desgraciadamente se perdieron con el paso de los siglos. En la actualidad el mármol también le aporta una tonalidad brillante. Hoy el Palacio alberga la Galería Giorgio Franchetti, que ofrece al público que la visita una interesante colección de variadas obras de arte.

domingo, 8 de octubre de 2017

VENECIA (1): APARTAMENTO, SESTRIERES DE CANNAREGIO Y CASTELLO, PALAZZO DUCALE Y BASÍLICA Y PLAZA DE SAN MARCOS

Amaneció un día espléndido, con un cielo azul intenso que presagiaba una mañana propicia para el paseo, aunque nosotros ya no estaríamos en la ciudad. Nos levantamos muy temprano. Eran algo más de las seis y cuarto de la mañana cuando estábamos preparando el desayuno en nuestro apartamento de la vía Fabio Filzi de Milán. Recogimos los platos y tazas que habíamos utilizado para desayunar y, con todo el dolor de nuestro corazón, dejamos en el piso servilletas, azúcar y sal que habíamos comprado para nuestro uso personal, ya que el apartamento no contaba con ninguno de estos ingredientes y elementos de cocina necesarios y no podíamos llevarlos en el viaje que íbamos a emprender a Venecia para no cargar más las maletas. Éstas las habíamos recogido la noche anterior. Las llaves las dejamos en la mesa del comedor, tal y como habíamos acordado vía email con la dueña del apartamento. Salimos a la calle y nos encaminamos al bello edificio decimonónico que alberga la ESTACIÓN CENTRALE FS donde llegamos alrededor de las siete y media. Atravesamos el elegante vestíbulo y miramos los paneles informativos para confirmar el horario de salida de nuestro tren. Poco después nos dirigimos hacia las máquinas expendedoras de billetes a las que ya le habíamos tomado la medida, hecho que nos permitía comprar los billetes sin tener que dudar en el método a seguir. Así que compramos dos billetes con destino en la estación de Venecia-Santa Lucía por un total de noventa euros. El tren que cogimos era el equivalente al AVE español –cosa curiosa ya que no nos habíamos subido a un tren de estas características en España y lo íbamos a hacer en Italia–. La salida, según los billetes comprados, era a las 8:10 horas; sin embargo, los paneles informativos mostraban las ocho y cuarto como hora de salida. La llegada a Venecia estaba prevista para las 10:40 horas. Tanto la salida como la llegada fueron respetuosas con los horarios previstos. Un hecho llamó poderosamente nuestra atención durante el trayecto ferroviario entre las estaciones de Mestre –ciudad que se encuentra enclavada en tierra firme– y Santa Lucía, pues tanto a un lado como a otro de las ventanillas de nuestro vagón lo único que divisábamos era agua.

sábado, 7 de octubre de 2017

TURÍN: CIUDAD CON UN PATRIMONIO IMPRESIONANTE

A las siete de la mañana sonó el despertador del teléfono y nos dispusimos a prepararnos para hacer la visita que teníamos planificada para hoy: la monumental ciudad de Turín, Torino para los italianos. Preparamos el desayuno a base de café con leche, fiambre y pan, nos aseamos y recogimos un poco el apartamento. Poco antes de las ocho de la mañana llegábamos a la estación de ferrocarril de Milán, Centrale FS, y nos dirigíamos a las máquinas expendedoras de billetes, donde habíamos estado la noche anterior a la vuelta del viaje al lago Como para saber su funcionamiento. Compramos dos billetes de ida y vuelta que nos costaron cincuenta euros. Con ellos en la mano nos dirigimos al andén correspondiente, validamos los billetes y subimos al vagón donde nos acomodamos. El tren partía a las ocho y cuarto, unos minutos tarde respecto al horario previsto. Llegamos a Torino Porta Nova poco después de las diez, tras casi dos horas de viaje. Salimos de la estación y cruzamos a la Piazza Carlo Felice, y allí, bajo los soportales que la circundan nos detuvimos en la PASTICCERIA AMORE, donde pedimos un cappuccino, un croissant y un tramezzino, que no es ni más ni menos que un sándwich que por el corte realizado se presenta de forma triangular para completar el desayuno que habíamos hecho un par de horas antes.

viernes, 6 de octubre de 2017

COMO Y BELLAGIO, DOS CIUDADES A LA ORILLA DE UN LAGO

Hoy tocaba madrugar pues nos íbamos a acercar a la ciudad de Como para visitarla y después hacer un minicrucero de ida y vuelta hasta la pequeña localidad de Bellagio, situada en el centro del lago. En un principio esta escapada no teníamos prevista hacerla ya que en su lugar habíamos planificado la visita a la ciudad de Génova. Pero, bien por comentarios de las redes y de algunos amigos que habían estado en el lago Como, bien porque era una visita más novedosa, nos recomendaron que cambiáramos la visita de la ciudad genovesa por un paseo en las tranquilas aguas del lago Como. Para llegar a Como desde Milán, ciudad en la que habíamos reservado el apartamento, teníamos que utilizar tanto el metro como el tren. Así que nos levantamos temprano y nos acercamos a la estación de metro Centrale FS donde cogimos un convoy de la Línea 2 en dirección a la estación de Cadorna. Aquí hicimos transbordo a la estación de ferrocarril del mismo nombre y compramos dos billetes de ida y vuelta hasta la ciudad de Como por un total de 19,20 euros –cada billete costó 4,80 euros–. Eran las ocho de la mañana cuando subimos al tren y nos acomodamos en los asientos para disfrutar del viaje durante la hora aproximada que tardaba el tren en recorrer los cuarenta y cinco kilómetros que separan ambas ciudades.

jueves, 5 de octubre de 2017

MILÁN (2): NAVIGLI, BASÍLICAS DE SAN EUSTORGIO, SAN LORENZO Y SAN AMBROSIO, CASTELLO SFORZESCO, CUBIERTA DE LA CATEDRAL

Amaneció un nuevo día radiante, con un sol espléndido y con una perspectiva calurosa en cuanto a las temperaturas. Nos levantamos temprano y preparamos un buen desayuno con las viandas que habíamos comprado la noche anterior. Una vez recogida la cocina, nos aseamos y terminamos de prepararnos para salir a la calle, cosa que hicimos pocos minutos antes de las nueve de la mañana. Hoy cambiábamos de medio de transporte. Hoy íbamos a coger el tranvía de la línea 9 que tenía parada junto a nuestro apartamento vía Filzi vía Adda– y nos íbamos a bajar tres cuartos de hora después en la parada de Porta Ludovica. El tranvía no llevaba exceso de pasaje y pudimos sentarnos sin agobios y dedicarnos a disfrutar tranquilamente de las calles y monumentos por los que íbamos pasando. Llegados a nuestro destino, nos encaminamos hacia los NAVIGLI que, hasta el siglo XIX, formaron el distrito portuario de la ciudad. Suena raro hablar de puerto en una ciudad que se encuentra a más de ciento cincuenta kilómetros del mar, pero sí es verdad que estos canales fueron importantísimas vías de comunicación y transporte de mercancías dentro de la ciudad mediante un sistema de exclusas que permitían navegar a los barcos a diferente nivel y con distinto calado. Los canales fueron desecados en los años treinta del siglo pasado, conservándose desde entonces dos de estas vías acuáticas: el Naviglio Grande y el Naviglio Pavese cuyas aguas proceden del río Ticino. Los barrios que envuelve estos canales desentonan con el concepto de gran ciudad que tiene Milán. Son casas de dos o tres pisos, con muchas terrazas a la calle. Sus habitantes llevan una vida tranquila y social más propia de una ciudad de provincias que de una gran capital. No hay más que acercarse a los antiguos lavaderos sitos en el vícolo delle Lavandai –callejón de las Lavanderas– para ver pequeños grupos de vecinos sentados a la sombra charlando amistosamente.

miércoles, 4 de octubre de 2017

MILÁN (1): APARTAMENTO, DUOMO, PIAZZA MERCANTI, GALLERIA VITTORIO EMANUELE, TEATRO ALLA SCALA

En breves horas se iba a hacer realidad uno de los viajes con los que habíamos soñado a lo largo de muchos años y que, por unas cosas u otras, habíamos ido posponiendo. Esta vez iba a ser realidad conocer las principales ciudades del norte de Italia. Ya habíamos recorrido en viajes anteriores Roma, Florencia, Siena o Pisa, y ahora tocaba callejear por Milán, Turín, Venecia o Verona, entre otras. Compramos los billetes de avión con tiempo suficiente –allá por el mes de junio– después de haber hecho un seguimiento en la evolución de los precios y en la selección de los días del mes en que los billetes eran más económicos, ya que nos daba igual volar un lunes, un martes o un jueves. Elegimos la compañía Ryanair que era la que nos ofrecía unos vuelos que se adaptaban perfectamente a nuestro bolsillo y a nuestro horario, pues queríamos estar en Milán lo más temprano posible y, a la vuelta, tomar el último avión que despegara con destino a Madrid. Finalmente, compramos dos billetes con salida desde la capital española y aterrizaje en el aeropuerto de Orio al Serio de Bérgamo. En sentido inverso, desde la ciudad italiana volaríamos a Madrid. Pagamos un total de 122 euros por los billetes de ida y vuelta, la elección de asientos y el embarque prioritario. Nuestro avión despegaba de Madrid a las 9:45 y aterrizaba en Bérgamo a las doce de la mañana. La noche anterior dormimos en Paracuellos de Jarama y esa mañana, poco antes de las siete y media pues no teníamos que facturar equipaje alguno, nos dirigíamos al puesto de control policial del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid-Barajas. El vuelo, aunque salimos unos minutos tarde, llegó puntualmente a Bérgamo. Recogimos nuestro equipaje de las cabinas superiores y nos dirigimos hacia la salida de la terminal. Allí cogimos un autobús a las 12:20 horas de la compañía Orio Shuttle que nos llevaría hasta la piazza Luigi di Savola situada en un lateral de la estación de ferrocarril Centrale FS de Milán. En apenas cincuenta minutos superó los escasos cincuenta kilómetros que separaban ambas ciudades. Pagamos veinte euros por los dos billetes que nos habrían salido un poco más económicos si los hubiéramos comprado de ida y vuelta, cosa que no podíamos hacer porque nuestra vuelta al aeropuerto la haríamos desde Bérgamo, ciudad en la que se encuentra.

viernes, 9 de junio de 2017

VIENA (4): PALAIS SCHONBRUNN, MICHAELERKIRCHE, DEMEL KONDITOREI, VIAJE A BUDAPEST

Cuarto y último día que pasábamos en Viena. Hoy teníamos solo media jornada porque poco después de las cinco y media de la tarde salía nuestro tren en dirección a Budapest donde dormiríamos esa noche. Ya no disponíamos de Tarjeta de 72 horas que compramos al llegar a la ciudad y que nos había caducado. No obstante, después de hacer números, la tarde de antes habíamos comprado dos TARJETAS DE 24 HORAS por 16 euros, ya que nos salían más económicas que adquirir todos los billetes de transporte público que usaríamos a lo largo del día. También le habíamos mandado el día anterior un mensaje a Zonka, propietaria del piso, para solicitarle dejar las maletas en un rincón del salón hasta las tres de la tarde. En un principio, nos planteó problemas porque, según decía, esa tarde llegaban nuevos inquilinos. Nosotros le facilitamos la posibilidad de acceder al apartamento para limpiar y ordenar, aunque nuestras maletas estuvieran allí. Al final accedió a nuestra petición y así lo hicimos. Dejamos todo recogido y pusimos nuestras maletas en un rincón junto a la mesa de comedor y nos fuimos a la calle. Subimos de nuevo al tranvía y nos apeamos en la parada de Karlplatz. Aquí tomamos la línea 4 del metro en dirección Hutteldorf, y nos bajamos en la estación de Schönbrunn porque lo primero que íbamos a visitar hoy era precisamente el PALACIO DE SCHONBRUNN.

VIENA (3): HUNDERTWASSERHAUS, VOTIVKIRCHE, RATHAUS, PARLAMENT, JUDENPLATZ, PETERKIRCHE

Tercer día de visita a la capital austriaca. El día amanecía soleado, con muy buena temperatura y sin pizca de viento que nos pudiera distorsionar como el día anterior. Nos levantamos antes de la ocho de la mañana para organizarnos y preparar el desayuno en el apartamento. Comimos con fruición las tostadas, el fiambre y el café con leche. Nos aseamos, preparamos los bolsos y de nuevo a la calle. Fuimos hasta la parada del tranvía y allí esperamos hasta que llegó. Hoy íbamos a empezar por el extremo contrario a donde estábamos alojados. Subimos al tranvía y nos bajamos en la parada de Hetzgasse para iniciar la visita de la HUNDERTWASSERHAUS. Eran algo menos de las nueve y media de la mañana cuando estábamos frente a ella. Pensábamos que íbamos a estar solos dada la hora de la visita. Nuestro gozo en un pozo. Había varios cientos de turistas chinos o coreanos, cada uno con su guía correspondiente y este con su paraguas en alto para mantener el grupo. No obstante, esperamos un rato y esta marabunta amarilla empezó a desaparecer poco a poco. La casa es un complejo residencial con un aspecto muy original construido entre 1983 y 1986 por Friedensreich Hundertwasser. Parece un colorido puzle, obra de un niño, en la que los suelos no son rectos, sino ondulados, y donde del interior de las habitaciones asoman ramas por las ventanas de árboles que crecen en el interior. En el exterior, todo son colores y formas fantasiosas que deleitan a los que la contemplan.

jueves, 8 de junio de 2017

VIENA (2): MUSEUMSQUARTIER, HOFBURG, SISSÍ MUSEUM, STEPHANSDOM, HAASHAUS, GRABEN, ANKERUHR

Nuevo día soleado el que nos amaneció en Viena. Sin embargo, desde el balcón del apartamento ya notamos que era un día diferente al que habíamos tenido el día anterior. Soplaba un viento desagradable que hacía que la temperatura se desplomara a la sombra. Nos levantamos temprano como cada día y preparamos el desayuno, pan tostado con fiambre, mantequilla y mermelada y café con leche. A la hora de salir, nueve y cuarto aproximadamente, decidimos echarnos un anorak fino para combatir el viento que habíamos observado. Nos dirigimos hasta la parada del tranvía y esperamos a que llegara. Nos sorprendió un poco el hecho de que unas veces el tranvía que cogíamos era muy antiguo mientras otras era maquinaria de última generación. Llegamos a la conclusión de que ambos tranvías operaban a la vez. Subimos, validamos nuestra tarjeta de viaje y nos bajamos en Burgring, en pleno Barrio de los Museos. Nos acercamos para ver la fachada del WIEN VOLKSTHEATER o Teatro del Pueblo y la denominada “casa más pequeña de Viena”, en la esquina de la calle Burggasse, que actualmente es una relojería y no tiene más de quince metros cuadrados. Después de visitar esta pequeña casa nos acercamos hasta las antiguas caballerizas del palacio imperial de Hofburg, hoy conocido como MUSEUMSQUARTIER, en cuyo patio central había una serie de “sillones gigantes” para que la gente descansase en ellos. En este patio se han emplazado en la actualidad dos museos: el MUMOK o Museo de Arte Moderno, que representa uno de los lugares más importantes del arte de los siglos XX y XXI; y el LEOPOLD MUSEUM, colección privada del doctor Leopold donde se recoge los mejor del estilo Art Nouveau de Viena, los talleres vieneses y el Expresionismo.

miércoles, 7 de junio de 2017

VIENA (1): VIAJE DESDE BUDAPEST, KARLPLATZ, MUSIKVEREIN, PALAIS BELVEDERE, STADPARK, STAATSOPER, CAFÉ SACHER

Amaneció en Budapest un día perfecto con el sol brillando en todo su esplendor. Nos levantamos a las seis de la mañana para tener tiempo suficiente de preparar las maletas, darle un repaso total al apartamento para no dejarnos nada olvidado y, por último, desayunar en el apartamento y dejarlo todo recogido, cosa que Zoltan, propietario del piso al que no tuvimos el honor de conocer, nos agradeció muy efusivamente en su valoración positiva en AIRB&B. Nos íbamos contentos porque, por un lado, Budapest nos había encantado, y, por otro, habíamos visto por primera vez al Real Madrid ganar una Champion League frente a la Juventus en un partido retransmitido desde una televisión húngara y comentado en ese mismo idioma. Salimos a la calle y nos dirigimos hacia la plaza Déak Ferenc donde buscamos la línea 2 que nos llevaría hasta Keleti Pályaudvar, estación de metro que comunica físicamente con la estación de tren de BUDAPEST-KELETI. Los billetes los habíamos comprado desde España por internet, pero había que canjear la compra que llevábamos impresa en un folio por los billetes válidos, cosa que habíamos hecho el día de antes de irnos camino de Viena. Nos habían costado cincuenta y dos euros, precio que incluía dos billetes de ida a Viena y dos billetes de vuelta a Budapest. Una vez en la estación, preguntamos a varios empleados del ferrocarril por el andén donde se colocaría nuestro tren y nadie supo respondernos. Como último recurso nos acercamos a la oficina de información y allí nos indicaron que el tren estaba en el andén número cinco y hacia allí nos dirigimos. Buscamos nuestro vagón y nuestros asientos y colocamos nuestras maletas en las repisas superiores. No habían pasado tres minutos de las 8:40, hora en que tenía prevista su salida el tren cuando ya estábamos en marcha. Nos acomodamos en nuestros asientos para disfrutar del recorrido que tenía una duración aproximada de algo más de dos horas y media. Al rato pasó un revisor pidiendo billetes y al llegar a la frontera con Austria pasaron un par de policías con otro revisor pidiendo de nuevo los billetes.

lunes, 5 de junio de 2017

BUDAPEST (3): PUENTE DE LAS CADENAS, PARLAMENTO, CASTILLO DE BUDA, IGLESIA DE MATÍAS, PASEO EN BARCO

Último día que pasábamos en la ciudad. Amaneció con un cielo radiante y una temperatura totalmente veraniega. Hoy tendríamos que pasear con ropa fresca y buscando, cuando fuera posible, la sombra. Nos despertamos muy pronto, en torno a las siete de la mañana, y rápidamente nos pusimos a preparar el desayuno. Unos cafés con leche, algunos pasteles y unas tostadas con algo de fiambre por encima. Recogimos la cocina, terminamos de vestirnos y asearnos y nos dispusimos a salir a cumplir la planificación prevista. Cinco visitas esenciales nos esperaban: el puente de las Cadenas, el Parlamento, el Castillo, la iglesia de Matías y el paseo nocturno en barco. Hoy, al contrario de los dos días anteriores, pasaríamos la mayor parte de la jornada en la ciudad de Buda. Salimos del apartamento a las ocho y cuarto y enfilamos hacia la Erzsébet tér para continuar por la Jozsef Attila utca hasta llegar al río Danubio. Nos acercamos para contemplar la estatua de Roskovics Ignac, ubicada en el muelle, frente al Castillo, muy cerca de las estatuas de la Pequeña Princesa y de la Niña con Perro. Roskovics ignac fue un importante pintor húngaro. Aquí estaba representado en plena acción de pintar un cuadro que descansaba sobre un caballete. A nuestras espaldas, se alzaba magnífica la fachada del PALACIO GRESHAM, situado frente al Puente de las Cadenas.

domingo, 4 de junio de 2017

BUDAPEST (2): GRAN SINAGOGA, SZIMPLA KERT, PUENTES DE LA LIBERTAD Y ELISABETH, PASEO NOCTURNO

Nuestro segundo día en Budapest amaneció radiante, con un limpio cielo azul que auguraba un buen día de calor. De hecho, saldríamos a la calle de verano: pantalón corto y camiseta. Nos levantamos temprano, preparamos el desayuno y nos organizamos para salir a visitar lo que teníamos planificado. Así, a las ocho y media ya estábamos viendo la blanca fachada del hotel Ritz Carlton en la Erzsébet tér. Giramos a la izquierda por Király utca hasta llegar a la Sinagoga Rumbach, construida en un espléndido estilo morisco que recuerda un poco a la Alhambra, aunque presentaba un aspecto un poco decadente y abandonado en algunas zonas de su fachada. Desde allí nos dirigimos a la GRAN SINAGOGA. Es la segunda sinagoga más grande del mundo, después de la de Nueva York. Tienen en ella cabida tres mil personas, mil quinientos hombres en la nave del edificio y otras tantas mujeres en los palcos laterales de la primera y segunda plantas. Pagamos 4.000 florines por las dos entradas con visita guiada, al cambio casi catorce euros. Junto con la entrada me dieron a mí, como hombre, un gorrito de cartón con una horquilla para cubrirme la cabeza; las mujeres no lo necesitan. Resulta chocante que en el precio de la entrada va incluida la visita y la posibilidad de hacer fotos y vídeos. Nuestro error fue no haber realizado la gestión de las entradas por internet porque estuvimos más de una hora esperando en la fila para poder comprar las entradas. Es conocida como la sinagoga católica ya que su decoración recuerda mucho a la de una iglesia y además tiene dos púlpitos y un altar. El guía argentino que correspondió a los visitantes españoles fue una persona con mucha empatía, que supo ganarse el grupo a base de contar anécdotas graciosas. La sinagoga es hermosa, muy luminosa y bellísima en cuanto a su decoración de techos y paredes. Cuenta con dos grandes lámparas magnificas en la nave central, amén de otras mucho más pequeñas.

BUDAPEST (1): VUELO DE IDA, BASÍLICA DE SAN ESTEBAN, PLAZAS DEL PARLAMENTO Y DE LOS HÉROES Y AVENIDA ANDRASSY

Iba a ser nuestro segundo viaje al extranjero como jubilados. Teníamos previsto visitar Budapest y Viena y dedicarle tres o cuatro días a cada ciudad. Rompíamos el triángulo que conforman con Praga, donde ya habíamos estado en viaje anterior. Después de ver las posibles visitas, decidimos que tres días serían suficientes para ver lo más representativo de Budapest y cuatro para Viena, teniendo en cuenta que la tarde del último día la íbamos a dedicar a viajar de nuevo a Budapest. También pensamos que una buena fecha para viajar sería a comienzos del mes de junio porque el frío continental de ambas ciudades habría pasado a mejor vida y el riguroso verano estaría por llegar. Nos pusimos a ver vuelos de diferentes compañías. Si en un principio pensamos volar hasta Budapest y volver a España desde Viena, esta idea pronto desapareció de nuestras cabezas, ya que solo regresar desde esta última ciudad a Madrid suponía el doble de presupuesto de lo que nos costarían dos billetes de ida de Madrid a Budapest y regreso. Dos billetes Viena – Madrid costaban alrededor de trescientos euros, mientras que dos billetes Madrid – Budapest – Madrid nos salieron al final por ciento ochenta y tres euros. Claro a esta opción había que sumarle el precio del billete de tren Viena – Budapest (veintiséis euros) y una noche de hotel (cuarenta y tres euros). Nos seguía saliendo a cuenta utilizar solo el aeropuerto Ferenc Liszt de Budapest.

domingo, 2 de abril de 2017

ALLARIZ, ROMÁNICO, GRANITO Y COMERCIO

Salimos de Orense en torno a las ocho y media de la mañana dispuestos a recorrer los veinticinco kilómetros que nos separaban de Allariz, donde queríamos hacer una visita ligera pues habíamos leído que era uno de los pueblos más bonitos de toda la provincia de Orense y, por ende, de Galicia. Habíamos leído que su casco antiguo es Conjunto Histórico Artístico desde 1971, habiendo recibido  otro galardón en 1994, el Premio  Europeo de Urbanismo por la rehabilitación de su núcleo histórico. Llegamos temprano y dimos una vuelta con el coche para ver dónde lo podíamos aparcar. Sin embargo, a pesar de la hora, no había un hueco libre y tuvimos que volver a la salida del pueblo, donde dejamos el automóvil a la sombra de unos árboles con un tronco respetable en la rúa do Piñeiro, un poco antes del puente que salva el río Arnoia. Desde allí fuimos andando a todos los sitios, teniendo en cuenta que la villa no es demasiado extensa. Nada más cruzar el puente vimos una panadería llamada O FORNO DE TOMÁS, que anunciaba la venta de empanadas con rellenos variados a unos precios más que aceptable y de las que habíamos leído maravillas en internet. Así que pasamos al interior del local y encargamos dos empanadas, una de carne y otra de atún para llevarlas a casa de Carlos en nuestro viaje de regreso. Así, estas se unirían a los dos paquetes de ROSQUILLAS CRISTALEIRO que habíamos comprado el día anterior en Orense. Nos dijo amablemente la dependienta del local que estarían listas para recoger alrededor de las once y media de la mañana.

sábado, 1 de abril de 2017

ORENSE Y SU MARAVILLOSO PÓRTICO DEL PARAISO

Habíamos dormido la noche anterior en el Hotel España de Lugo y habíamos hecho una parada en Portomarín para visitar su Escalinata de las Nieves y su iglesia de San Nicolás. Desde allí habíamos continuado viaje hasta MONFORTE DE LEMOS donde habíamos parado poco antes de las doce de la mañana brevemente para hacer un descanso, cerca de la plaza donde se ubica el impresionante Colegio de Nosa Señora da Antiga. Entramos a la CAFETERÍA CAROLUS IIII donde pedimos unas cervezas y nos sentamos en una mesa a relajar las piernas un poco. Conseguido el objetivo, continuamos camino en dirección a Orense pasadas las doce y media. Pocos kilómetros después, a la altura de Los Peares, detuvimos el coche un momento en un ensanche de la carretera para acercarnos al mirador sobre los cañones que forma el río Miño que corre encajonado entre riscos montañosos. Es todo un espectáculo ver los viñedos caer ladera abajo abrigados en pequeños bancales elaborados por la mano del hombre. Nos vimos el recuerdo de la novela “Todo esto te daré” de Dolores Redondo que narra primorosamente el trabajo meticuloso con la elaboración del vino de la Ribeira Sacra. Después de la tanda correspondiente de fotos y vídeos, seguimos camino a Orense.

PORTOMARÍN: UNA MARAVILLA EN EL CAMINO DE SANTIAGO

Habíamos dormido la noche anterior en Lugo y la de este día lo haríamos en Ourense. Pero entre una y otra capital de provincia, habíamos pensado hacer dos paradas: una en PORTOMARÍN, cuya Iglesia de San Nicolás y la cercana Escalinata de las Nieves me habían causado una fuerte impresión la primera vez que las vi en una bellísima fotografía en internet; y posteriormente, otra en MONFORTE DE LEMOS, del que habíamos leído muy buenas referencias y en el que nos detendríamos en función del tiempo que dispusiéramos. Así que nos levantamos temprano como todos los días anteriores, me acerqué al aparcamiento Ramón Ferreiro en la calle Salvador de Madariaga donde había dejado el coche, fui hasta la puerta del hotel, cargamos las maletas y enfilamos carretera hacia Portomarín. El tiempo era inestable, hacía fresco a esa hora de la mañana y estaba lloviznando. Y así se mantuvo durante la media hora que duró el recorrido. Llegamos a la plaza Conde Fenosa poco antes de las nueve y cuarto de la mañana, bajo la impresionante mirada del rosetón de la iglesia de San Nicolás. Aparcamos el coche en la placita que se abre a los pies del espléndido ábside románico de la iglesia, presidida en el centro por el excepcional cruceiro de San Nicolás. Como era temprano y no habíamos desayunado aún, decidimos entrar justo en frente de donde habíamos aparcado, en el restaurante Xoanes sito en la rúa Fraga Iribarne. Evidentemente no hacía un tiempo agradable para sentarse en la terraza, que, aunque estaba cubierta, no protegía del ligero viento que soplaba y que esparcía las pequeñas gotas de la llovizna que caía en ese momento. Entramos y nos colocamos en el lado más estrecho de la barra donde no había nadie. El resto de la barra y varias mesas del salón estaban repletas de peregrinos desayunando que iniciaban su ruta del día. Cuatro euros pagamos por el desayuno.

viernes, 31 de marzo de 2017

LUGO, ALGO MÁS QUE SU MURALLA ROMANA

Habíamos salido de Mondoñedo en torno a las once de la mañana con el cielo encapotado, pero sin amenaza de lluvia clara. Había poco tráfico en la autovía y recorrimos con prontitud los algo más de ochenta kilómetros que nos separaban de nuestro siguiente destino. Pasadas las once y media aparcamos provisionalmente delante del HOTEL ESPAÑA, sito en la rúa Vilalba, pegadito a la espectacular muralla romana que rodea la ciudad de LUGO. Dormir esa noche nos iba a costar treinta y cinco euros. Bajamos las maletas y subimos a recepción. Allí una chica muy amable nos informó de la dificultad de aparcar en la zona y nos recomendó llevar el coche al Aparcamiento Ramón Ferreiro que estaba en la rúa Salvador de Madariaga porque nos resolvía el problema del vehículo por un precio bastante económico: 3,75 euros por veinticuatro horas. Pero no todo iba a ser maravilloso: las veinticuatro horas eran naturales –el día finaliza a las doce de la noche–, así que tuvimos que pagar siete euros y medio por dos días de aparcamiento ya que teníamos previsto irnos al día siguiente camino de Portomarín y Orense.

MONDOÑEDO, CUNQUEIRO Y SU CATEDRAL

Volvimos a madrugar un día más y ya iban… La mañana amaneció gris y con algo de neblina, esparciendo su tristeza por toda la plaza que se abría a nuestros pies desde el balcón del hotel. Nuestro plan para hoy era visitar Lugo, donde dormiríamos en el Hotel España, situado frente a la muralla romana lucense. Pero habíamos decidido hacer un alto en Mondoñedo, población con algo más de 3.500 habitantes, pero con un riquísimo pasado. Recogimos la habitación, bajamos las maletas que guardamos en el coche que estaba aparcado frente a nuestra habitación, y nos metimos en la cafetería del hotel Linares para desayunar antes de iniciar el viaje. Pedimos una ración de churros, media tostada, una infusión y un café con leche, por lo que pagamos algo menos de cinco euros. Finalizado el desayuno nos dirigimos al coche dispuestos a recorrer los escasos cuarenta kilómetros de autovía que nos separaban de la sede episcopal de Mondoñedo. Callejeamos un poco con el coche para poder aparcar lo más cerca posible del centro histórico de la villa. Encontramos un sitio para dejar el coche en el aparcamiento público al aire libre situado frente al Seminario a las nueve y media de la mañana. Si en Ribadeo el día había comenzado gris y frío, en Mondoñedo, continuaba la misma tónica, con un ligero aumento del frío. Nos pertrechamos con nuestros anoraks bien abrochados y nos dispusimos a iniciar la visita turística.

jueves, 30 de marzo de 2017

RIBADEO, CIUDAD INDIANA Y MARINERA

Poco antes de las una abandonábamos la Playa de las Catedrales en dirección a Ribadeo donde, tras recorrer los poco más de diez kilómetros que separan ambos lugares, llegamos alrededor de las una y cuarto. Llevábamos una sensación extraña, como de haber visitado un lugar extraterrestre, donde las enormes rocas emergen poderosas libres del mar que las engulle dos veces al día al ritmo de las mareas. El caminar por la firme arena que el agua deja al descubierto, el contemplar la gran cantidad de vida a través de los incontables criaderos de percebes, mejillones y lapas marinas que se adhieren salvajemente a las rocas, el maravillarse con la sólida presencia de los arbotantes naturales que ha moldeado el mar con infinita paciencia monacal, el caminar envuelto en la más absoluta soledad por este onírico paisaje… todo ello nos creó una sensación increíble de bienestar interno que ya no abandonamos a lo largo de todos los días que nos restaban de viaje. Una vez llegamos a Ribadeo, nos dirigimos a la Plaza de España, también llamada Plaza do Campo, donde se encontraba el hotel que habíamos seleccionado para dormir esa noche. Era el HOSTAL LINARES, establecimiento que tiene una cafetería en su planta baja donde, además de las consabidas tostadas, ofrece churros a sus clientes para desayunar. Además de la larga barra atendida por diligentes camareros, tiene dos salones, uno exterior y otro interior que estaban bastante animados la tarde que llegamos tras finalizar nuestra visita a la ciudad. Pagamos treinta y cuatro euros por la habitación, ubicada en la primera planta del edificio –agradecimos enormemente que hubiera ascensor–. La habitación nos resultó un poco pequeña, aunque no agobiante. Una buena cama y mucha limpieza eran sus características principales. A esto había que añadirle que el balcón que teníamos se abría directamente a la Plaza de España desde donde se podían observar todos los edificios importantes que la circundan. Una vez que depositamos las maletas en la habitación y nos refrescamos un poco, nos echamos de nuevo a la calle donde comenzamos la visita a la villa pasadas ligeramente las una y media de la tarde.

PLAYA DE LAS CATEDRALES: UNA OBRA DIVINA DEL MAR Y DEL VIENTO

Nos levantamos temprano, como la mayor parte de los días. El día amaneció fresco, ventoso y con el cielo cubierto aunque no presagiaba lluvia. Nuestra etapa de hoy terminaba en el Cantábrico, en plena Mariña Lucense. Ribadeo esperaba con los brazos abiertos nuestra llegada. No obstante, teníamos previsto hacer un alto antes de llegar a esta villa marinera para visitar la Playa de las Catedrales o como dicen los gallegos, Praia das Catedrais. Bajamos las maletas a recepción, abonamos la minuta del hotel y, mientras Concha me esperaba en el vestíbulo del mismo, yo me acerqué al garaje donde teníamos el coche aparcado y callejeé un par de calles hasta llegar a la puerta del hotel, sabiendo que aunque la circulación de vehículos estaba prohibida a partir de las doce de la mañana, sí se permitía el paso antes de esa hora para hacer los repartos en los diferentes establecimientos que conforman el abigarrado núcleo de callejas de la ciudad vieja.

LA CORUÑA, DOS LUJOS AL ALCANCE DE LA MANO: LA CIUDAD VIEJA Y SU MARINA.

Salimos de Santiago pasadas las una y media de la tarde. El plan que teníamos previsto era llegar temprano al hotel y dedicar la tarde a visitar la ciudad. Así que recorrimos con rapidez los escasos ochenta kilómetros que separan ambas ciudades y llegamos a La Coruña poco antes de las dos y media de la tarde. Nos dirigimos directamente en busca del alojamiento donde íbamos a pernoctar esa noche, el HOSTAL MARA, situado en la calle Galera, una zona peatonal que permitía el acceso a los vehículos solo en horario de mañana para que los camiones y furgonetas de reparto pudieran hacer su trabajo. Veintiséis euros íbamos a pagar por dormir esa noche. Aparcamos provisionalmente el coche en la calle San Andrés, frente a la iglesia castrense del mismo nombre, que corría paralela a la calle de nuestro hotel. Asimismo, teníamos apalabrado que por seis euros más podríamos dejar el coche en un aparcamiento cercano cuyo acceso de entrada y salida estaba frente a la calle Sol. Así que cogimos las maletas y nos acercamos a la recepción del hotel donde, muy amablemente, el señor que estaba allí nos indicó las maniobras necesarias para llegar al edificio donde dejaríamos el a la vez que nos entregaba las llaves del mismo. Concha se quedó en el estrecho vestíbulo de entrada del hotel vigilando las maletas, mientras yo me acercaba al aparcamiento a dejar el coche. Una vez aparcado el coche, de vuelta al hotel, el recepcionista nos indicó la habitación que nos había asignado que se encontraba en la cuarta planta.

miércoles, 29 de marzo de 2017

SANTIAGO DE COMPOSTELA: VUELTA AL PARAISO

Habíamos planeado que, en vez de volver directamente desde Gondomar a Bailén, haríamos un pequeño tour por las capitales gallegas que aún no habíamos visitado: la política –Santiago– y las administrativas –A Coruña, Lugo y Orense–, con paradas intermedias en otras localidades que considerábamos interesantes para girar una visita a su abundante oferta cultural, como Ribadeo, Mondoñedo, Portomarín o Allariz. Por ello, la noche anterior dejamos el coche cargado con el equipaje y listo de gasolina para iniciar nuestro viaje sin dilación alguna. Nos levantamos muy temprano y salimos en silencio de la casa de Alfonso e Irene tratando de no despertarlos. Bajamos las escaleras y nos montamos en el coche que estaba mirando hacia la puerta de salida de la finca. No eran todavía las ocho de la mañana cuando ya rodábamos camino de la autovía que nos llevaría hasta Santiago de Compostela, donde rememoraríamos la visita que giramos a esta ciudad en 1977 con motivo de nuestro viaje de bodas. Aquí pernoctamos tres noches en el Hotel Peregrino, un cuatro estrellas situado en la avenida Rosalía de Castro, a poco más de un kilómetro del centro santiagués, del que en algún momento haré una pequeña reseña relacionada con aquel entrañable viaje. Llegamos a Santiago cuando pasaban pocos minutos de las nueve de la mañana, después de haber recorrido los ciento quince kilómetros aproximados que separan ambas localidades y abonado una cantidad cercana a los diez euros en concepto de peaje en la autopista AP-9 que habíamos tomado con la intención de hacer el viaje más corto y cómodo. Una vez en Santiago callejeamos un rato hasta llegar a la Plaza de Galicia donde dejamos el coche en el Interparking Plaza Galicia. Una vez que salimos a la calle, lo primero que hicimos fue buscar un establecimiento donde poder desayunar, pues aún no lo habíamos hecho. Para ello, nos dirigimos al CAFÉ BAR EL MUELLE situado en la misma plaza donde habíamos aparcado el coche, nos sentamos en una mesa del interior y pedimos un café con leche, una infusión para Concha y churros para los dos.

martes, 28 de marzo de 2017

COMBARRO, MUCHO MÁS QUE HÓRREOS Y CRUCEIROS

Hoy no hubo que madrugar. Nos levantamos como cualquier otro día normal y desayunamos sentados en el porche trasero. Esta mañana queríamos desplazarnos a COMBARRO, del que dicen que es uno de los pueblos más bonitos de Galicia por muchos y variados motivos, aunque fundamentalmente por tres: por la conservación de las estrechas callejas de su núcleo urbano donde vivían de forma mayoritaria la gente de la mar, por sus característicos cruceiros –siete luce la villa– y por los muy numerosos hórreos –hay quien dice que se cuentan más de sesenta– enfilados muchos de ellos casi encima del mar.  Salimos de Gondomar pasadas las diez y cuarto de la mañana y condujimos tranquilos por la autovía de pago para recorrer los cincuenta y cinco kilómetros que separan ambas ciudades. Como siempre en estos últimos años, las obras eternas del puente de Rande fueron una ratonera para los conductores. ¡El atasco estaba servido! Con paciencia fuimos avanzando hasta conseguir circular con normalidad. Pasaban pocos minutos de las once cuando estábamos aparcando el coche en un hueco que vimos en la rúa  Francisco Regalado, cerca de la plaza Peirao da Chousa, una amplia explanada sin un árbol para disfrutar de su sombra. Imaginamos que esa mañana habría habido mercadillo porque en la plaza quedaban algunos puestos de venta ambulante, unos de comida y otros de ropa, que en ese momento contaban con la presencia de pocos parroquianos. 

lunes, 27 de marzo de 2017

MONTE DE SANTA TREGA: SU ERMITA Y SU CASTRO CELTA

Hoy iba a ser un gran día, como decía la canción de Serrat. Hoy íbamos a cumplir uno de esos sueños que tienes cuando eres jovenzuelo y crees que te vas a comer el mundo. Desde siempre habíamos querido visitar el castro celta de Santa Tecla –Santa Trega como dicen los gallegos– y hoy iba a ser plena realidad. Sin duda, el CASTRO DE SANTA TREGA es uno de los diez lugares únicos de Galicia, bien porque moviéndote entre sus casas y petroglifos podrás viajar en el tiempo y retrotraerte a cuando era un núcleo de población con cerca de cinco mil almas, bien porque desde lo alto del monte las vistas de la desembocadura del río Miño y la franja portuguesa son realmente espectaculares. Yo me levante como cada día a eso de las ocho de la mañana. Concha lo hizo un poco más tarde. Desayunamos una taza de café y otra de té negro, ambos con leche, y un par de pastas gallegas. Mientras Concha terminaba de prepararse y ordenar la habitación, yo aproveché para llevar a los nietos a la Guardería San José, en la parroquia de Borreiros. Cuando volví de nuevo a casa faltaban pocos minutos para las once de la mañana. Terminamos de organizar la comida de medio día y nos volvimos a subir al coche con dirección a A Guarda, villa a la que pertenece el mencionado monte. Cuarenta kilómetros nos separaban que recorrimos con tranquilidad pasando por localidades como Tomiño o Tui, que ya habíamos visitado en otras ocasiones.

miércoles, 22 de marzo de 2017

RIBADAVIA: LA FUERZA DEL GRANITO

Volvíamos de nuevo a Galicia, esta vez para hacer un largo recorrido que nos llevaría por todas las provincias y capitales gallegas visitando por primera vez alguna de ellas como Lugo y Orense, que no conocíamos. Habíamos salido temprano desde Paracuellos de Jarama y habíamos hecho un alto para comer en un bar de carretera del concello de Cualedro de nombre LA PAELLA, que nos dejó un buen sabor de boca por la calidad del servicio que nos ofrecieron, por la excelencia de los platos que nos sirvieron y por el precio que abonamos al pedir la cuenta. Lo tendríamos en cuenta para viajes futuros. Con las fuerzas repuestas, subimos de nuevo al coche y continuamos viaje hasta Ribadavia, antigua capital medieval del Reino de Galicia y cuna y capital del vino de Ribeiro, situada a pocos kilómetros de la ciudad de Orense. Pocos minutos pasaban de las cuatro de la tarde cuando abandonamos la autovía A-52 para recorrer los escasos tres kilómetros que nos separaban del centro urbano de esta interesante villa, que conserva uno de los cascos históricos más completos de toda la comunidad gallega. Aparcamos en la rúa do Progreso. Se respiraba una gran humedad en el ambiente, aumentada porque lloviznaba a ratos lo que nos obligó a coger el paraguas. 

Nada más comenzar nuestro paseo nos encontramos con dos construcciones religiosas que nos llamaron la atención: una, la pequeña IGREXA DE LA VIRGEN DEL PORTAL, dedicada a la patrona de Ribadavia, iniciada en el siglo XVI sobre los restos de la antigua iglesia del siglo XII, pero que no se acabó definitivamente hasta el año 1875, fecha en la que se construyó la fachada neoclásica que la preside en la actualidad. La otra, situada prácticamente a su lado, la IGREXA PARROQUIAL Y CONVENTO DE SAN DOMINGOS, de refinado estilo gótico con algunas reminiscencias románicas, construido entre los siglos XIII y XIV. Destacan los capiteles historiados con motivos vegetales, animales y geométricos y el ábside  de elegantes proporciones. Volvimos sobre nuestros pasos y nos detuvimos en la pequeña terraza cubierta por un toldo –de todas formas, no llovía en ese momento– del CAFÉ BAR CALVO, con escasa clientela en esos momentos. Pedimos una manzanilla para Concha y un café con leche para mí que nos sirvieron acompañados de unos trozos pequeños de bizcocho deferencia de la casa. Terminadas las bebidas y abonadas las consumiciones, iniciamos una visita rápida para ver los edificios más representativos de la villa que aún nos quedaban por ver. Bajamos la calle hasta que nos dimos de bruces con una letras de gran tamaño que conformaban el nombre de RIBADAVIA situadas frente a uno de los lienzos de muralla del CASTILLO DE LOS SARMIENTO, residencia oficial de los condes de Ribadavia hasta que se trasladaron al Palacio situado en la Plaza Mayor de la villa, mediado el siglo XVII. Resulta curioso el maridaje del apellido de esta familia nobiliaria relacionado con la riqueza vinícola de la zona. El estado de la fortaleza actualmente es bastante ruinoso, ya que le faltan las almenas así como la torre de homenaje y cualquier otro signo de protección que tuviera el castillo. Desde aquí nos dirigimos por la rúa Alcalde Meruéndano –con algunos ejemplos interesantes de fachadas de granito– que viene a desembocar en la Plaza Mayor, en la que abundaban las sillas y mesas amontonadas debido a la climatología contraria de los numerosos bares y restaurantes que alberga el recinto urbano y que en ese momento se encontraban cerrados. La PRAZA MAIOR es un gran rectángulo de forma irregular con excelentes ejemplos de casas con elegantes fachadas de granito de dos o tres alturas entre las que destacan, entre otras, la Casa Consistorial y el antiguo Palacio de los Condes de Ribadavia. El AYUNTAMIENTO cierra el costado izquierdo de la plaza, con fachada neoclásica de fino granito, de tres plantas y una TORRE DEL RELOJ adosada de estilo renacentista, con tres cuerpos superpuestos estando en el primero la escalera de acceso al interior de la torre, coronada por un reloj dotado de un cuerpo de campanas de hierro labrado que sobresale del resto del edificio capitular. Nos habían dicho, y nos lo confirmaron unos vecinos a los que preguntamos, que al reloj hay que darle cuerda diariamente tanto para marcar las horas como las medias horas. Enfrente, al otro extremo de la plaza, la exquisita fachada de piedra labrada y decorada con los escudos nobiliarios de la familia del PALACIO DE LOS CONDES, que en la actualidad alberga la Oficina de Turismo y en la primera planta el Centro de Información Judía, donde se cuenta la historia de la comunidad hebrea local, que fue una de las más florecientes de Galicia, enriquecida con el comercio del vino. Es también desde aquí desde el que se accede al interior del recinto murado del Castillo. En toda la plaza también son notables algunos ejemplos de balconadas con muy buenos ejemplos de rejería con filigranas primorosas. 

Desde aquí nos introdujimos por la rúa Merelles Caula en el precioso y muy bien conservado BARRIO DE LA JUDERÍA de calles cortas y estrechas, empedradas y con elegantes y robustos soportales que protegen a sus vecinos de las inclemencias del tiempo. Lo primero que nos encontramos, una vez que recorrimos los primeros metros de la calle, fue la IGREXA DE MARÍA MAGDALENA, edificación del siglo XVIII, con un cuerpo de campanas poco afortunado que rompe el escaso atractivo de la fachada neoclásica entre pilastras del templo. Sí nos sorprendió encontrarnos en una esquina un cartelón decorado con el conocido víctor franquista en rojo, narrando las hazañas evangelizadoras en tierras filipinas a comienzos del siglo XVIII del agustino FRAY JACINTO DE RIBERA, nacido en esta villa y bautizado en esta iglesia. Continuamos caminando por la rúa Santiago hasta llegar al templo románico del mismo nombre. La IGREXA DE SANTIAGO, románica del siglo XII, fue la primera iglesia que existió en villa. Es de planta rectangular con una sola nave cubierta de techumbre de madera. La portada contiene un arco de medio punto con tres arquivoltas que se sostienen por tres pares de columnas de capiteles con motivos vegetales. De su exterior, que fue lo único que vimos porque se encontraba cerrada, destacan las puertas y ventanas con una soberbia decoración artística,   así   como   los   arcos  y  un  rosetón primoroso. Antes de esta iglesia habíamos dejado atrás la fachada del MUSEO ETNOLÓGICO, con una amplia y variada de objetos procedentes sobre todo del contexto rural y también del urbano anteriores a la introducción de los medios de producción industrial. Seguimos nuestro agradable paseo –la lluvia había desaparecido por completo– hasta la estrecha praza de García Boente, toda ella porticada. Destaca en una de sus esquinas la CASA DE LA INQUISICIÓN, un edificio del siglo XVI con cinco escudos de familias de la villa ligadas al Santo Oficio. Muy cerca, la FONTE DA PLATA, rehundida en el suelo de la rúa Salgado Moscoso, atrajo nuestra atención con el sonido del agua que manaba de un caño. Por último, y como colofón a nuestra rápida visita a la villa, nos encaminamos hacia la IGREXA DE SAN XOAN BAUTISTA, impresionante ejemplar de iglesia románica del siglo XII, muy bien conservada y situada a escasos metros del barrio judío. Fue manda construir por los Caballeros de la Orden de Malta, forma una placita coqueta y bonita.  Presenta un ábside de gran clasicismo y de una extraordinaria belleza. La única pega es que se encuentra actualmente rodeado y agobiado por edificaciones que impiden una contemplación nítida y de conjunto.

Concluida la visita nos dirigimos de nuevo al coche para continuar camino hacia Gondomar donde nos esperaban nuestros nietos.