Nos levantamos muy temprano esta mañana en Bolonia. A las seis ya estábamos en pie para terminar de recoger las maletas y darle un repaso a todo para evitar que se nos pudiera olvidar algo. Tomamos un café con leche y una infusión acompañados de alguna de las pastas con las que nos habían obsequiado en el apartamento. Poco después de las siete estábamos ya camino de la estación que teníamos a menos de trescientos metros. Nos dirigimos a una de las máquinas expendedores de billetes de tren de las varias que había en la estación y compramos dos billetes con destino a Verona Porta Nova por el precio de 20,60 euros. Ya nos estábamos familiarizando con estas máquinas y cada vez tardábamos menos en sacar los billetes. Nos dirigimos al andén del que partía nuestro tren y validamos los tiques. Subimos a nuestro vagón, pusimos las maletas en la repisa superior y nos acomodamos en los asientos dispuestos a descansar durante la hora y media aproximada que duraba el trayecto. Salimos de Bolonia Centrale a eso de las ocho de la mañana y poco después de las nueve y media poníamos pie en tierra en la estación de Verona Porta Nova. El tiempo acompañaba de momento. El cielo presentaba algunas nubes deshilachadas que ocultaba el sol de vez en cuando. Hacía algo de fresco que invitaba a llevar alguna prenda de abrigo encima que, una vez dentro del tren, había que quitarse. Una vez fuera de la estación nos dirigimos a pie hacia el apartamento que habíamos reservado a menos de seiscientos metros de la estación de ferrocarril.
Los APARTAMENTOS ALEXANDRA se ubicaban en el Viale Andrea Paladio. Los habíamos seleccionado entre los muchos que vimos en Verona porque se encontraban cerca de la estación, hecho que nos facilitaría el desplazamiento tanto de ida como de vuelta cargados con las maletas. Cuando llegamos, Giuseppe, uno de los dueños, ya nos estaba esperando. Los apartamentos están situados en un espacio amplio de terreno donde abundan los jardines llenos de macetas con flores variadas y las arboledas. Una gran casa rural se ubica en el centro, siendo la primera planta comunitaria -cocina, salón, televisión, zona de lectura- mientras los pisos se ubican en las plantas superiores. El apartamento que nos reservaron era amplio, con un pequeño mueble ubicado en el minúsculo vestíbulo de entrada, donde había una cafetera de cápsulas, un hervidor de agua, numerosas bolsitas de té rojo, verde, manzanilla y menta, azúcar tazas y cubiertos; el resto de la habitación estaba ocupada por una cómoda y espaciosa cama, un frigorífico pequeño que contenía agua fresca en su interior, obsequio de la casa y una mesa adosada a la pared donde nos esperaba una gran bandeja de fruta. El cuarto de baño estaba limpio, era espacioso y estaba dotado de todos los elementos necesarios para mantener una correcta higiene. Un detalle que nos resultó curioso, al menos a mí, fueron las cortinas que, para evitar hacerle los bajos, las habían anudado directamente. El precio por noche fue de 75 euros más los 3 euros que te cobran de impuesto turístico. Una vez colocadas las maletas en la habitación, bajamos al salón comunitario donde nos esperaba el dueño que nos dio instrucciones para llegar al centro en transporte urbano, así como la relación de los monumentos más interesantes para visitar. Una vez recibidos los consejos y abonada la habitación nos echamos de nuevo a la calle en dirección a la estación del tren para buscar la parada del autobús de la línea 90 que nos llevaría al centro. El precio del billete fue de dos euros por persona. Quince minutos después llegábamos a la piazza Bra que nos mostraba orgullosa los muros milenarios de la Arena. La PIAZZA BRA es la más amplia de la ciudad y una de las más grandiosas y monumentales de Italia. En el centro hay un bello espacio ajardinado en el que destaca la Fuente de los Alpes y una escultura ecuestre de Víctor Manuel II. En un lateral se ubica el PALAZZO DELLA GRAN GUARDIA, caracterizado por su imponente mole y el diseño del almohadillado, el pórtico y las ventanas. Enfrente destaca el PALAZZO BARBIERI, de estilo neoclásico, con un fuerte atrio de columnas rematado por un gran frontón. Al lado, el monumento más conocido y admirado de la ciudad, el ANFITEATRO ARENA, construido en la primera mitad del siglo I, es el tercero más grande del mundo. El espectacular interior mide 139 metros de largo y 110 de ancho y tiene capacidad para 25.000 espectadores. Hoy en día su principal función es cultural, ya que se ha convertido en uno de los mejores escenarios al aire libre para las representaciones líricas. Fuimos bordeando el anfiteatro hasta llegar a la pequeña placita que se abre justo al comienzo de la vía Giuseppe Mazzini donde el ayuntamiento había colocado una simple escultura con la silueta de un corazón que atraía a un variopinto y curioso grupo numeroso de turistas, entre ellos nosotros, dispuesto a plasmar en una fotografía su amor. Al lado, el Capitel de la Piazza Bra, una columna del siglo XIV de piedra en la que están tallados los santos patrones del comercio. Continuamos bordeando el anillo romano hasta que giramos a la izquierda por la vía Anfiteatro, donde fuimos a dar con la cabecera de la iglesia de San Nicolò, que tiene una pequeña puerta de entrada por esta calle y que nosotros utilizamos para acceder a su interior. La CHIESA DI SAN NICOLÒ ALL’ ARENA es una gran construcción barroca de la primera mitad del siglo XVII. La fachada sufrió grandes daños durante la II Guerra Mundial por lo que se reaprovechó la de otra iglesia veronesa para ubicarla en este lugar. El interior presenta una sola nave con capillas a ambos lados. En otro lateral de la plaza destaca la fachada de almohadillado en punta de diamante del Palazzo dei Diamanti, de donde recibe el nombre. Nos recordó con meridiana claridad a la conocida Casa de los Picos de Segovia, que presenta una fachada muy similar. También nos acercamos a ver la escultura que había en el centro de la plaza delante de la iglesia. Es una escultura de nombre “Frutto Oggeto”, una forma redondeada con un diámetro de tres metros hecha en bronce, que se eleva sobre una base cilíndrica. Iba siendo hora de hacer un pequeño alto en el camino y descansar. Lo hicimos en la vía Stella, en un coqueto bar llamado PIZZA & CAFFÈ con refulgentes manteles rojos sobre las mesas. Hacía algo de fresco y preferimos sentarnos en el interior. Pedimos un café con leche y una manzanilla. Terminadas las consumiciones, en torno a las doce menos cuarto, giramos por la vía Scala y pasamos delante de fachada gótica de la iglesia del Convento de Santa María della Scala, aunque su portada sea netamente renacentista. Continuamos caminando por la vía San Cósimo donde pudimos contemplar una preciosa fachada barroca con fuertes atlantes como cariátides. Giramos a la izquierda por vía Leoncino hasta llegar a la vía Leoni, donde en el centro de la vía son visibles antiguos restos de una de las torres defensivas de la vieja muralla romana que defendía la ciudad. Justo al lado, se encuentra la llamada PORTA DEI LEONI, puerta perteneciente a las antiguas murallas, recibió este nombre por la presencia de dos leones que la guardaban. Fue una de las dos principales entradas a la Verona romana; la otra era Porta Borsari. La componen dos arcos con tímpano y columnas laterales. Por encima del tímpano se ubican tres ventanas. Unos metros más adelante nos topamos con la Biblioteca Cívica en cuya entrada luce una bonita escultura de Emilio Salgari. A continuación, nos dimos cuenta de dónde estábamos por el gentío que se agolpaba en la puerta y alrededores que pululaba como si hormigas nerviosas se tratase. Habíamos llegado a la CASA DI GIULIETTA. Se trata de un edificio del siglo XIII con una bella fachada de ladrillo rojo. La tradición sitúa en esta casa la residencia de su familia, los Capuleti. Esta cruel historia de amor fue puesta en escena por Shakespeare y dio fama mundial a sus personajes. El acceso a la vivienda se hace a través de un pasadizo amplio empedrado pero que, al haber tantas personas agolpadas, se hace un poco agobiante. Las paredes presentan un aspecto poco higiénico ya que la mayor parte de los visitantes deja una nota de amor pegada con un chicle a la pared de la que no queda ni un centímetro libre. Con el paso del tiempo, la nota se cae y el chicle se queda adherido al muro y sobre ese ponen otro y así sucesivamente. El pasadizo termina en un patio preciso pero muy saturado de personas. En uno de sus extremos hay una escultura de Julieta a la que es necesario acercarse, tocar uno de sus pechos y hacerse una fotografía que capture ese momento. Esta es la causa de las aglomeraciones en el patio y en el pasadizo. Hay que esperar turno. También se puede pasar al interior de la casa, previo pago, ver la recreación de una casa de época medieval y asomarse al balcón, otro de los hitos, bajo el que Romeo cantaba sus amores a su amada Julieta. El precio de la entrada para visitar la casa era de seis euros y nosotros no entramos. Salimos de nuevo a la calle y continuamos por la derecha. A los pocos metros llegamos a otros de los puntos calientes de la visita, la PIAZZA ERBE, en uno de cuyos laterales se encuentra una escultura dedicada a Berto Barbarani, poeta veronés de mediados del siglo XX. La plaza es el centro de la vida comercial y administrativa de la ciudad desde los tiempos del Imperio Romano. Levantada sobre el antiguo foro de la ciudad romana, debe su nombre al antiguo mercado de hierbas aromáticas que había en ella. En el centro, se alinean desde la vía Cappello hasta el Palazzo Maffei la Colonna Antica, del siglo XIV, coronada por un quiosco en cuyas hornacinas están la virgen y varios santos; la Tribune, del siglo XIII, donde se sentaban los podestà y juraban sus cargos los pretores; la Fontana della Madonna Veronense, coronada por una estatua romana del siglo IV; y la columna de San Marcos, del siglo XVI, que simboliza el poder veneciano sobre la ciudad. El edificio coronado de estatuas que cierra la plaza por su lado más estrecho es el PALAZZO MAFFEI, edificio barroco, rematado por una balaustrada con seis estatuas de divinidades paganas griegas. A su izquierda se erige la torre del Gardello, construcción en ladrillo rojizo del siglo XIV. En el lado derecho de la plaza se conservan varias casas con frescos restaurados en el siglo XVI en sus fachadas. Otro edificio notable de la plaza es el Palazzo del Comune y la Torre dei Lamberti. La plaza era un auténtico hervidero de personas en todas direcciones. Entre la columna de San Marcos y la Fontana, muchos puestos de vendedores ambulantes que ofrecían recuerdos para los turistas, camisetas, pañuelos, etc. Entre la Tribuna y la Colonna Antica, los puestos de venta eran de fruta cortada, lavada y colocada en vasos de plástico de distinto volumen, y de pasta de todos los colores, formas y tamaños. El Palazzo del Comune se halla conectado con las Casas Mazzanti a través del Arco della Costa, llamado así por pender de él un hueso de ballena, que cuenta la leyenda que caerá al suelo en el momento que pase bajo la costilla colgada un hombre justo. Bajo este arco se abre paso un pequeño callejón que da acceso a la PIAZZA DEI SIGNORI, que no es sino el lugar más elegante y señorial de la ciudad. Está presidida por la estatua de DANTE ALIGHIERI, escritor florentino exiliado durante un tiempo en Verona. El lateral izquierdo de la plaza se encuentra cerrado por la DOMUS NOVA, con una bonita fachada barroca en la que sobresale un gran arco, que en la actualidad es un hotel. Más hacia la derecha atrae la vista como un potente imán la LOGGIA DEL CONSIGLIO, un bellísimo edificio renacentista veneciano, tradicionalmente conocida como Logia de Fra 'Giocondo, arquitecto del siglo XIX a quien se le atribuyó por error su construcción. Destacan sus finísimas columnas de todos los colores ya que los veroneses hacían negocios con todo el mundo y de todas partes trajeron mármoles para su construcción. El palacio está coronado por una serie de estatuas que hacen referencia a clásicos romanos. Era la sede del Consejo de la ciudad. A su derecha, otro palacio que ha tenido diferentes usos a lo largo de la historia. Su nombre lo recibe por ser lugar de trabajo y residencia de las autoridades venecianas. Se trata del PALAZZO DELLA PODESTÀ, otra magnífica construcción del siglo XV en ladrillo rojo con una bellísima portada renacentista de mármol blanco coronada por el león de San Marcos, símbolo del poder veneciano sobre la ciudad. Más a la derecha, situado ya en el lateral frente a la Loggia, se alza el PALAZZO DE CANSIGNORIO, residencia del poder militar de la ciudad. Más a la derecha nos encontramos con el PALAZZO DEL COMUNE o DELLA RAGGIONE, como también es conocido. Es llamativo la decoración de sus muros mediante de franjas alternas de ladrillo rojo y piedra caliza. Los elementos más interesantes son: la Torre dei Lamberti con más de ochenta metros de altura; el Cortile del Mercato Vecchio o patio interior del palacio; y la espectacular Scala gótica, escalera externa de dos tramos y arquillos mixtilíneos. Fue la sede del antiguo ayuntamiento. Volvimos de nuevo a la Piazza dei Signori y nos acercamos a ver la contigua iglesia de SANTA MARÍA ANTICA, una minúscula iglesia de estilo románico a la que no pudimos entrar porque se encontraba cerrada, que contiene un monumental complejo funerario de estilo gótico de la familia de los Scaligeri en un pequeño espacio situado ante la fachada de la iglesia, destinado a contener las “arcas” o tumbas de los más ilustres representantes de la dinastía. ARCHE SCALIGERE están protegidas por una verja de hierro forjado en la que se repite el motivo de la escalera, símbolo de la dinastía. Los sarcófagos más importantes, unos sobre el suelo, otros sobre un plano elevado son: el arca de Cangrande I della Scala, que se encuentra colocada sobre la portada de la iglesia; el arca de Mastino II, de mediados del siglo XIV, en cuyos se encuentran las cuatro estatuas de las Virtudes; las caras de la urna están adornadas con motivos religiosos y, sobre la cubierta, se encuentra la estatua de Mastino II tumbada, velada por dos ángeles; el arca de Cansignorio, de finales del siglo XIV, que es la más ricamente decorada; y el sarcófago de Alberto I, realizado en a comienzo del siglo XIV, ricamente esculpido. En este punto, casi las dos de la tarde, decidimos hacer un alto para comer y nos dirigimos hacia el coqueto restaurante que habíamos visto mientras visitábamos el interior del Palazzo del Comune, haciendo esquina con la piazza Viviani. Nos sentamos en una mesa de la terraza exterior del CAFFÈ VIVIANI, sito en la vía Dante Alighieri, que se abre en la Piazza dei Signori frente a la estatua de este escritor italiano. Pedimos dos pintas de cerveza Moretti y dos lasagnas al forno, que habíamos visto en una mesa cercana que tenían buena pinta. De postre, pedimos dos cafés, uno americano y otro con leche. Pagamos casi veintisiete euros por la comida. Terminado el servicio, nos levantamos cuando el reloj marcaba algo más de las dos y media. Desde aquí nos dirigimos a la CASA DI ROMEO, ubicada en la vía delle Arche Scaligere. Esta es menos turística que la casa de su amada pues no había absolutamente nadie a la puerta de la supuesta casa de los Montesco, rama familiar de Romeo. Desde aquí, callejeamos un rato hasta llegar a la BASÍLICA DE SANTA ANASTASIA, una joya gótica del siglo XIV, con una magnífica doble portada coronada por frescos desvaídos del siglo XV. En el interior sobresalen las dos pilas de agua bendita, que se apoyan sobre figuras de mendigos harapientos de gran realismo y la bóveda de crucería espectacular que luce, adornada con pinturas al fresco. En el lateral izquierdo de la pequeña plaza se abre un arco que da a un pequeño patio. Sobre el arco, se encuentra ubicado un sarcófago con arquería gótica. En este mismo muro de la izquierda podemos contemplar la pequeña iglesia de San Pietro Martire, con lejanas reminiscencias del románico lombardo en las arquerías ciegas superiores de su fachada. San Pietro presenta también innumerables frescos en sus muros interiores que han ido perdiendo la frescura con el paso de los siglos. Finalizada la visita nos dirigimos por la vía Duomo a visitar la catedral de la ciudad. El DUOMO es un magnífico ejemplo del románico lombardo de finales del siglo XII existente en toda la región. Posteriormente se le añadió una nave gótica y una torre campanario renacentista que distorsiona un poco el resultado final. Destaca su espléndida portada románica finamente trabajada por uno de los maestros que levantaron San Zeno, el otro gran templo románico de la ciudad. Desde aquí nos acercamos hasta el conocido PUENTE DE PIEDRA, primer y único puente romano que queda en la ciudad. Tiene cinco arcadas. Las vistas sobre el río Adige desde el puente son espectaculares, sobre todo las de la orilla contraria con el graderío del antiguo teatro romano en el horizonte. Volvimos sobre nuestros pasos, cruzamos de nuevo el Duomo y nos dirigimos hacia la vía San Mamaso, una calle larga y estrecha en la que brilla con luz propia el Palazzo Miniscalchi, con unas bellísimas ventanas ojivales dotadas de parteluz con fuste torneado, una muy decente portada gótica y unos frescos en la fachada ya descoloridos por el paso del tiempo. Seguimos la calle hasta llegar a la Piazzeta de Santa Eufemia donde contemplamos la sencilla y humilde fachada de ladrillo rojizo de la iglesia de Santa Eufemia. Giramos a la izquierda por la vía Adua para contemplar la cara interior de la PORTA BORSARI, nombre que asumió por los “bursari”, funcionarios de aduanas que tenían la tarea de cobrar impuestos sobre las mercancías que entraban por esta puerta a la ciudad para ser vendidas. La fachada exterior de la puerta es magnífica en cuanto a su decoración y conservación. A los pies de esta misma puerta nace el Corso Cavour, donde se ubican algunos de los palacios más bellos de la ciudad, como el Palazzo Carlotti con unas espectaculares rejas en sus ventanales, el Palazzo Carnesali, el Palazzo Castellvecchio con su delicada fachada coronada por un reloj o el maravilloso PALAZZO BEVILACQUA, del siglo XVI, uno de los palacios más finos y ricos de detalles de la ciudad, con una fachada renacentista de lo mejor que ha creado este estilo. El nombre de este palacio nos trajo recuerdos de la pareja ficticia de guardia civiles Bevilacqua y Chamorro creada por el magnífico Lorenzo Silva. Justo enfrente, está la pequeña entrada que da a un minúsculo patio donde se ubica la CHIESA DI SAN LORENZO, una hermosísima iglesia románica del siglo XII poco conocida por los visitantes de la ciudad. En su interior destacan las arcadas dobles de su nave central, así como los frescos del siglo XIII que abundan en sus muros. Tiene reutilizada alguna que otra columna clásica. Otro elemento decorativo recurrente de la ciudad es la utilización de franjas rojizas de ladrillo y claras de piedra que abarcan gran parte de la totalidad de pilares y muros. Estuvimos un rato sentados en uno de sus bancos admirando lo sublime de su belleza. Avanzamos por la avenida disfrutando de palacios espectaculares a uno y otro lado hasta llegar al ARCO DEI GAVI, construcción romana del siglo I mandada levanta por la familia Gavi. Fue trasladado de su lugar de origen hasta el actual a mediados del siglo XX. Desde la plaza que se abre entre el arco y el Castellvecchio, las vistas del PONTE SCALIGERO son espléndidas con el río a sus pies. El puente, construido a mediados del siglo XIV, forma parte del antiguo castillo y de su sistema defensivo. Tres grandes arcadas construidas en ladrillo y apoyadas sobre dos torreones almenados salvan la anchura del río. El puente fue reconstruido en su totalidad después de la II Guerra Mundial pues fue volado por los alemanes durante su huida de suelo italiano. Ello obligó a dragar el río para recuperar los materiales originales con los que se construyó. El otro elemento que conforma el sistema defensivo de este punto de la ciudad es el llamado CASTELVECCHIO, construido, al igual que el puente, a mediados del siglo XIV. Posee un recinto almenado con varias torres defensivas. La puerta de acceso, así como las ventanas del patio que se abre en su interior son claramente góticas. Hoy en día existe un museo entre sus muros donde se exponen diversas colecciones de armas, esculturas y frescos románicos, pinturas góticas y renacentistas, llegando hasta el siglo XVIII. Desde aquí fuimos paseando hasta pasar por delante de la minúscula iglesia de San Zenetto, más que iglesia, un pequeño oratorio. Abandonamos la calle y nos fuimos a los jardines que corren paralelos al río, buscando un poco la sombra del arbolado porque el sol llevaba ya un rato haciéndose notar. Aquí nos encontramos con una serie de cuerdas atadas entre los árboles de las que pendían mensajes y poemas feministas escritos en cartulinas multicolores, con forma de prendas femeninas o siluetas de mujer. Eran las cinco menos cuarto cuando llegamos a la Piazza Corrubbio, muy cerca de la Basílica de San Zeno, que no abría sus puertas hasta las cinco. Por tanto, decidimos sentarnos en un pequeño bar de barrio llamado DU DE SPADE, que había en esta plaza haciendo esquina con la vía Barbarani Berto. Allí pedimos una tónica y un refresco haciendo hora para la visita al templo. Más arriba del bar había una frutería y Concha compró una pieza de fruta para comérsela en ese momento. Terminada las consumiciones nos fuimos en dirección a la BASÍLICA DE SAN ZENO MAGGIORE, pero lo hicimos bordeándola desde su cabecera hasta su portada, para poder disfrutar durante más rato la belleza del conjunto. Todos los muros exteriores, incluida la torre campanario de setenta y dos metros de altura, muestran franjas bicolores decorativas, por un lado, rojizas por los ladrillos utilizados y, por otro, claras por la piedra toba que conforma las paredes. Además, existen multitud de galerías de arquillos ciegos en los parámetros altos típicos de la decoración románica lombarda de la zona y que llegaría a extenderse por gran parte de Europa con el paso de los años. Llegamos a la taquilla y compramos dos entradas por las que pagamos cinco euros. La entrada la hicimos a través del primoroso claustro con alternancia de arquillos de medio punto románicos y ojivales de introducción al gótico. San Zeno es una de las más bellas iglesias románicas de toda Italia. La iglesia actual, de planta basilical, fue construida en la primera mitad del siglo XII sobre otras más antiguas, para albergar los restos del patrón veronés. La fachada se encuentra delimitada por la torre de la abadía a la izquierda y el esbelto campanile al fondo a la derecha. La mirada rápidamente se va al impresionante rosetón bajo el que destaca un refinado pórtico sostenido por dos delicadas columnas que descansan en sendos leones. En el tímpano destaca la figura de San Zeno triunfando sobre el mal. A la derecha del pórtico se narran episodios del Viejo Testamento, mientras que a la izquierda son los del Nuevo Testamento. El interior atrae poderosamente la atención la altura soberbia de la nave cubierta por bóveda de cañón. El altar mayor está elevado sobre la cripta abovedada del siglo X, donde descansan los restos de San Zeno. Las paredes conservan frescos pintados entre los siglos XII y XIV. De todo el contenido de la iglesia destacan fundamentalmente: las puertas de bronce que representan escenas de la vida de Jesús en ambos postigos, siendo el de la izquierda de mayor antigüedad, la Cruz Estacionaria, la pila bautismal del siglo XIII, el tríptico del altar mayor, obra de Mantegna, que muestra a la 'Virgen con el Niño entre Santos'. Finalizada la visita, nos sentamos en uno de los bancos para terminar de digerir tal cantidad de belleza. San Zeno ha sido una de las iglesias románicas más hermosas que hemos visto a lo largo de nuestros viajes. Salimos a la calle y volvimos a repasar el maravilloso pórtico y el rosetón de la fachada principal para no perdernos detalle alguno. En este punto iniciamos el camino de regreso al apartamento. El reloj marcaba las seis y media de la tarde. De vuelta a la piazza Corrubbio, nos cruzamos con la chiesa di San Procolo, adjunta a la basílica de San Zeno. Tiene también su encanto visitarla. Muestra una sola nave y parte de sus muros interiores se encuentran decorados con frescos. Llegamos a la plaza y tomamos dirección a la vía Barbarani Berto para entrar en un pequeño supermercado llamado MIGROSS MARKET a comprar algo de fiambre y una barra de pan para cenar esa noche en el apartamento y desayunar la mañana siguiente. Al rato de ir caminando nos encontramos con otra de las antiguas puertas de la ciudad murada, la Porta Palio, que recibe este nombre porque la carrera hípica que se corría antiguamente en la ciudad llamada “palio” se corría a lo largo de toda la calle que acabábamos de bajar. Llegamos al apartamento a las siete y media de la tarde. Llevábamos doce horas de caminata y ya se notaba que estábamos cansados. Nos dimos una ducha refrescante, preparamos unas infusiones mientras hacíamos hora para la cena y nos tumbamos un rato en la cama a ver la televisión. Nos fuimos rápidos a dormir porque al día siguiente teníamos que estar antes de las siete y media en la estación para dirigirnos a nuestro último destino del presente viaje. Bérgamo nos esperaba.
Los APARTAMENTOS ALEXANDRA se ubicaban en el Viale Andrea Paladio. Los habíamos seleccionado entre los muchos que vimos en Verona porque se encontraban cerca de la estación, hecho que nos facilitaría el desplazamiento tanto de ida como de vuelta cargados con las maletas. Cuando llegamos, Giuseppe, uno de los dueños, ya nos estaba esperando. Los apartamentos están situados en un espacio amplio de terreno donde abundan los jardines llenos de macetas con flores variadas y las arboledas. Una gran casa rural se ubica en el centro, siendo la primera planta comunitaria -cocina, salón, televisión, zona de lectura- mientras los pisos se ubican en las plantas superiores. El apartamento que nos reservaron era amplio, con un pequeño mueble ubicado en el minúsculo vestíbulo de entrada, donde había una cafetera de cápsulas, un hervidor de agua, numerosas bolsitas de té rojo, verde, manzanilla y menta, azúcar tazas y cubiertos; el resto de la habitación estaba ocupada por una cómoda y espaciosa cama, un frigorífico pequeño que contenía agua fresca en su interior, obsequio de la casa y una mesa adosada a la pared donde nos esperaba una gran bandeja de fruta. El cuarto de baño estaba limpio, era espacioso y estaba dotado de todos los elementos necesarios para mantener una correcta higiene. Un detalle que nos resultó curioso, al menos a mí, fueron las cortinas que, para evitar hacerle los bajos, las habían anudado directamente. El precio por noche fue de 75 euros más los 3 euros que te cobran de impuesto turístico. Una vez colocadas las maletas en la habitación, bajamos al salón comunitario donde nos esperaba el dueño que nos dio instrucciones para llegar al centro en transporte urbano, así como la relación de los monumentos más interesantes para visitar. Una vez recibidos los consejos y abonada la habitación nos echamos de nuevo a la calle en dirección a la estación del tren para buscar la parada del autobús de la línea 90 que nos llevaría al centro. El precio del billete fue de dos euros por persona. Quince minutos después llegábamos a la piazza Bra que nos mostraba orgullosa los muros milenarios de la Arena. La PIAZZA BRA es la más amplia de la ciudad y una de las más grandiosas y monumentales de Italia. En el centro hay un bello espacio ajardinado en el que destaca la Fuente de los Alpes y una escultura ecuestre de Víctor Manuel II. En un lateral se ubica el PALAZZO DELLA GRAN GUARDIA, caracterizado por su imponente mole y el diseño del almohadillado, el pórtico y las ventanas. Enfrente destaca el PALAZZO BARBIERI, de estilo neoclásico, con un fuerte atrio de columnas rematado por un gran frontón. Al lado, el monumento más conocido y admirado de la ciudad, el ANFITEATRO ARENA, construido en la primera mitad del siglo I, es el tercero más grande del mundo. El espectacular interior mide 139 metros de largo y 110 de ancho y tiene capacidad para 25.000 espectadores. Hoy en día su principal función es cultural, ya que se ha convertido en uno de los mejores escenarios al aire libre para las representaciones líricas. Fuimos bordeando el anfiteatro hasta llegar a la pequeña placita que se abre justo al comienzo de la vía Giuseppe Mazzini donde el ayuntamiento había colocado una simple escultura con la silueta de un corazón que atraía a un variopinto y curioso grupo numeroso de turistas, entre ellos nosotros, dispuesto a plasmar en una fotografía su amor. Al lado, el Capitel de la Piazza Bra, una columna del siglo XIV de piedra en la que están tallados los santos patrones del comercio. Continuamos bordeando el anillo romano hasta que giramos a la izquierda por la vía Anfiteatro, donde fuimos a dar con la cabecera de la iglesia de San Nicolò, que tiene una pequeña puerta de entrada por esta calle y que nosotros utilizamos para acceder a su interior. La CHIESA DI SAN NICOLÒ ALL’ ARENA es una gran construcción barroca de la primera mitad del siglo XVII. La fachada sufrió grandes daños durante la II Guerra Mundial por lo que se reaprovechó la de otra iglesia veronesa para ubicarla en este lugar. El interior presenta una sola nave con capillas a ambos lados. En otro lateral de la plaza destaca la fachada de almohadillado en punta de diamante del Palazzo dei Diamanti, de donde recibe el nombre. Nos recordó con meridiana claridad a la conocida Casa de los Picos de Segovia, que presenta una fachada muy similar. También nos acercamos a ver la escultura que había en el centro de la plaza delante de la iglesia. Es una escultura de nombre “Frutto Oggeto”, una forma redondeada con un diámetro de tres metros hecha en bronce, que se eleva sobre una base cilíndrica. Iba siendo hora de hacer un pequeño alto en el camino y descansar. Lo hicimos en la vía Stella, en un coqueto bar llamado PIZZA & CAFFÈ con refulgentes manteles rojos sobre las mesas. Hacía algo de fresco y preferimos sentarnos en el interior. Pedimos un café con leche y una manzanilla. Terminadas las consumiciones, en torno a las doce menos cuarto, giramos por la vía Scala y pasamos delante de fachada gótica de la iglesia del Convento de Santa María della Scala, aunque su portada sea netamente renacentista. Continuamos caminando por la vía San Cósimo donde pudimos contemplar una preciosa fachada barroca con fuertes atlantes como cariátides. Giramos a la izquierda por vía Leoncino hasta llegar a la vía Leoni, donde en el centro de la vía son visibles antiguos restos de una de las torres defensivas de la vieja muralla romana que defendía la ciudad. Justo al lado, se encuentra la llamada PORTA DEI LEONI, puerta perteneciente a las antiguas murallas, recibió este nombre por la presencia de dos leones que la guardaban. Fue una de las dos principales entradas a la Verona romana; la otra era Porta Borsari. La componen dos arcos con tímpano y columnas laterales. Por encima del tímpano se ubican tres ventanas. Unos metros más adelante nos topamos con la Biblioteca Cívica en cuya entrada luce una bonita escultura de Emilio Salgari. A continuación, nos dimos cuenta de dónde estábamos por el gentío que se agolpaba en la puerta y alrededores que pululaba como si hormigas nerviosas se tratase. Habíamos llegado a la CASA DI GIULIETTA. Se trata de un edificio del siglo XIII con una bella fachada de ladrillo rojo. La tradición sitúa en esta casa la residencia de su familia, los Capuleti. Esta cruel historia de amor fue puesta en escena por Shakespeare y dio fama mundial a sus personajes. El acceso a la vivienda se hace a través de un pasadizo amplio empedrado pero que, al haber tantas personas agolpadas, se hace un poco agobiante. Las paredes presentan un aspecto poco higiénico ya que la mayor parte de los visitantes deja una nota de amor pegada con un chicle a la pared de la que no queda ni un centímetro libre. Con el paso del tiempo, la nota se cae y el chicle se queda adherido al muro y sobre ese ponen otro y así sucesivamente. El pasadizo termina en un patio preciso pero muy saturado de personas. En uno de sus extremos hay una escultura de Julieta a la que es necesario acercarse, tocar uno de sus pechos y hacerse una fotografía que capture ese momento. Esta es la causa de las aglomeraciones en el patio y en el pasadizo. Hay que esperar turno. También se puede pasar al interior de la casa, previo pago, ver la recreación de una casa de época medieval y asomarse al balcón, otro de los hitos, bajo el que Romeo cantaba sus amores a su amada Julieta. El precio de la entrada para visitar la casa era de seis euros y nosotros no entramos. Salimos de nuevo a la calle y continuamos por la derecha. A los pocos metros llegamos a otros de los puntos calientes de la visita, la PIAZZA ERBE, en uno de cuyos laterales se encuentra una escultura dedicada a Berto Barbarani, poeta veronés de mediados del siglo XX. La plaza es el centro de la vida comercial y administrativa de la ciudad desde los tiempos del Imperio Romano. Levantada sobre el antiguo foro de la ciudad romana, debe su nombre al antiguo mercado de hierbas aromáticas que había en ella. En el centro, se alinean desde la vía Cappello hasta el Palazzo Maffei la Colonna Antica, del siglo XIV, coronada por un quiosco en cuyas hornacinas están la virgen y varios santos; la Tribune, del siglo XIII, donde se sentaban los podestà y juraban sus cargos los pretores; la Fontana della Madonna Veronense, coronada por una estatua romana del siglo IV; y la columna de San Marcos, del siglo XVI, que simboliza el poder veneciano sobre la ciudad. El edificio coronado de estatuas que cierra la plaza por su lado más estrecho es el PALAZZO MAFFEI, edificio barroco, rematado por una balaustrada con seis estatuas de divinidades paganas griegas. A su izquierda se erige la torre del Gardello, construcción en ladrillo rojizo del siglo XIV. En el lado derecho de la plaza se conservan varias casas con frescos restaurados en el siglo XVI en sus fachadas. Otro edificio notable de la plaza es el Palazzo del Comune y la Torre dei Lamberti. La plaza era un auténtico hervidero de personas en todas direcciones. Entre la columna de San Marcos y la Fontana, muchos puestos de vendedores ambulantes que ofrecían recuerdos para los turistas, camisetas, pañuelos, etc. Entre la Tribuna y la Colonna Antica, los puestos de venta eran de fruta cortada, lavada y colocada en vasos de plástico de distinto volumen, y de pasta de todos los colores, formas y tamaños. El Palazzo del Comune se halla conectado con las Casas Mazzanti a través del Arco della Costa, llamado así por pender de él un hueso de ballena, que cuenta la leyenda que caerá al suelo en el momento que pase bajo la costilla colgada un hombre justo. Bajo este arco se abre paso un pequeño callejón que da acceso a la PIAZZA DEI SIGNORI, que no es sino el lugar más elegante y señorial de la ciudad. Está presidida por la estatua de DANTE ALIGHIERI, escritor florentino exiliado durante un tiempo en Verona. El lateral izquierdo de la plaza se encuentra cerrado por la DOMUS NOVA, con una bonita fachada barroca en la que sobresale un gran arco, que en la actualidad es un hotel. Más hacia la derecha atrae la vista como un potente imán la LOGGIA DEL CONSIGLIO, un bellísimo edificio renacentista veneciano, tradicionalmente conocida como Logia de Fra 'Giocondo, arquitecto del siglo XIX a quien se le atribuyó por error su construcción. Destacan sus finísimas columnas de todos los colores ya que los veroneses hacían negocios con todo el mundo y de todas partes trajeron mármoles para su construcción. El palacio está coronado por una serie de estatuas que hacen referencia a clásicos romanos. Era la sede del Consejo de la ciudad. A su derecha, otro palacio que ha tenido diferentes usos a lo largo de la historia. Su nombre lo recibe por ser lugar de trabajo y residencia de las autoridades venecianas. Se trata del PALAZZO DELLA PODESTÀ, otra magnífica construcción del siglo XV en ladrillo rojo con una bellísima portada renacentista de mármol blanco coronada por el león de San Marcos, símbolo del poder veneciano sobre la ciudad. Más a la derecha, situado ya en el lateral frente a la Loggia, se alza el PALAZZO DE CANSIGNORIO, residencia del poder militar de la ciudad. Más a la derecha nos encontramos con el PALAZZO DEL COMUNE o DELLA RAGGIONE, como también es conocido. Es llamativo la decoración de sus muros mediante de franjas alternas de ladrillo rojo y piedra caliza. Los elementos más interesantes son: la Torre dei Lamberti con más de ochenta metros de altura; el Cortile del Mercato Vecchio o patio interior del palacio; y la espectacular Scala gótica, escalera externa de dos tramos y arquillos mixtilíneos. Fue la sede del antiguo ayuntamiento. Volvimos de nuevo a la Piazza dei Signori y nos acercamos a ver la contigua iglesia de SANTA MARÍA ANTICA, una minúscula iglesia de estilo románico a la que no pudimos entrar porque se encontraba cerrada, que contiene un monumental complejo funerario de estilo gótico de la familia de los Scaligeri en un pequeño espacio situado ante la fachada de la iglesia, destinado a contener las “arcas” o tumbas de los más ilustres representantes de la dinastía. ARCHE SCALIGERE están protegidas por una verja de hierro forjado en la que se repite el motivo de la escalera, símbolo de la dinastía. Los sarcófagos más importantes, unos sobre el suelo, otros sobre un plano elevado son: el arca de Cangrande I della Scala, que se encuentra colocada sobre la portada de la iglesia; el arca de Mastino II, de mediados del siglo XIV, en cuyos se encuentran las cuatro estatuas de las Virtudes; las caras de la urna están adornadas con motivos religiosos y, sobre la cubierta, se encuentra la estatua de Mastino II tumbada, velada por dos ángeles; el arca de Cansignorio, de finales del siglo XIV, que es la más ricamente decorada; y el sarcófago de Alberto I, realizado en a comienzo del siglo XIV, ricamente esculpido. En este punto, casi las dos de la tarde, decidimos hacer un alto para comer y nos dirigimos hacia el coqueto restaurante que habíamos visto mientras visitábamos el interior del Palazzo del Comune, haciendo esquina con la piazza Viviani. Nos sentamos en una mesa de la terraza exterior del CAFFÈ VIVIANI, sito en la vía Dante Alighieri, que se abre en la Piazza dei Signori frente a la estatua de este escritor italiano. Pedimos dos pintas de cerveza Moretti y dos lasagnas al forno, que habíamos visto en una mesa cercana que tenían buena pinta. De postre, pedimos dos cafés, uno americano y otro con leche. Pagamos casi veintisiete euros por la comida. Terminado el servicio, nos levantamos cuando el reloj marcaba algo más de las dos y media. Desde aquí nos dirigimos a la CASA DI ROMEO, ubicada en la vía delle Arche Scaligere. Esta es menos turística que la casa de su amada pues no había absolutamente nadie a la puerta de la supuesta casa de los Montesco, rama familiar de Romeo. Desde aquí, callejeamos un rato hasta llegar a la BASÍLICA DE SANTA ANASTASIA, una joya gótica del siglo XIV, con una magnífica doble portada coronada por frescos desvaídos del siglo XV. En el interior sobresalen las dos pilas de agua bendita, que se apoyan sobre figuras de mendigos harapientos de gran realismo y la bóveda de crucería espectacular que luce, adornada con pinturas al fresco. En el lateral izquierdo de la pequeña plaza se abre un arco que da a un pequeño patio. Sobre el arco, se encuentra ubicado un sarcófago con arquería gótica. En este mismo muro de la izquierda podemos contemplar la pequeña iglesia de San Pietro Martire, con lejanas reminiscencias del románico lombardo en las arquerías ciegas superiores de su fachada. San Pietro presenta también innumerables frescos en sus muros interiores que han ido perdiendo la frescura con el paso de los siglos. Finalizada la visita nos dirigimos por la vía Duomo a visitar la catedral de la ciudad. El DUOMO es un magnífico ejemplo del románico lombardo de finales del siglo XII existente en toda la región. Posteriormente se le añadió una nave gótica y una torre campanario renacentista que distorsiona un poco el resultado final. Destaca su espléndida portada románica finamente trabajada por uno de los maestros que levantaron San Zeno, el otro gran templo románico de la ciudad. Desde aquí nos acercamos hasta el conocido PUENTE DE PIEDRA, primer y único puente romano que queda en la ciudad. Tiene cinco arcadas. Las vistas sobre el río Adige desde el puente son espectaculares, sobre todo las de la orilla contraria con el graderío del antiguo teatro romano en el horizonte. Volvimos sobre nuestros pasos, cruzamos de nuevo el Duomo y nos dirigimos hacia la vía San Mamaso, una calle larga y estrecha en la que brilla con luz propia el Palazzo Miniscalchi, con unas bellísimas ventanas ojivales dotadas de parteluz con fuste torneado, una muy decente portada gótica y unos frescos en la fachada ya descoloridos por el paso del tiempo. Seguimos la calle hasta llegar a la Piazzeta de Santa Eufemia donde contemplamos la sencilla y humilde fachada de ladrillo rojizo de la iglesia de Santa Eufemia. Giramos a la izquierda por la vía Adua para contemplar la cara interior de la PORTA BORSARI, nombre que asumió por los “bursari”, funcionarios de aduanas que tenían la tarea de cobrar impuestos sobre las mercancías que entraban por esta puerta a la ciudad para ser vendidas. La fachada exterior de la puerta es magnífica en cuanto a su decoración y conservación. A los pies de esta misma puerta nace el Corso Cavour, donde se ubican algunos de los palacios más bellos de la ciudad, como el Palazzo Carlotti con unas espectaculares rejas en sus ventanales, el Palazzo Carnesali, el Palazzo Castellvecchio con su delicada fachada coronada por un reloj o el maravilloso PALAZZO BEVILACQUA, del siglo XVI, uno de los palacios más finos y ricos de detalles de la ciudad, con una fachada renacentista de lo mejor que ha creado este estilo. El nombre de este palacio nos trajo recuerdos de la pareja ficticia de guardia civiles Bevilacqua y Chamorro creada por el magnífico Lorenzo Silva. Justo enfrente, está la pequeña entrada que da a un minúsculo patio donde se ubica la CHIESA DI SAN LORENZO, una hermosísima iglesia románica del siglo XII poco conocida por los visitantes de la ciudad. En su interior destacan las arcadas dobles de su nave central, así como los frescos del siglo XIII que abundan en sus muros. Tiene reutilizada alguna que otra columna clásica. Otro elemento decorativo recurrente de la ciudad es la utilización de franjas rojizas de ladrillo y claras de piedra que abarcan gran parte de la totalidad de pilares y muros. Estuvimos un rato sentados en uno de sus bancos admirando lo sublime de su belleza. Avanzamos por la avenida disfrutando de palacios espectaculares a uno y otro lado hasta llegar al ARCO DEI GAVI, construcción romana del siglo I mandada levanta por la familia Gavi. Fue trasladado de su lugar de origen hasta el actual a mediados del siglo XX. Desde la plaza que se abre entre el arco y el Castellvecchio, las vistas del PONTE SCALIGERO son espléndidas con el río a sus pies. El puente, construido a mediados del siglo XIV, forma parte del antiguo castillo y de su sistema defensivo. Tres grandes arcadas construidas en ladrillo y apoyadas sobre dos torreones almenados salvan la anchura del río. El puente fue reconstruido en su totalidad después de la II Guerra Mundial pues fue volado por los alemanes durante su huida de suelo italiano. Ello obligó a dragar el río para recuperar los materiales originales con los que se construyó. El otro elemento que conforma el sistema defensivo de este punto de la ciudad es el llamado CASTELVECCHIO, construido, al igual que el puente, a mediados del siglo XIV. Posee un recinto almenado con varias torres defensivas. La puerta de acceso, así como las ventanas del patio que se abre en su interior son claramente góticas. Hoy en día existe un museo entre sus muros donde se exponen diversas colecciones de armas, esculturas y frescos románicos, pinturas góticas y renacentistas, llegando hasta el siglo XVIII. Desde aquí fuimos paseando hasta pasar por delante de la minúscula iglesia de San Zenetto, más que iglesia, un pequeño oratorio. Abandonamos la calle y nos fuimos a los jardines que corren paralelos al río, buscando un poco la sombra del arbolado porque el sol llevaba ya un rato haciéndose notar. Aquí nos encontramos con una serie de cuerdas atadas entre los árboles de las que pendían mensajes y poemas feministas escritos en cartulinas multicolores, con forma de prendas femeninas o siluetas de mujer. Eran las cinco menos cuarto cuando llegamos a la Piazza Corrubbio, muy cerca de la Basílica de San Zeno, que no abría sus puertas hasta las cinco. Por tanto, decidimos sentarnos en un pequeño bar de barrio llamado DU DE SPADE, que había en esta plaza haciendo esquina con la vía Barbarani Berto. Allí pedimos una tónica y un refresco haciendo hora para la visita al templo. Más arriba del bar había una frutería y Concha compró una pieza de fruta para comérsela en ese momento. Terminada las consumiciones nos fuimos en dirección a la BASÍLICA DE SAN ZENO MAGGIORE, pero lo hicimos bordeándola desde su cabecera hasta su portada, para poder disfrutar durante más rato la belleza del conjunto. Todos los muros exteriores, incluida la torre campanario de setenta y dos metros de altura, muestran franjas bicolores decorativas, por un lado, rojizas por los ladrillos utilizados y, por otro, claras por la piedra toba que conforma las paredes. Además, existen multitud de galerías de arquillos ciegos en los parámetros altos típicos de la decoración románica lombarda de la zona y que llegaría a extenderse por gran parte de Europa con el paso de los años. Llegamos a la taquilla y compramos dos entradas por las que pagamos cinco euros. La entrada la hicimos a través del primoroso claustro con alternancia de arquillos de medio punto románicos y ojivales de introducción al gótico. San Zeno es una de las más bellas iglesias románicas de toda Italia. La iglesia actual, de planta basilical, fue construida en la primera mitad del siglo XII sobre otras más antiguas, para albergar los restos del patrón veronés. La fachada se encuentra delimitada por la torre de la abadía a la izquierda y el esbelto campanile al fondo a la derecha. La mirada rápidamente se va al impresionante rosetón bajo el que destaca un refinado pórtico sostenido por dos delicadas columnas que descansan en sendos leones. En el tímpano destaca la figura de San Zeno triunfando sobre el mal. A la derecha del pórtico se narran episodios del Viejo Testamento, mientras que a la izquierda son los del Nuevo Testamento. El interior atrae poderosamente la atención la altura soberbia de la nave cubierta por bóveda de cañón. El altar mayor está elevado sobre la cripta abovedada del siglo X, donde descansan los restos de San Zeno. Las paredes conservan frescos pintados entre los siglos XII y XIV. De todo el contenido de la iglesia destacan fundamentalmente: las puertas de bronce que representan escenas de la vida de Jesús en ambos postigos, siendo el de la izquierda de mayor antigüedad, la Cruz Estacionaria, la pila bautismal del siglo XIII, el tríptico del altar mayor, obra de Mantegna, que muestra a la 'Virgen con el Niño entre Santos'. Finalizada la visita, nos sentamos en uno de los bancos para terminar de digerir tal cantidad de belleza. San Zeno ha sido una de las iglesias románicas más hermosas que hemos visto a lo largo de nuestros viajes. Salimos a la calle y volvimos a repasar el maravilloso pórtico y el rosetón de la fachada principal para no perdernos detalle alguno. En este punto iniciamos el camino de regreso al apartamento. El reloj marcaba las seis y media de la tarde. De vuelta a la piazza Corrubbio, nos cruzamos con la chiesa di San Procolo, adjunta a la basílica de San Zeno. Tiene también su encanto visitarla. Muestra una sola nave y parte de sus muros interiores se encuentran decorados con frescos. Llegamos a la plaza y tomamos dirección a la vía Barbarani Berto para entrar en un pequeño supermercado llamado MIGROSS MARKET a comprar algo de fiambre y una barra de pan para cenar esa noche en el apartamento y desayunar la mañana siguiente. Al rato de ir caminando nos encontramos con otra de las antiguas puertas de la ciudad murada, la Porta Palio, que recibe este nombre porque la carrera hípica que se corría antiguamente en la ciudad llamada “palio” se corría a lo largo de toda la calle que acabábamos de bajar. Llegamos al apartamento a las siete y media de la tarde. Llevábamos doce horas de caminata y ya se notaba que estábamos cansados. Nos dimos una ducha refrescante, preparamos unas infusiones mientras hacíamos hora para la cena y nos tumbamos un rato en la cama a ver la televisión. Nos fuimos rápidos a dormir porque al día siguiente teníamos que estar antes de las siete y media en la estación para dirigirnos a nuestro último destino del presente viaje. Bérgamo nos esperaba.
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