miércoles, 29 de marzo de 2017

SANTIAGO DE COMPOSTELA: VUELTA AL PARAISO

Habíamos planeado que, en vez de volver directamente desde Gondomar a Bailén, haríamos un pequeño tour por las capitales gallegas que aún no habíamos visitado: la política –Santiago– y las administrativas –A Coruña, Lugo y Orense–, con paradas intermedias en otras localidades que considerábamos interesantes para girar una visita a su abundante oferta cultural, como Ribadeo, Mondoñedo, Portomarín o Allariz. Por ello, la noche anterior dejamos el coche cargado con el equipaje y listo de gasolina para iniciar nuestro viaje sin dilación alguna. Nos levantamos muy temprano y salimos en silencio de la casa de Alfonso e Irene tratando de no despertarlos. Bajamos las escaleras y nos montamos en el coche que estaba mirando hacia la puerta de salida de la finca. No eran todavía las ocho de la mañana cuando ya rodábamos camino de la autovía que nos llevaría hasta Santiago de Compostela, donde rememoraríamos la visita que giramos a esta ciudad en 1977 con motivo de nuestro viaje de bodas. Aquí pernoctamos tres noches en el Hotel Peregrino, un cuatro estrellas situado en la avenida Rosalía de Castro, a poco más de un kilómetro del centro santiagués, del que en algún momento haré una pequeña reseña relacionada con aquel entrañable viaje. Llegamos a Santiago cuando pasaban pocos minutos de las nueve de la mañana, después de haber recorrido los ciento quince kilómetros aproximados que separan ambas localidades y abonado una cantidad cercana a los diez euros en concepto de peaje en la autopista AP-9 que habíamos tomado con la intención de hacer el viaje más corto y cómodo. Una vez en Santiago callejeamos un rato hasta llegar a la Plaza de Galicia donde dejamos el coche en el Interparking Plaza Galicia. Una vez que salimos a la calle, lo primero que hicimos fue buscar un establecimiento donde poder desayunar, pues aún no lo habíamos hecho. Para ello, nos dirigimos al CAFÉ BAR EL MUELLE situado en la misma plaza donde habíamos aparcado el coche, nos sentamos en una mesa del interior y pedimos un café con leche, una infusión para Concha y churros para los dos.

Con las fuerzas renovadas salimos del café y nos dispusimos a comenzar la visita a la ciudad de la que tan buenos recuerdos teníamos. Giramos a la derecha, atravesamos la plaza de Fuenterrabía hasta llegar a a la plaza do Toural, donde se ubica la FUNDACIÓN ENRIQUE GRANELL, en el Palacio de Bendaña, del siglo XVIII, con grandes balcones con barandas de hierro de gran valor artístico. La fachada está coronada por una estatua que representa a Atlas soportando una pesada bola del mundo sobre sus hombros. Dice la maledicencia compostelana que este personaje podrá descansar y dejar caer su pesada carga cuando por debajo de él pase una doncella virgen o un estudiante que nunca haya suspendido ninguna asignatura. En el centro de la misma plaza vimos una fuente que tiene una historia un tanto siniestra. Según consta en las actas del Concello, fue solicitada por los ciudadanos alrededor de 1584 e instalada finalmente en 1820, es decir, con casi trescientos años de retraso, la burocracia también iba lenta en aquellos tiempos. El motivo de dicho retraso fue que no había agua que alimentase la futura fuente. El agua llegaba canalizada hasta en el edificio de la inquisición, situado en el solar que hoy ocupa el Hotel Compostela, a unos 200 metros en línea recta. Hubo que esperar hasta que la inquisición fuera abolida, su edificio pujado y su agua reconducida para uso público para que se pudiese llevar a cabo la obra. El agua que pasó a alimentar esa fuente fue la que bebían los condenados por sabe Dios qué inventados crímenes en aquella tenebrosa y oscura época de nuestra historia. Hay otra historia que circula relacionada con esta fuente y el ánfora que la corona. La primera versión de la fuente mostraba un busto del dios Marte. Pero entonces alguien empezó a decir que se parecía al General Quiroga, que era un liberal proscrito, por lo que se hizo un cambio apresurado del dios por el ánfora. Seguimos por la rúa Nova hasta la iglesia de María Salomé y la antigua casa pazo de los Fonseca. La IGLESIA DE SANTA MARÍA SALOMÉ es una de las muchas iglesias que mandó construir el arzobispo Xelmírez en el siglo XII, época de la que únicamente conserva la portada y algunos pequeños detalles más. Es la única iglesia española dedicada a la madre del Apóstol Santiago y San Juan Evangelista. Sobre la clave de la triple arquivolta destaca una imagen sedente de la Virgen del siglo XIV y a ambos lados las estatuas de la Virgen –en estado de gestación–y el ángel de la Anunciación, pertenecientes  a un grupo escultórico del siglo XV. La torre barroca, construida en el siglo XVIII, es claro ejemplo de la popularidad alcanzada por el modelo de campanario de la iglesia de San Fiz de Solovio. Por otro lado, de la ANTIGUA CASA-PAZO DE LOS FONSECA sólo se conserva el primer cuerpo formado por las cuatro arcadas de dicho estilo en la planta baja. Sobresalen sobre las uniones de los arcos los medallones que representan de izquierda a derecha a Pierres, Lucrecia y Paris. En los extremos también se conservan dos tritones sosteniendo unos escudos en los que se puede ver el blasón de los Fonseca. Continuamos el paseo por esta misma calle hasta pasar por delante de la CASA DAS POMAS, que por la serie de frutas esculpidas en los extremos de la fachada y que cuelgan desde una concha situada en la parte superior. Continuamos hasta el final de la calle donde giramos a la derecha por la rúa de Xelmírez hasta llegar al MERCADO DE ABASTOS, construido en el año 1941, pero para hablar de la historia del Mercado tenemos que hablar de su predecesor, el Mercado de la Ciudad. Es importante porque era la primera vez que se les daba techo a los distintos y dispersos mercados existentes en la Compostela de aquel entonces. Paseamos tranquilamente entre los puestos observando la amplia oferta culinaria de los mismos, así como los numerosos cafés y bares que se encontraban repletos a esa temprana hora de la mañana. En un lateral del mercado se encuentra la IGLESIA DE SAN FIZ DE SOLOVIO, que es el templo compostelano de raíces más antiguas. De acuerdo con la tradición, allí moraba el ermitaño Paio, descubridor de las reliquias del Apóstol, a las que fue conducido por luces celestiales. La capilla altomedieval fue destruida por Almanzor y reconstruida por el obispo Xelmírez en el siglo XII. De hecho, el Códice Calixtino la menciona ya entre las diez iglesias que tenía Compostela en esa época. Sólo la portada es románica. El tímpano policromado que representa en relieve la Adoración de los Magos fue realizado en 1316; la torre y el resto de la iglesia actual son obra del siglo XVIII cuando se amplía el recinto considerablemente y se construye un nuevo campanario con una factura que sería muy imitada en Galicia en los años posteriores. Cerrando el mercado por el lado contrario a San Fiz, era visible el CONVENTO E IGLESIA DE SANTO AGOSTIÑO, cuya fachada e interior se encontraban en proceso de restauración y estaban cubiertos de andamios. Es una construcción de mediados del siglo XVII. En la fachada de estilo neoclásico se halla una imagen de la Virgen de la Cerca, así llamada por haber estado colocada en un nicho de la antigua muralla. El proyecto inicial contaba con dos torres: la de la derecha nunca fue terminada y la de la izquierda fue destruida por un rayo en 1788. El convento fue abandonado en la época de la exclaustración, dedicándose a diversos usos. En la actualidad está ocupado por los jesuitas y funciona como colegio mayor universitario. Cruzamos la plaza de San Agustín y giramos por la rúa do Preguntoiro hasta llegar a la plaza de Feijóo desde donde se ve la estrecha fachada de la iglesia del MONASTERIO DE SAN PEIO DE ANTEALTARES, presidida por un bello relieve de la Sagrada Familia huyendo a Egipto. Estaba abierta y pasamos dentro. El interior, de una sola nave, presentaba pequeños altares con una sobrecargada decoración barroca. Tras la breve visita, continuamos por la rúa da Conga hasta llegar a la inmensa praza de Quintana. Desde aquí la vista de la torre y de la fachada lateral de la catedral es todo un espectáculo. La plaza tiene unas dimensiones colosales, toda ella unificada en el gris oscuro del granito que domina la totalidad del espacio. La plaza tiene dos nombres, la parte de abajo más cercana a la Casa da Conga, se denomina Praza de Quintana de Mortos porque fue utilizada como cementerio hasta 1780, mientras que la zona que queda más cercana a la Casa da Parra se nombra Praza de Quintana de Vivos. Es a esta plaza también donde viene a morir el majestuoso ábside románico de la catedral, cuya visión está dificultada por extenso muro que circunda toda la catedral en esta zona. Si miramos a la catedral, el edificio que cierra la plaza a nuestra izquierda es la llamada CASA DA CONGA. Se trata de un edificio barroco del siglo XVIII construido para vivienda de los canónigos de la catedral. Se estructura como un bloque de cuatro casas con un vistoso pórtico corrido que une las cuatro edificaciones. Es de estilo muy clasicista en contraste con la Casa da Parra situada en la parte superior de la plaza. En la actualidad es sede de Campus Stellae, institución que desarrolla el centro de postgrado Instituto Europeo, el Espacio de Arte y centro coworking, así como una oficina privada de atención al peregrino. El resto está ocupado por comercios, restaurantes, bares y cafeterías. A nuestra espalda quedaría el larguísimo y sobrio muro del MONASTERIO DE SAN PAIO DE ANTEALTARES, fundado en el siglo IX por Alfonso II con doce monjes benedictinos, para que cuidaran y dieran culto al recientemente aparecido sepulcro del Apóstol Santiago. La actual construcción pertenece casi en su totalidad a los siglos XVII y XVIII, ya que la primitiva fue derrumbada. En el centro de este muro, una lápida recuerda la formación del Batallón Literario organizado por los universitarios compostelanos para defensa de Galicia contra las Tropas de Napoleón. Tras la marcha de los monjes benedictinos en 1499, el monasterio fue ocupado por monjas de clausura. El convento se dedicó a San Paio que, siendo niño, fuera martirizado en Córdoba. Su imagen degollada preside la fachada del templo. Y a nuestra derecha nos encontramos con la CASA DA PARRA, con una bonita decoración a base de racimos que enmarcan las puertas inferior y superior del lado derecho, así como las ménsulas labradas en la parte inferior del balcón y la monumental chimenea. En la actualidad funciona como sala de exposiciones. Por último, frente a nosotros queda la catedral, con varios elementos muy significativos. Uno de ellos, la TORRE DEL RELOJ, que recibe el nombre popular de ‘Berenguela’ porque fue el arzobispo Berenguel de Landoira quien acabó su construcción en el s. XIV. Entonces era un robusto cubo defensivo coronado de almenas cuya altura no superaba la posición actual del reloj. A finales del siglo XVII, la torre se convirtió en una de las más hermosas de Europa: sobre el cubo gótico original instaló un primer cuerpo cuadrado perforado de pórticos, y sobre él un cuerpo octogonal rematado con una linterna, que se enciende durante los Años Santos para indicar el rumbo a los peregrinos. Baldaquinos y torretas completan la ascensión con decoración de motivos jacobeos y formas vegetales. A continuación de la torre, sobre un gran lienzo de muro nos encontramos con la CABECERA del templo y la llamada PUERTA SANTA. La cabecera románica de la Catedral se oculta en la Plaza de la Quintana detrás de un largo muro barroco coronado de pináculos. Junto a la torre se encuentra la denominada Puerta Real, aunque el centro de los peregrinos está en la PUERTA SANTA, que desde el siglo XVI conduce directamente al deambulatorio y a las reliquias apostólicas. Sólo se abre con ocasión del Año Santo, celebrado cada vez que el día de Santiago (25 de julio) cae en domingo. Traspasarla, cumpliendo las condiciones de confesión y comunión, hace ganar a los fieles el Jubileo. El lienzo de la Puerta Santa está enmarcado por las 24 estatuas recuperadas del coro de piedra románico del Maestro Mateo, desmontado en el siglo XVI. En este momento convendría hacer un breve comentario sobre una leyenda llamada SOMBRA DEL PEREGRINO que tiene lugar en esta hermosa plaza de Quintana. Al caer la noche, cuando se enciende el alumbrado de la plaza, se proyecta la sombra de un peregrino sobre la pared de la Catedral, en la esquina derecha de la llamada Puerta Real. Dicen los mayores que pertenece a un sacerdote que mantenía relaciones con una religiosa del cercano convento de San Paio y que todas las noches se reunía con ella cruzando un pasadizo existente bajo la escalinata de la plaza y que unía la Catedral al convento. Después de algún tiempo el sacerdote propuso a la religiosa escaparse juntos para vivir su amor libremente. Se citaron al anochecer y el clérigo se disfrazó de peregrino para no llamar la atención y la esperó pacientemente, pero ella, nadie sabe porqué, no acudió a la cita. Y desde entonces, al caer la noche, el clérigo sigue acudiendo puntualmente a la cita. 

Abandonamos la plaza para dirigirnos a la PUERTA DE LAS PLATERÍAS, que es la única fachada románica que conserva la Catedral, comprimida entre el lienzo del claustro y la Torre del Reloj. Data de finales  del siglo XI y comienzos del XII y se atribuye al maestro Esteban. Este portal fue siempre el más ‘urbano’ de la basílica medieval, ya que daba salida a los peregrinos hacia las calles principales de la ciudad cuando el Obradoiro era todavía un lodazal. Tras sufrir un incendio, fue reconstruida pero ya no consiguió alcanzar su esplendor inicial. La iconografía fue reconstruida pocos años más tarde, y en los siglos siguientes se le añadieron figuras románicas procedentes de la puerta norte de la Catedral, para crear un conjunto que hoy sorprende por su abundancia... y por su desorden. Por ello, no es de extrañar que en el friso, por ejemplo, convivan apóstoles, ángeles, signos zodiacales y representaciones del Pecado como la sirena o el centauro. Por esta puerta entramos al interior de la catedral sin abonar entrada alguna, cosa que nos sorprendió gratamente. El espacio interior de la Catedral de Santiago se organiza sobre la tradicional planta de cruz latina con tres naves por brazo teniendo el honor de ser el mayor templo románico de España. La nave central está cubierta por una bóveda de cañón y las laterales por bóvedas de arista. El triforio que recorre prácticamente todo el contorno del templo le otorga a las naves una esbeltez y una claridad inusuales en otros templos románicos de la época. A ello contribuye la enorme cristalera de su fachada principal. El altar mayor –que se encontraba parcialmente cubierto por las obras de restauración que se estaban llevando a cabo–, da muestra de la fastuosa intervención de la arquitectura barroca en la Catedral románica. El actual altar, de corte barroco, está presidido por Santiago en hábito de peregrino, sobre el que se colocó el espectacular baldaquín sostenido por ángeles y coronado por la efigie ecuestre del Apóstol y el escudo de España. Había pocos fieles y turistas dentro de la catedral en ese momento. Así que, una vez visitadas las diferentes capillas que se abren tanto en los brazos de la nave como en la girola del templo, cumplimos con la tradición y nos encaminamos hacia las escaleras que dan acceso al camarín donde, por un lado, abrazamos la escultura de apóstol Santiago sedente con esclavina de peregrino, figura románica del siglo XIII, y por otro, pudimos admirar la belleza de la nave principal. Seguidamente, continuando con la tradición, bajamos a la cripta para visitar las reliquias del Apóstol Santiago y sus discípulos Atanasio y Teodoro en el pequeño mausoleo subterráneo. 

Completada la visita, volvimos a salir por la Puerta de las Platerías, desde cuyas gradas se puede admirar la fachada de la CASA DO CABILDO construida con una función puramente teatral, la de cerrar la plaza que se abre entre la puerta de la catedral y esta casa. A la izquierda, al inicio de la rúa do Vilar, se encuentra la CASA DO DEÁN, construida a mediados del siglo XVIII. Presenta una fachada con una decoración exuberante alrededor de la puerta principal, presidida por una concha de peregrino. En ella solían hospedarse los obispos forasteros que visitaban Compostela, siendo destinada con posterioridad al uso de los deanes de la Catedral. Desde aquí avanzamos por la rúa de Fonseca y giramos a la derecha para tomar la rúa do Franco hasta llegar a la inmensa explanada que ocupa la actual PLAZA DO OBRADOIRO, cuyo nombre gallego parece derivarse de los talleres de canteros que trabajaron en la construcción de la fachada barroca de la Catedral, que domina la plaza y da la bienvenida a los miles de peregrinos que llegan por el Camino de Santiago. Toda la plaza en sí es un manual de historia del arte de los últimos setecientos años: la imponente fachada principal de la catedral y el lienzo del claustro, el Hostal de los Reyes Católicos, hoy parador de turismo y antes hospital de peregrinos, el Colegio de San Xerome, sede del rectorado de la universidad, y el Palacio de Raxoi, sede del Ayuntamiento de Santiago, no son más que una representación de los principales polos de la vida de la capital gallega: la religión, la educación universitaria, la atención al peregrino y al viajero, y la administración pública. La FACHADA de la catedral y la PUERTA DEL OBRADOIRO es la estampa más fotografiada de la ciudad de Santiago. Fue una pena no poder contemplarla en su totalidad ya que se encontraba prácticamente cubierta de andamios debido a un proceso de restauración y limpieza de la piedra que se estaba llevando a cabo. Las dos torres, de mediados del siglo XVIII, se elevan hasta los setenta y cuatro metros de altura, flanqueando un gran retablo espejo conseguido por la presencia de las mayores vidrieras que se habían visto en la Europa anterior a la Revolución Industrial. A la derecha de esta fachada catedralicia se encuentra el COLEGIO DE SAN XEROME, establecido por el arzobispo Fonseca III para estudiantes pobres. El edificio fue reedificado, aunque en su entrada se instaló la portada románico-gótica del antiguo colegio. En el centro de la arquivolta figura la Virgen con el Niño rodeada de numerosos santos. El tímpano está presidido por la Inmaculada. Sobre la portada encontramos el escudo del fundador, el arzobispo Fonseca. En la actualidad alberga el Rectorado de la Universidad. Frente a la catedral se levanta el majestuoso PAZO DE RAXOI, mandado construir por el arzobispo Raxoi en 1766, para residencia de los niños del coro y seminario. La larga fachada abierta con un elegante soportal dota al edificio de una marcada horizontalidad. En el centro de la fachada puede verse un frontón con un relieve en mármol, en el que se representa la batalla de Clavijo, coronado por la estatua ecuestre de Santiago. En la actualidad es sede del Ayuntamiento compostelano. El lado izquierdo frente a la catedral lo ocupa el HOSTAL DOS REIS CATÓLICOS, mandado construir por los Reyes Católicos en 1501 para atender a los enfermos y peregrinos del divino Xacobe, según se puede leer en la inscripción latina que recorre el friso superior de la portada. El proyecto de las obras se debe al arquitecto real Enrique Egas. Delante de la fachada podemos ver una fuerte cadena del siglo XVI sostenida por pilares esmeradamente tallados que delimita la propiedad del hospital y que tiene su origen en las disputas de propiedad entre el Ayuntamiento y las autoridades del Hospital. Cuenta con una hermosa portada plateresca en la que alternan figuras de santos y apóstoles. Sobre el friso, en el cuerpo superior se abre la ventana del Aposento Real, reservado para hospedar a los monarcas cuando acudieran a Compostela. Por último, apoyado en el costado izquierda de la fachada del Obradoiro se encuentra el PAZO DE XELMÍREZ, Palacio Episcopal mandado construir por el arzobispo Diego Xelmírez. Desde aquí, avanzamos por la rúa de San Francisco hasta llegar al templo del mismo nombre. El CONVENTO E IGLESIA DE SAN FRANCISCO fue fundado por el propio San Francisco de Asís en su visita a Santiago de Compostela en 1214. Sin embargo, del edificio original se conservan escasamente cinco arcos góticos del claustro. El actual templo barroco se construyó entre a mediados del siglo XVIII y es de gran simplicidad y pureza formal. Posteriormente una reforma neoclásica retocó la fachada, que cuenta con una imagen de San Francisco. En el atrio destaca el Monumento a San Francisco, concebido como un gigantesco cruceiro por el escultor de Cambados Francisco Asorey, cuya casa taller habíamos contemplado en la visita que giramos a esta bella ciudad gallega.

En este punto, volvimos sobre nuestros pasos para llegar de nuevo a la Plaza del Obradoiro y atravesamos el pasadizo existente bajo el Pazo de Xelmírez para salir a la Plaza de la Inmaculada, aunque es conocida popularmente por el nombre de Azabachería, debido a la tradicional presencia de talleres dedicados al azabache. Resultó muy agradable escuchar a un músico callejero que tocaba su violín para los viandantes en la acústica perfecta del pasadizo. La AZABACHERÍA es también el nombre que recibe la puerta que se abre en este costado de la catedral. Un incendio y la posterior construcción de la nueva fachada barroca desplazaron muchas piezas originales hacia la fachada de Platerías. Fue construida a mediados del siglo XVIII y en ella conviven los estilos barroco y neoclásico. En la cima del frontón se eleva la figura del Apóstol. A nuestras espaldas, al otro lado del coqueto jardín existente en la plaza, se elevaba la fachada del MONASTERIO DE SAN MARTIÑO PINARIO, realizada con gran sencillez y frialdad de líneas. Una gran escalinata da acceso a la portada enmarcada por severas columnas dóricas, presidida por una escultura de San Bieito, rematando la estructura un escudo de España entre vieiras y la figura de San Martiño de Tours.

A eso de las doce y media subíamos la rúa de la Azabachería en dirección a la Plaza de Cervantes. Aquí se encuentra la diminuta IGLESIA DE SAN BIEITO DO CAMPO, que fue levantada sobre unas antiguas dependencias del siglo X que ya fueran reconstruidas en el siglo XII por el arzobispo Xelmírez. La iglesia, a pesar de la sobriedad y la pureza de líneas y dentro de su pequeño tamaño, conserva un cierto aspecto monumental acentuado por su aislamiento en la plaza. Presenta una única torre central y una sola nave con capillas laterales. No pudimos ver su interior porque se encontraba cerrada. Ya íbamos un poco cansados por lo que decidimos hacer un alto en nuestra caminata mañanera y nos adentramos en DAMAJUANA, un bar de tapas situado en el número cinco de la mencionada calle Azabachería. Pasamos al salón del fondo, decorado con un estilo muy sobrio pero exquisito y nos sentamos en uno de sus veladores. Allí pedimos un par de cervezas frescas que vinieron acompañadas por unos pinchos de tortilla de patatas muy rica. Mi cerveza desapareció muy rápida y pedí un segundo tercio que trajeron con una tapita de pulpo a feira, que nos sirvió para calmar nuestros cansados cuerpos y saciar parcialmente los primeros avisos de nuestros estómagos. Después de abonar seis euros por las consumiciones, salimos de nuevo a la calle y nos dirigimos hacia la rúa da Algalia de Arriba hasta llegar a la conocida como CASA GÓTICA, edificio también conocido como Casa do Rei Don Pedro. Es una muestra de la arquitectura civil compostelana del siglo XIV. De la primitiva construcción conserva en la parte baja de la fachada principal la puerta de entrada y una ventana con arcos apuntados. En el primer piso, vemos otra ventana con tracería dentro de un arco apuntado decorado. En su interior se encuentran los Servicios administrativos del Museo das Peregrinacións. Casi enfrente, en un pequeño ensanche de la calle pudimos ver la fachada de la IGLESIA DE SAN MIGUEL DOS AGROS, construcción del siglo XVIII sin mérito artístico especial. Cuatro pilastras jónicas acanaladas en un gran óculo central animan esta desnuda obra arquitectónica. Y justo al lado se encuentra la IGLESIA DEL MONASTERIO DE SAN MARTIÑO, de la que solo pudimos ver su hermosa fachada plateresca y un lateral. Presiden en la parte central, entre la puerta y el óculo, la Virgen, San Bieito y San Bernardo, mientras que en el frontón que corona la portada está San Martiño repartiendo su capa con un pobre. Las torres se levantan sólo hasta la altura de la fachada, debido a la oposición del cabildo catedralicio, temeroso de que la basílica perdiese visibilidad. Para vencer el desnivel del terreno se construyó la hermosa escalera de acceso a la puerta, sin duda inspirada en la que da acceso a la Catedral desde la fachada del Obradoiro. Desde este punto iniciamos el camino de regreso hacia el coche tomando la rúa da Troia donde nos detuvimos a visitar la CASA MUSEO DE LA TROIA, un pequeño museo que recrea el ambiente estudiantil de la afamada pensión regentada por 'Doña Generosa' en Santiago de Compostela a finales del siglo XIX, e inmortalizada por el escritor Alejandro Pérez Lugín en su novela 'La Casa de la Troya'. Consta de tres plantas y un pequeño ático que remata la casa. La entrada está formada por un zaguán o zona de paso y desde este lugar, la casa se divide en dos zonas bien diferenciadas: la vivienda propiamente dicha y las caballerizas. Desde allí llegamos a la Plaza de Quintana, volvimos a pasar por delante de la Puerta de las Platerías de la catedral, cuya belleza nos hizo volver de nuevo la mirada para contemplarla una vez más. Otra vez la visión de la rúa do Vilar nos rememoraba tiempos pasados que solo se conservaban en nuestra memoria. La recorrimos en su totalidad hasta llegar al PARQUE DA ALAMEDA porque queríamos plasmar un nuevo encuentro con don Ramón María del Valle-Inclán, cuya escultura nos esperaba sentada en uno de los bancos del parque mirando incansable la cubierta fachada del Obradoiro a causa de las obras de restauración que se estaban llevando a cabo en la misma. Valle-Inclán fue un poeta, novelista, autor teatral, que formó parte del modernismo literario español y de su ‘Generación del 98’. Del modernismo pasó a reflejar la grotesca realidad de la sociedad española mediante personajes trágicos y sarcásticos en sus dramas. Esa estética se conoce como ‘esperpento’ y es este escrito gallego su creador. La ESTATUA DE VALLE INCLÁN se encuentra sentada en un banco del parque esperando que lleguen los paseantes y le susurren sus íntimas cuitas. Es una escultura de bulto redondo hecha en bronce. El banco donde se encuentra lleva la leyenda 'A Don Ramón María del Valle-Inclán. 1866-1936'. 'A Universidade e Concello de Compostela. Santiago 5 de xaneiro 1999'. De vuelta ya hacia el aparcamiento nos cruzamos con otra interesante escultura que había en estos jardines, muy cercana a la fachada del IES Rosalía de Castro. La escultura en bronce, obra de César Lombera, llamada AS DUAS MARÍAS, guarda una triste historia que creemos que hay que mantener viva para evitar su olvido. Corelia y Maruja Fandiño, personajes reales, hermanas populares de Santiago en la segunda mitad del siglo XX, asiduas paseantes de La Alameda a las dos de la tarde, notables por su manera de vestir, impropia para su época. También son conocidas como “Las Dos en Punto” porque siempre salían a pasear a esa hora. Nacieron en una familia obrera de 11 hermanos, tres de ellos destacados miembros de la CNT. Tras el estallido de la Guerra Civil, asesinan a uno de ellos mientras que los otros dos consiguen huir. La pesadilla para las hermanas comenzó cuando los falangistas trataron de utilizar a la familia para averiguar su paradero. A horas intempestivas de la noche, llegaban a la casa de los Fandiño, registraban y desbarataban la vivienda, desnudaban en la vía pública a las hermanas para humillarlas y las subían al monte Pedroso de Santiago. Con cierto regusto amargo abandonamos el Parque de la Alameda para dirigirnos hacia la Plaza de Galicia donde teníamos a resguardo el coche. Abonamos los casi diez euros que nos pidieron y, pasadas las una y media, abandonamos Santiago en dirección a La Coruña donde íbamos a dormir esa noche. 

Dejábamos en el debe otra visita a la ciudad una vez que la fachada del Obradoiro y el Pórtico de la Gloria estuvieran libres de andamios y lonas para poder disfrutarlos en toda su magnitud.  

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