Iglesia de Santiago |
Era
la tercera vez que visitábamos Carrión de los Condes. Y era casi una necesidad
volver porque las dos veces anteriores -una con Nacho y Chus allá en los
comienzos de los años noventa; y otra con Carlos y Víctor, en uno de los últimos
viajes que hicimos juntos los cuatro a finales de los noventa- nos habíamos ido
sin haber tomado una sola foto o grabación de vídeo. ¡Y en mi mente se
rebobinaba una y otra vez la magnificencia de del friso románico de la fachada
de la iglesia de Santiago! Por eso,
cuando planificamos el viaje a Castilla-La Mancha y Aragón para finalizarlo en
Galicia, vimos que pernoctar en Carrión era una idea magnífica ya que nos cogía
casi a mitad de camino entre Zaragoza y Gondomar. Así que buscamos un albergue
de peregrinos para dormir y así aprovechar la tarde en rememorar visitas
pasadas. Como ya dijimos en otra entrada de este blog, salimos temprano de
Zaragoza en dirección a Frómista donde haríamos nuestra primera parada. Desde
allí, después de atravesar Villalcázar de Sirga y su monumental iglesia de
Santa María la Blanca, recorrimos los escasos quince kilómetros que separan
Frómista de Carrión de los Condes.
Diligente el navegador nos llevó a la Plaza
de los Regentes donde se encuentra el hostal Santiago, modesto albergue de
peregrinos pero que está a menos de cien metros de la iglesia del mismo nombre.
La habitación que nos ofrecieron era bastante amplia, con un luminoso balcón
que daba a la plaza y un baño de medidas muy generosas y
Iglesia de Santiago |
completo. Dejamos las maletas
en la habitación, descansamos un poco y nos echamos a la calle poco después de
las cinco de la tarde para iniciar la interesante visita que nos aguardaba.
Recorrimos en menos de un minuto la distancia que nos separaba de la Plaza
Mayor y la iglesia de Santiago, atravesando un arco gótico que se encuentra
adosado al templo, hoy desacralizado. La IGLESIA DE SANTIAGO fue
edificada en el siglo XII. Formó parte de un desaparecido conjunto monástico,
con un cercano hospital de peregrinos. De forma especial destaca en el edificio
su fachada occidental, formada por una puerta de arco de medio punto, con una
arquivolta figurada, en la que aparecen los oficios medievales de Carrión que
tanta importancia tuvieron en la Edad Media. Esta arquivolta descanso sobre dos
columnas, una a cada lado, muy decoradas coronadas por sendos capiteles que
simbolizan la escatológica situación de las almas atrapadas como consecuencia
de sus pecados y por ello imposibilitadas para acceder al cielo. El capitel
de la izquierda simbolizaría el Bien, en él se puede ver un león con las
fauces abiertas, símbolo del demonio que trata de acceder al Alma de un Justo
que es protegido por dos personajes que con una mano ahuyentan al maligno. El capitel
de la derecha simbolizaría el Mal, el castigo al pecador, que tras ser
enterrado, su cuerpo es sacado del sepulcro, dejándolo desnudo, como símbolo de
vergüenza, e indefenso ante dos perros que lo morderán continuamente, pero sin
Iglesia de Santiago |
devorarlo, simbolizando así la tortura constante. El friso de la parte superior
representa la Jerusalén Celeste, con los Apóstoles y Cristo como Juez del Mundo
en el final de los tiempos. Centra el friso Cristo Majestad, como Juez del
Mundo, con el Libro de la Vida o de la Verdad cerrado, porque el juicio aun no
ha comenzado, y los Cuatro Evangelistas en su forma antropomórfica: Mateo el
ángel, Marcos el león, Lucas el toro y San Juan el águila. A ambos lados del
Cristo se desarrolla un apostolado, seis a cada lado, conservándose mejor el de
la izquierda. Bajo el friso se encuentra una moldura de ajedrezado jaqués muy
típico del arte románico. Desde 1993 la
iglesia de Santiago alberga un Museo de Arte Sacro, donde se conservan
piezas procedentes en otras iglesias de la zona. Casi frente por frente a este
templo se abre la majestuosa Plaza Mayor, cerrada en su fondo por el edificio
del AYUNTAMIENTO,
Ayuntamiento |
construido en 1868. La fachada es sencilla con grandes
ventanas y balcones y se encuentra rematada por un reloj con campanario. Desde
aquí tomamos la calle Santa María para encontrarnos a los pocos metros, en la
plazuela del Marqués de Santillana, con el TEATRO SARABIA, construido en
1925. Se trata de un teatro de tipo burgués del siglo XIX, con patio de
butacas, palcos y galerías. Actualmente es uno de los edificios culturales de
mayor prestigio de la provincia. Al otro extremo de la plazuela se puede
admirar la CASA NATAL DEL MARQUÉS DE SANTILLANA, que aún conserva en su
fachada el escudo familiar de los Mendoza y una arcada de piedra a la vista
tras la restauración efectuada con motivo del VI Centenario de su nacimiento.
Avanzamos por la calle Santa María hasta llegar a la IGLESIA DE SANTA MARÍA
DEL CAMINO, con un espectacular atrio cubierto y una portada y un friso
románico maravillosos, aunque peor
Casa del Marqués de Santillana |
conservado que el existente en la iglesia de
Santiago. Esta iglesia fue construida a mediados del siglo XII. Desde su
construcción, se dedicó a la Virgen de las Victorias. Se le da el
título de las Victorias en alusión a la derrota sufrida por los musulmanes,
cuando llegaron a Carrión a cobrar el “Tributo de las Cien Doncellas”. Los
cristianos del rey Mauregato, tenían que pagar a Miramamolín con cien muchachas,
correspondiendo a Carrión la entrega de cuatro. Al salir de la localidad las
muchachas pidieron permiso para despedirse de la Virgen, que al oír sus rezos,
hizo aparecer cuatro toros, que pusieron en fuga a los musulmanes, dejando
libres a las muchachas. Más tarde, se llamó de Santa María del
Camino por estar al lado de la ruta jacobea, y desde entonces se conoce
con ambos nombres. La portada meridional, cubierta por un amplio atrio
porticado, podemos admirar unos capiteles historiados que parecen hacer alusión
al célebre tributo de las cien doncellas. En los capiteles del lado izquierdo
aparecen unos hombres barbados, quizá los moros, y unas mujeres, quizá las
doncellas. La entrada
Iglesia de Sta. María del Camino |
está flanqueada por cuatro ménsulas con forma de rudas
cabezas de toro. El friso situado sobre la puerta representa el ciclo completo
de la Epifanía. A la salida de la iglesia, muy cerca del único ábside lateral visible
-el otro está tapado por un edificio anexo, se encuentra una escultura en
bronce dedicada al apóstol Santiago en su representación de peregrino, creada
por el escultor Carlos Díez Galán y colocada en su actual ubicación en 2005. Continuamos
nuestro agradable paseo por las coquetas calles de Carrión de los Condes para
llegar al REAL MONASTERIO DE SANTA CLARA,
sito en la calle del mismo nombre. Fue fundado en 1231 por dos
discípulas directas de Santa Clara e inaugurado en 1260, por lo que es uno de
los monasterios de clarisas más antiguos de España. Se accede al mismo a través
de un amplio portón que conduce a un relajante patio donde el rumor del agua
que mana de una pequeña fuente es lo único que altera la paz y tranquilidad que
en él se respira. Es el llamado Pozo de la Salud o de los Peregrinos, así
llamado porque servía para calmar la sed de
Santiago Peregrino |
los peregrinos a Santiago de
Compostela, aunque también proporcionaba agua a las personas que vivían
alrededor del patio. Tradicionalmente se considera que está exactamente en el
centro del Camino de Santiago. No pasamos al museo que alberga este monasterio
porque íbamos escasos de tiempo y sí lo hicimos a la IGLESIA DE SANTA CLARA,
adosada al mismo y construida dentro del más puro estilo del Renacimiento
clásico. Dentro de las numerosas obras de arte que tiene en su interior,
destacan un “Cristo Crucificado” y una “Virgen de la Piedad”,
obras del escultor barroco Gregorio Fernández. Tras la reja que separa la
iglesia del coro se encuentra un monumental panel bellamente decorado con
azulejos de Talavera de la Reina de excelente factura. Allí pudimos contemplar
a dos monjas, ya mayores, que se encontraban muy concentradas rezando. Desandamos
el camino realizado y volvimos de nuevo a la Plaza Mayor. Ni que decir tiene
que alguna que otra mirada furtiva se nos escapaba en dirección a la portada y
el friso de la iglesia de Santiago. Bajamos por la calle Enrique Fuentes
Quintana, antiguo ministro de Economía en el gobierno de Adolfo Suárez nacido
en Carrión de los Condes, en dirección al río que baja plácidamente entre una
espesa arboleda. El paisaje es idílico. Desde allí teníamos
Monasterio de Sta. Clara. Patio |
intención de
dirigirnos a visitar el REAL MONASTERIO DE SAN ZOILO, visita que no
pudimos completar por dos motivos: estaba cerrado, dada la hora que era -mas de
las siete de la tarde- y Concha ya se encontraba muy cansada del largo día que
llevábamos. Así que decidimos que ella se quedaría en un banco en la zona del
río y yo me acercaría a ver qué posibilidades había de llevar a cabo la visita.
Por el camino pude contemplar el nuevo convento de las Carmelitas Descalzas,
muy cerca de San Zoilo, donde vivió y murió una de sus monjas más reconocidas,
Francisca Javiera del Valle. Al llegar al monasterio pude comprobar que gran
parte de su edificación hoy forma parte de un hotel de lujo. Allí me informaron
que el monasterio estaba cerrado y que abría sus puertas a partir de las diez
de la mañana, horario que no nos convenía ya que queríamos salir temprano de
Carrión de los Condes camino de Gondomar. Otra vez sería. De vuelta al río, nos
encaminamos hacia
Cristo. G. Fernández |
la Plaza Mayor donde nos sentamos en el Bar Carmen en
una mesa que había en una esquina de la misma plaza. Dada la hora que era y que
el último bocado lo habíamos dado en Frómista, pedimos un bocadillo de chorizo
para los dos con una cerveza y un refresco. La anécdota vino al traer el
camarero el bocadillo: nosotros creíamos que sería chorizo a la parrilla y lo
que traía el pan eran en realidad unas rodajas de chorizo. Bueno, no le hicimos
asco y allí sentados, con la iglesia de Santiago frente a nuestros ojos,
estuvimos un largo rato descansando y reponiendo fuerzas. Ya era tarde para
acercarse al otro extremo del pueblo y poder visitar las iglesias de San Julián
y San Andrés, el palacio gótico, el santuario de Nuestra Señora de Belén y el
monasterio ya señalado de San Zoilo. Así que decidimos retirarnos a descansar,
no sin antes haber tomado algo para cenar y recordábamos que cerca del
monasterio de Santa Clara habíamos vistos un par de bares y restaurantes llenos
de peregrinos cenando y eso nos dio confianza para probar fortuna en alguno de
ellos. Probamos primero en el Restaurante La Corte, pero estaba
completo. Así que continuamos bajando hacia Santa Clara hasta el Bar La
Parada, donde varios grupos de peregrinos, cuyas bicicletas se encontraban
apoyadas en los muros de las casas contiguas, daban buena cuenta de las viandas
que había en los platos. Había refrescado un poco y por ello declinamos
sentarnos en la terraza y optamos por hacer en el interior del bar que en ese
momento se encontraba vacío. El camarero nos ofreció la exigua oferta para
comer, aunque a precios muy reducidos. Pedimos vino tinto y un par de cervezas mientras
nos traía dos contundentes y apetitosos platos, uno de albóndigas en salsa de
tomate y otro de
Río Carrión |
lasaña de carne, todo ello con abundante pan. Trece euros fue
la cuenta, que abonamos gustosamente, tras lo cual pusimos rumbo al hostal al
que llegamos pocos minutos después. No había ya nadie en la recepción y no se oía
ruido alguno a pesar de no ser demasiado tarde -apenas pasaban unos minutos de
las nueve y media de la noche-. La explicación era clara: lo peregrinos
madrugan bastante, y más en este tiempo veraniego, para evitar las horas de
mayor calor y por ello se acuestan temprano. Así que en silencio entramos en la
habitación que teníamos asignada, nos quitamos los zapatos y nos echamos un
rato en la cama mientras veíamos la televisión. Poco después, tras una ducha
reparadora, nos acostamos definitivamente pues al día siguiente queríamos salir
temprano camino de Gondomar.
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