martes, 24 de septiembre de 2019

MIRAMBEL, PRECIOSO PUEBLO DEL MAESTRAZGO TUROLENSE


Portal de las Monjas
Y como tal, cogimos el coche que teníamos aparcado en la Plaza de España de Cantavieja y nos dirigimos en dirección a Mirambel, última localidad que teníamos planificada en la visita del día. Nos impresionó bastante el desnivel y la altura en la que se encuentra ubicada Cantavieja, en un peñasco cuya pendiente cae a plomo y que nos muestra maravillosas vistas en el descenso. Mirambel, sin embargo, se encuentra en un llano, libre de toda pendiente. Recorrimos los escasos quince kilómetros que separan ambas localidades en un breve espacio de tiempo por una carretera espaciosa y bien asfaltada. Aparcamos el coche en un descampado cerca del Portal de las Monjas, lugar fijado para iniciar la visita. Así que nada más bajar del coche, nos encontramos los primeros paneles informativos y el magnífico PORTAL DE LAS MONJAS, antigua puerta de muralla adosada al convento de las Agustinas.
Convento de las Agustinas. Celosías
Abierto por un arco de medio punto hacia el exterior y apuntado en el interior, en su parte superior se observa una galería de tres pisos cerrada por unas particulares celosías de barro y yeso. Bajo estas se sitúa una capilla abierta de vano adintelado dedicada a Santo Tomás.
Extramuros y encima del arco se advierte una buharda amatacanada para defensa del acceso. Una vez pasado el portal, se abre una pequeña plaza, muy coqueta, donde destaca la presencia del Convento de las monjas Agustinas, un imponente edificio de planta rectangular construido en mampostería que data de 1564. La fachada, de tres plantas, ocupa buena parte del primer tramo de la calle Mayor y como es habitual en este tipo de construcciones, apenas cuenta con unos pocos vanos de pequeño tamaño. Del exterior destacan las excelentes celosías de madera y barro que revisten los balcones del convento. Desde esta placita, llamada de la Madre Consuelo,
Casa Aliaga
tomamos la calle Hospital hasta desembocar en la imponente casa aliaga, que es uno de los palacios nobiliarios más destacados del maestrazgo turolense. Construido como morada de los Duques de Aliaga, su distribución es la típica de los palacios renacentistas aragoneses, con una portada de acceso compuesta por un arco de medio punto, ventanas de alfeizar moldurado en la planta noble y ático compuesto por una galería de arquillos aragonesa. El conjunto está culminado por un doble alero de madera profusamente decorado. Curiosamente, de la fachada colgaba un enorme cartelón publicitario de la venta del palacio que terminará siendo, como casi siempre, un hotel con encanto. Casi al lado se encuentra la casa castellot, que, junto a la Casa Aliaga, conforman una plaza de destacado valor arquitectónico. El palacio nos muestra las típicas características de los palacios renacentistas aragoneses.

A lo largo de las empedradas calles del pueblo, que recorrimos prácticamente en soledad -solo nos cruzamos con un abuelo sentado a la sombra en un poyete situado entre la iglesia y la Casa Consistorial- pudimos comprobar el excelente trabajo de restauración llevado a cabo a lo largo de los últimos años, labor reconocida incluso con la obtención del Premio Europa Nostra en 1983. Todas las calles estaban limpísimas, el empedrado de las mismas, como recién puesto, las macetas dando un mayor esplendor
Casa Barceló
a las fachadas y entradas de las casas. Todos los rincones muy agradables a la vista. A los pocos metros, mientras recorríamos la calle del Rosario se nos vino a la vista la magnífica fachada de la CASA BARCELÓ O BENEYTO
, de tres plantas y realizada en mampostería y sillería. En la planta baja se abre un arco de medio punto de grandes dovelas y dos ventanas enmarcadas con sillería. En la planta principal, muestra un balcón con reja de forja, que puede haber sido una antigua ventana. Por otra parte, la planta superior es una galería aragonesa con arcos de medio punto en las dos fachadas. Finalmente, un doble alero de madera decorado remata el edificio. Esta casa se utilizó como escuela de Niñas tras finalizar la Guerra Civil y hasta los años 60 del siglo XX. Y a escasos metros, los pocos restos que se conservan de los muros del castillo cuyo interior se encuentra en el más absoluto abandono. Esta es la parte más antigua del pueblo. Construido por la Orden del Temple a mediados del siglo XIII, fue varias veces reformado por los Sanjuanistas, hasta que en el siglo XIX se convirtió en vivienda. Demolido en los años 50, de sus restos
Castillo. Restos
todavía puede visitarse el antiguo horno, paredes de mampostería y adobe con arcos apuntados de acceso. Y en la misma esquina del recinto amurallado destaca sobre la altura de las casas circundantes la Iglesia de Santa Margarita, de una sola nave con capillas laterales situadas entre grandes muros. Sin lugar a dudas, su esbelta torre resulta el elemento más interesante del conjunto, rematada por una barandilla y un cuerpo superior ochavado coronado por una cúpula de sillería vista con veleta. Y frente a la torre de la iglesia, el Ayuntamiento, un bellísimo edificio de estilo renacentista que mantiene el sistema compositivo propio de la arquitectura civil de esta parte de la provincia. Se terminó de construir en 1615 tras una larga obra de más de 70 años, de planta cuadrangular, consta de dos plantas con arcos de sillería, ventanales y una bella fachada con el escudo de la villa que muestran tiempos pasados de esplendor económico en el pueblo. En su planta baja encontramos una lonja compuesta por dos arcos de medio punto en la fachada principal y un tercero en la
Ayuntamiento
lateral. De la planta principal destacan sus ventanas adinteladas y el imponente alero de madera. Al lado de estos dos edificios, nos encontramos con el PORTAL DE LA FUENTE
, portal de la muralla formado por un arco de medio punto de sillería extramuros que está rebajado hacia el interior, dentro de un gran lienzo de muralla. Continuamos caminando por la calle de la Iglesia hasta desembocar en la calle Agustín Pastor, disfrutando de encanto de las edificaciones y las calles, los pequeños detalles como los buzones labrados en piedra o los exquisitos llamadores de las puertas de los antiguos palacios, hasta llegar al PORTAL DEL ESTUDIO, con un arco apuntado hacia el exterior y rebajado hacia el interior; está construido en sillería siendo el resto de mampostería.  Intramuros hay un voladizo cerrado con gran ventana con celosía de madera que alberga la capilla de la Natividad de la Virgen. Continuando por esta calle, pudimos admirar la fachada de la llamada CASA DE LOS JULIANES, coronada por un magnífico
Portal del Estudio
alero. Unos metros más adelante entramos en la Oficina de Turismo donde cogimos un folleto informativo como recuerdo. Y así volvimos al impresionante Portal de las Monjas, disfrutando en todo momento de las celosías que se abren al interior del recinto amurallado.

Finalizada nuestra visita, enfilamos dirección a Teruel donde nos esperaban unos cien kilómetros de distancia para descansar merecidamente de tan provechoso día y poner en orden la gran cantidad de imágenes que habíamos guardado en nuestras retinas.

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