|
Portal de las Monjas |
Y como tal, cogimos el coche que teníamos
aparcado en la Plaza de España de Cantavieja y nos dirigimos en dirección a
Mirambel, última localidad que teníamos planificada en la visita del día. Nos
impresionó bastante el desnivel y la altura en la que se encuentra ubicada
Cantavieja, en un peñasco cuya pendiente cae a plomo y que nos muestra
maravillosas vistas en el descenso. Mirambel, sin embargo, se encuentra en un llano,
libre de toda pendiente. Recorrimos los escasos quince kilómetros que separan
ambas localidades en un breve espacio de tiempo por una carretera espaciosa y bien
asfaltada. Aparcamos el coche en un descampado cerca del Portal de las Monjas,
lugar fijado para iniciar la visita. Así que nada más bajar del coche, nos encontramos
los primeros paneles informativos y el magnífico PORTAL DE LAS MONJAS,
antigua puerta de muralla adosada al convento de las Agustinas.
|
Convento de las Agustinas. Celosías |
Abierto por un
arco de medio punto hacia el exterior y apuntado en el interior, en su parte
superior se observa una galería de tres pisos cerrada por unas particulares celosías
de barro y yeso. Bajo estas se sitúa una capilla abierta de vano adintelado
dedicada a Santo Tomás. Extramuros y encima del arco se advierte una
buharda amatacanada para defensa del acceso. Una vez pasado el portal, se
abre una pequeña plaza, muy coqueta, donde destaca la presencia del Convento de las monjas Agustinas, un imponente edificio de
planta rectangular construido en mampostería que data de 1564. La fachada, de
tres plantas, ocupa buena parte del primer tramo de la calle Mayor y como es
habitual en este tipo de construcciones, apenas cuenta con unos pocos vanos de
pequeño tamaño. Del exterior destacan las excelentes celosías de madera y barro
que revisten los balcones del convento. Desde esta placita, llamada de la Madre
Consuelo,
|
Casa Aliaga |
tomamos la calle Hospital hasta desembocar en la imponente casa
aliaga, que es uno de los palacios nobiliarios más destacados del
maestrazgo turolense. Construido como morada de los Duques de Aliaga, su
distribución es la típica de los palacios renacentistas aragoneses, con una
portada de acceso compuesta por un arco de medio punto, ventanas de alfeizar
moldurado en la planta noble y ático compuesto por una galería de arquillos
aragonesa. El conjunto está culminado por un doble alero de madera profusamente
decorado. Curiosamente, de la fachada colgaba un enorme cartelón publicitario
de la venta del palacio que terminará siendo, como casi siempre, un hotel con
encanto. Casi al lado se encuentra la casa castellot, que, junto a la
Casa Aliaga, conforman una plaza de destacado valor arquitectónico. El palacio nos
muestra las típicas características de los palacios renacentistas aragoneses.
A lo largo de las empedradas calles del
pueblo, que recorrimos prácticamente en soledad -solo nos cruzamos con un
abuelo sentado a la sombra en un poyete situado entre la iglesia y la Casa Consistorial-
pudimos comprobar el excelente trabajo de restauración llevado a cabo a lo
largo de los últimos años, labor reconocida incluso con la obtención del Premio
Europa Nostra en 1983. Todas las calles estaban limpísimas, el empedrado de las
mismas, como recién puesto, las macetas dando un mayor esplendor
|
Casa Barceló |
a las fachadas
y entradas de las casas. Todos los rincones muy agradables a la vista. A los
pocos metros, mientras recorríamos la calle del Rosario se nos vino a la vista
la magnífica fachada de la CASA BARCELÓ O BENEYTO, de tres
plantas y realizada en mampostería y sillería. En la planta baja se abre un
arco de medio punto de grandes dovelas y dos ventanas enmarcadas con sillería.
En la planta principal, muestra un balcón con reja de forja, que puede haber
sido una antigua ventana. Por otra parte, la planta superior es una galería
aragonesa con arcos de medio punto en las dos fachadas. Finalmente, un doble
alero de madera decorado remata el edificio. Esta casa se utilizó como escuela de
Niñas tras finalizar la Guerra Civil y hasta los años 60 del siglo XX. Y a
escasos metros, los pocos restos que se conservan de los muros del castillo cuyo interior se encuentra en el
más absoluto abandono. Esta es la parte más antigua del pueblo. Construido por
la Orden del Temple a mediados del siglo XIII, fue varias veces reformado por
los Sanjuanistas, hasta que en el siglo XIX se convirtió en vivienda. Demolido
en los años 50, de sus restos
|
Castillo. Restos |
todavía puede visitarse el antiguo horno, paredes
de mampostería y adobe con arcos apuntados de acceso. Y en la misma esquina del
recinto amurallado destaca sobre la altura de las casas circundantes la Iglesia
de Santa Margarita, de una sola nave con capillas laterales situadas entre
grandes muros. Sin lugar a dudas, su esbelta torre resulta el elemento más
interesante del conjunto, rematada por una barandilla y un cuerpo superior
ochavado coronado por una cúpula de sillería vista con veleta. Y frente a la
torre de la iglesia, el Ayuntamiento, un bellísimo edificio
de estilo renacentista que mantiene el sistema compositivo propio de la
arquitectura civil de esta parte de la provincia. Se terminó de construir en
1615 tras una larga obra de más de 70 años, de planta cuadrangular, consta de dos
plantas con arcos de sillería, ventanales y una bella fachada con el escudo de
la villa que muestran tiempos pasados de esplendor económico en el pueblo. En
su planta baja encontramos una lonja compuesta por dos arcos de medio punto en
la fachada principal y un tercero en la
|
Ayuntamiento |
lateral. De la planta principal
destacan sus ventanas adinteladas y el imponente alero de madera. Al lado de
estos dos edificios, nos encontramos con el PORTAL DE LA FUENTE, portal de la muralla formado por un arco de medio punto de sillería
extramuros que está rebajado hacia el interior, dentro de un gran lienzo
de muralla. Continuamos caminando por la calle de la Iglesia hasta
desembocar en la calle Agustín Pastor, disfrutando de encanto de las edificaciones
y las calles, los pequeños detalles como los buzones labrados en piedra o los exquisitos
llamadores de las puertas de los antiguos palacios, hasta llegar al PORTAL DEL ESTUDIO, con un arco apuntado
hacia el exterior y rebajado hacia el interior; está construido en sillería
siendo el resto de mampostería. Intramuros hay un voladizo cerrado con
gran ventana con celosía de madera que alberga la capilla de la Natividad de la
Virgen. Continuando por esta calle, pudimos admirar la fachada de la
llamada CASA DE LOS JULIANES, coronada por un magnífico
|
Portal del Estudio |
alero. Unos
metros más adelante entramos en la Oficina de Turismo donde cogimos un folleto
informativo como recuerdo. Y así volvimos al impresionante Portal de las
Monjas, disfrutando en todo momento de las celosías que se abren al interior
del recinto amurallado.
Finalizada
nuestra visita, enfilamos dirección a Teruel donde nos esperaban unos cien kilómetros
de distancia para descansar merecidamente de tan provechoso día y poner en
orden la gran cantidad de imágenes que habíamos guardado en nuestras retinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario