Habíamos salido a una hora prudencial de Mota
del Cuervo y en escasos minutos recorrimos los quince kilómetros que separan
Mota de Belmonte, localidad conquense con casi dos mil habitantes y una larga
historia en la que destacan principalmente tres personajes históricos: don Juan Pacheco, el primer marqués de Villena que dota a
Belmonte de un gran patrimonio con la realización de obras tales como el
Castillo, la Colegiata, el recinto defensivo y otra serie de edificaciones que
hacen de Belmonte un centro político y cultural destacado; el Infante Don
Juan Manuel, autor del conocido “El Conde Lucanor”; y Fray Luis de León,
belmonteño ilustre, profesor de la Universidad de Salamanca y famoso por aquel
“decíamos ayer…” al volver de nuevo a la docencia salmantina tras haber
estado encarcelado cuatro años acusado por la Inquisición. Y tres construcciones que marcan la
importancia de su pasado: el recinto amurallado que lo rodea, el Castillo y la
ex-Colegiata de San Bartolomé Apóstol.
Aparcamos
el coche inicialmente justo al lado de la ERMITA DE LA
|
Puerta de Chinchilla |
VIRGEN DE GRACIA, Patrona de
Belmonte, construida en el siglo XIII, aunque muy retocada en los siglos
posteriores. La Virgen es una magnífica talla románica de madera policromada de
42 cm de altura de mediados del siglo XIII. Talla de cuerpo completo que
representa a María sentada en un trono de madera con el Niño sobre su pierna
izquierda, en actitud de bendecir. La Virgen lo sujeta con la mano izquierda
mientras que en la derecha nos muestra el orbe del mundo, símbolo de autoridad
y soberanía. Una vez que terminamos la visita de la ermita, cogimos de nuevo el
coche y nos dirigimos hacia la llamada PUERTA DE CHINCHILLA, ya que habíamos visto que era
fácil aparcar. El nombre le viene dado porque está orientada al vecino pueblo
de Chinchilla y es la entrada más robusta y significativa que posee la muralla
de Belmonte en la actualidad. Una vez que la atravesamos llegamos a una enorme
plaza con unas vistas preciosas del castillo y del lienzo de muralla que sube
hasta el mismo, en cuya parte izquierda nos ofrece el antiguo CONVENTO
DE LOS PADRES FRANCISCANOS, que en la
actualidad funciona como Centro de Salud, aunque en su iglesia conventual se
siguen oficiando misas. Desde allí nos dirigimos a visitar la fachada de la CASA
BELLOMONTE, que en la actualidad presenta una recreación de una casa real del siglo XV, con espacios
llenos de vida en los que se respira la presencia de quienes los habitaron.
Volvimos sobre nuestros pasos y también observamos la magnífica fachada de la CASA DE LOS BAILLO, construcción del siglo
XVII que hoy funciona como Oficina de Empleo. En Belmonte son abundantes las
casas señoriales por la prosperidad que la villa
tuvo en la baja Edad Media,
especialmente en la época de don Juan Pacheco en la que en torno a su figura,
se crea una segunda corte. Durante esa época y en los siglos siguientes fueron
muchos los
|
Puerta del Almudí y Pósito |
nobles e hidalgos que edificaron sus casas intramuros de la
villa. Desde ahí, a pocos metros nos encontramos con la PUERTA DEL ALMUDÍ, también llamada del Rollo
o del Cristo de los Ausentes. El nombre de Almudí viene por estar junto al
Pósito, casa de piedra aneja a la puerta que fue el lugar destinado a mantener
acopio de granos, principalmente de trigo, y prestarlos a labradores y vecinos,
durante los meses de menos abundancia. La denominación «puerta del rollo» se
debe a que frente a ella estuvo situado el rollo, columna de piedra que
antiguamente era insignia de jurisdicción y que en muchos casos servían de
picota para ajusticiar a los reos. También esta puerta recibe la denominación
del «Cristo de los Ausentes», por albergar en ella una imagen de bronce de ese
Cristo, obra del escultor José Antonio Lafuente en los años sesenta del siglo
XX. Y justo al lado de esta puerta, el PÓSITO o Almudí, importante arquitectura civil levantada en el
siglo XVI como almacén del Pósito Real. En la actualidad es utilizado como
viviendas. Y justo en esta plaza nos detuvimos un rato en el Bar Domingo
a tomar una par de cervezas, que ya el cuerpo nos iba demandando: dos cañas con
una pequeña tapa por 2,40 euros. Continuamos nuestro recorrido y nos dirigimos
hasta la PUERTA DE LA ESTRELLA, llamada
así por estar dedicada
|
Puerta de la Estrella. Interior |
a la Virgen de la Estrella, aunque también ha sido
denominada como la puerta de Toledo o la de Monreal, por estar orientada hacia
estas localidades. Su actual nombre le viene por la existencia siglos atrás,
extramuros, de una judería o barrio judío en la que se obligaba a vivir por ley
a los judíos. La estrella de David, de siete puntas, símbolo del judaísmo, es
lo que hizo que posteriormente esta puerta se rebautizara como de la «Estrella»
y se dedicara a la Virgen de tal nombre, construyendo un altar sobre el arco
para su veneración. En la parte interior se hallan unas escaleras de piedra que
conducen al altar y que no son originales de esta puerta. Pertenecían a la
puerta del Almudí, cercana a ésta, y fueron trasladadas aquí en los años
sesenta del siglo XX. Muy cerquita el COLEGIO DE LOS
JESUITAS, que se tiene
por el primer colegio interno que tuvo esta orden en España. El edificio data
del siglo XVII, aunque los jesuitas vinieron a Belmonte un siglo antes. En la
|
Colegio de los Jesuitas |
actualidad,
el claustro está abierto ofreciendo a Belmonte uno de sus más bellos espacios,
la plaza de Correos, y la iglesia, utilizada durante muchos años como cine y
teatro aunque en la actualidad la mala conservación y deterioro del edificio ha
hecho que permanezca cerrado y sin ningún tipo de utilidad. Y así, como el que
no quiere la cosa, llegamos al AYUNTAMIENTO, que es un edificio de nueva planta construido entre los años 1955 y
1956, aunque para su construcción se utilizaron elementos del antiguo edificio:
piedra de sillería que se pueden ver en el dintel de la puerta principal, el
escudo de armas, tal y como estaba, o la campana de la torre, que procedía del
Colegio de los Jesuitas. Y presidiendo la plaza una escultura sobre un
pedestal de piedra dedicada a FRAY LUIS DE LEÓN, ilustre belmonteño
cuya casa natal se encuentra muy cerca de aquí. Desde esta plaza nos
encaminamos hacia el CONVENTO DE LAS MADRES
CONCEPCIONISTAS, situado en la
parte alta del
|
Ayuntamiento |
pueblo y que data de 1584. En la actualidad está deshabitado
tras la marcha a Cuenca en 2007 de las últimas monjas que lo habitaban,
teniendo el edificio un futuro incierto y viéndose abocado a la ruina. Un poco
más adelante visitamos la CASA NATAL DE FRAY LUIS DE LEÓN, situada en los alrededores de la Colegiata. Es una casa vulgar,
de las muchas que podemos encontrarnos en la localidad, en cuya fachada una lápida
nos recuerda que fue el lugar donde nació y residió durante un tiempo este
docente del Siglo de Oro español. Y en esta esquina nos llevamos una sorpresa
mayúscula. En muchas fachadas de casas solariegas y lienzos de la muralla
pudimos contemplar una serie de figuras humanas, a tamaño real, adosadas a las
mismas recordando al visitante los belmonteños ilustres, ya nacidos en la
localidad, ya relacionados con la misma. Así pudimos observar a Eugenia de
Montijo, a San Juan del Castillo, Pedro Páez,
|
Condest. Lucas de Iranzo |
Fray Luis de León, y ¡sorpresa!,
el condestable Miguel Lucas de Iranzo, nacido en Belmonte pero muy relacionado
con la ciudad de Jaén. No conocíamos que este noble era originario de Belmonte.
Continuamos
nuestros pasos en dirección al antiguo PALACIO DEL
INFANTE DON JUAN MANUEL, otrora palacio
del autor de “El Conde Lucanor” y residencia de los Pacheco (donde nacieron el
marqués y su hermano), sirvió de convento de dominicas desde su donación, por
parte de d. Diego López Pacheco, segundo Marqués de Villena a éstas en 1499.
Destacaba de su estructura el patio plateresco, de doble arcada y el salón
regio, que pasó a ser utilizado como iglesia conventual. En la actualidad es un
hotel, que ha conseguido integrar en su diseño los escasos restos originales
que se conservaban del palacio. Y desde allí, a escasos metros, se nos
|
Palacio Don Juan Manuel |
mostró
con toda la grandeza la COLEGIATA DE SAN BARTOLOMÉ, mandada construir por Juan Pacheco, en 1459,
sobre la antigua iglesia local. Era Colegiata porque tenía cabildo colegial; el
de Belmonte constaba de 36 curas que estaban a su cargo. El precio de entrada
fue de tres euros para nosotros dos, precio de pensionista. Un detalle que no
nos gustó es que no se podían hacer fotos ni grabar vídeos. El templo fue realizado
con el fin último de ser el lugar de enterramiento del Marqués de Villena, tal
y como lo dispuso en su primer testamento, un segundo testamento cambia la
Colegiata por el Monasterio de El Parral, en Segovia, donde reposan sus restos.
Quienes sí están enterrados son sus antepasados, en cuatro arcosolios de estilo
flamígero albergan las esculturas de alabastro de bulto redondo en actitud
orante que en el siglo XVI manda realizar el hijo de Juan Pacheco. El templo es
de factura gótica, en su interior se funden, armoniosamente, diferentes estilos
artísticos, sorprendiendo, por inesperadas, las obras que alberga y que adornan
sus blancos muros de caliza. Son impresionantes sus rejas platerescas, así como
los retablos de sus trece capillas,
construidas en el siglo XVI, De singular belleza, la de la “Anunciación”,
fundada
|
Colegiata de San Bartolomé |
por los familiares de Fray Luis de León. También conserva la pila
bautismal donde fue bautizado el insigne poeta. Asimismo destacan los retablos
pictóricos de la “Inmaculada” y la “Santísima Trinidad”, ambos del siglo XVI. Particular
interés despierta el coro a los pies de la iglesia, de madera de nogal, tallado
por Egas Cueman. Perteneció a la Catedral de Cuenca y está considerado como el
coro historiado más antiguo de toda España (1454). En la colegiata lleva desde
el siglo XVIII, momento en el que el cabildo colegial lo adquiere a la
Catedral.
Tras
la visita enfilamos nuestros pasos en busca del coche que estaba aparcado en la
Puerta de Chinchilla. Por el camino nos encontramos con la llamada CASA DE LOS HINESTROSA, popularmente conocida como
la “esquina de los leones”, y popularmente confundida con la casa natal de Fray
Luis de León por
|
Casa de los Hinestrosa |
la presencia de estos animales en la esquina de la fachada. De
vuelta de nuevo a la enorme plaza del Pilar, nombre que adquiere de majestuoso
pilar con numerosos caños de agua que existe en uno de sus extremos, cogimos el
coche y nos dirigimos a lo alto de la colina donde se encuentra ubicado el
castillo, que domina todo el paisaje circundante. En nuestro breve recorrido
pudimos admirar la única torre albarrana (separada de la murada) que conserva
el recinto amurallado de la ciudad. Una vez aparcado el coche en la explanada
que se abre frente al castillo, nos dirigimos a visitarlo, cosa que no pudimos
hacer porque lo cerraban en pocos minutos y nos invitaron a realizar la visita
en horario de tarde.
El CASTILLO, mandado construir por Juan Pacheco, primer
Marqués de Villena en 1456, en el cerro de San Cristóbal sobre una fortaleza
del siglo anterior, es el emblema y símbolo de Belmonte. De estilo
gótico-mudéjar, este notable edificio fue declarado Monumento
|
Castillo. Puerta de entrada |
Nacional en 1932.
Destaca su estructura en forma de estrella, tan original que en cuanto a
arquitectura militar no hay ningún otro castillo en España con este tipo de
planta. Se origina en torno al Patio de Armas, de forma triangular, que junto
con los torreones, que sirven también de contrafuertes, le dan esta forma
única. Se utilizó para numerosos y variados fines a lo largo de la historia: fue
cárcel de las tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia
(1808-1814); fue residencia de la Emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo,
que encarga su restauración; se utilizó como convento de frailes dominicos
desde la partida de la emperatriz hasta 1885, y ya, en el siglo XX, como cárcel
durante la Guerra Civil española (1936-1939) y sede del Frente de Juventudes
durante el franquismo. Y así, tras fotografiarlo desde múltiples ángulos,
decidimos no visitarlo ya que nos obligaba a comer en Belmonte y esperar hasta
las cuatro de la tarde, hora que abría al público, lo cual nos trastocaba todos los planes que llevábamos
de llegar a Cuenca ciudad a primera hora de la tarde. Así nos subimos al coche
y nos dirigimos en dirección a Cuenca,
|
Castillo de Belmonte |
ansiosos de recorrer los escasos cien
kilómetros que nos separaban. Si me gustaría recordar en este punto que, dada
la hora que era, cercana a las dos de la tarde, decidimos parar en La
Almarcha, en un bar de carretera para una comida ligera: unas cervezas,
unas tapas y algún bocadillo compartido. Entre los dos bares que había, uno
enfrente del otro, optamos por cruzar la carretera y comer en el Restaurante
Jorge Manrique, un local amplio y ruidoso, lleno de viajeros comiendo a esa
hora. Nos aposentamos en la barra y pedimos unas cervezas con unas tapas de oreja
y callos y un bocadillo de lomo cuyo tamaño no describo porque podría resultar
obsceno. El precio final fue de 9,30 euros. Desde allí, nos dirigimos hacia el
hotel que teníamos reservado en Cuenca, cuya visita contaremos en otro apartado
del blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario