viernes, 20 de septiembre de 2019

MOTA DEL CUERVO, BALCÓN DE LA MANCHA


La visita a Mota del Cuervo fue nuestra primera parada del viaje que teníamos planificado realizar recorriendo parte de las provincias de Cuenca, Teruel y Zaragoza con sus respectivas capitales. A este trayecto también le añadimos algunas paradas más en las provincias de Guadalajara y Palencia, que narraremos en otras entradas del blog. Mota del Cuervo, también conocida como “El Balcón de la Mancha”, está situada en pleno corazón de La Mancha y se encuentra protegida y vigilada por siete imponentes molinos de viento que dibujan un territorio que bien podríamos asociar a alguna de las aventuras del célebre Don Quijote


Salimos temprano con intención de llegar a nuestro destino no más tarde de las 9:30 horas. Recorrimos en poco menos de dos horas los escasos doscientos kilómetros que separan Bailén de Mota de Cuervo y aparcamos el coche cerca de la iglesia de San Miguel Arcángel. Como la hora invitaba a ello nos acercamos hasta el Bar Café La Aldea y pedimos dos desayunos: dos cafés con leche, una manzanilla y dos medias tostadas de aceite y tomate por poco más de cuatro euros. Y desde allí iniciamos nuestra visita a la localidad. Decidimos el itinerario que íbamos a seguir y empezamos visitando el conocido como HOSPITAL DE POBRES, edificio perteneciente a la Orden de Santiago en el que, además de ofrecer asistencia sanitaria, servía de albergue para los transeúntes que cruzaban el pueblo.
A principios del siglo XIX sufrió los ataques y saqueos de los franceses durante la Guerra de la Independencia, y posteriormente fueron desamortizadas sus tierras, aunque siguió funcionando como
Miguel de Cervantes
hospital hasta después de la Guerra Civil. Su estructura ha sufrido diversas modificaciones, y actualmente se utiliza de almacén municipal. Es patente el abandono en que se encuentra. Es un edificio de planta rectangular entre medianeras y de dos alturas. La puerta de acceso es adintelada y tiene un campanil posterior de un ojo. Conserva en su interior una capilla renacentista, austera, con predominio de la línea horizontal y del arco de medio punto. Desde allí nos dirigimos hacia la plaza de Cervantes, con algún que otro edificio de planta noble y magnífica fachada, y donde en uno de cuyos extremos se encuentra una escultura cervantina de corte moderno donde podemos observar al genial escritor sentado a una mesa con la pluma en la mano en actitud de escribir. Seguimos con nuestro paseo hasta dar con la llamada
CASA DE LA TERCIA REAL, un edificio exento de planta rectangular y de
Casa de la Tercia Real
grandes dimensiones, cuya función era almacenar el trigo procedente de los diezmos que se cobraba a los campesinos. Es pues característica de este tipo de edificios su finalidad fiscal contrapuesta a la asistencial que tenían los pósitos, entendidos como casas en que se guardaba una cantidad de trigo que servía de reserva para usarla en tiempo de carestía como consecuencia de las malas cosechas. Actualmente, tras su compra en 1999, ha pasado a ser propiedad municipal y está declarado Bien de Interés Cultural. La construcción es de mampostería con sillares en las esquinas y cubierta a cuatro aguas. La portada de acceso de arco de medio punto adovelado. Sobre la clave, escudo real bastante deteriorado y alfiz gótico isabelino. Destacan sus grandes y pesados contrafuertes paralelos y diagonales. La propia funcionalidad del edificio justifica la ausencia de vanos o ventanas.

Callejeando llegamos hasta la ERMITA DE SAN SEBASTIÁN, popularmente conocida como Ermita “del Santo”. Sobre el origen de esta ermita se dice que inicialmente fue una venta, propiedad de un
Ermita de San Sebastián
tal Juan Maese Ambrosio Sánchez Gómez, cuya hija enfermó; el padre pidió a la Virgen su curación, prometiendo donar la venta para construir una iglesia. Así fue, y durante el siglo XVI el edificio fue reconstruido. La planta es de cruz latina con ábside de tres lados y coro elevado en los pies. Fábrica de mampostería con sillares en las esquinas y gruesos contrafuertes en el exterior. Tiene dos portadas. A la hora que pasamos, la ermita estaba cerrada por lo que no pudimos visitar su interior. Y desde la placita que se abre ante la fachada principal de la ermita nos dirigimos por la calle Mayor Alta hasta el
AYUNTAMIENTO, que se encuentra enclavado en el centro neurálgico del casco urbano, la Plaza Mayor. Se afirma que primitivamente el edificio era un monasterio de monjes y que el actual Ayuntamiento está emplazado sobre su iglesia, aunque no se ha encontrado fuente alguna que lo confirme. La parte del edificio ocupado actualmente por la casa de Cultura correspondía a la cárcel. La torre, restaurada a finales de 1999, es de mampostería con sillares en los ángulos de los cuerpos y
Ayuntamiento de Mota del Cuervo
en el superior tiene arcos de medio punto en cada cara. Tiene una inscripción en la cara que mira hacia la plaza y como a unos tres metros del suelo, con la fecha de 1731. La plaza es amplia y con grandes espacios sombreados, con bancos que permiten a los lugareños protegerse de los fuertes calores del verano. Finalmente nos encaminamos hacia la
IGLESIA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL, iniciada en el siglo XV, prolongándose su construcción durante los siglos XVI y XVII. Estaba abierta porque en esos momentos había misa. Nos adentramos en su interior y nos sentamos en un banco casi al final de la nave. Para ser la hora que era no más de las diez y media de la mañana y viernes, nos sorprendió ver un numeroso grupo que seguía el ritual que se estaba celebrando. Es una iglesia de tres naves, cada una de tres tramos, siendo iguales las dos colaterales y algo más angostas que la central. Coro en los pies y ábside con dos capillas en el cabecero. La fábrica es de mampostería con sillares en las esquinas y enmarcando las ventanas rectangulares en el cuerpo central y circulares en la
Iglesia de San Miguel. Portada
cabecera. La torre situada a los pies es de planta cuadrada y dividida en dos tramos separados por cornisa. Hay dos portadas de acceso, una al norte (plateresca) cobijada por dos grandes contrafuertes con arco de medio punto flanqueado por columnas pareadas de orden corintio, rematando un entablamento corrido y coronado por una gran venera con pináculos moldurados a los lados. En la portada aparecen los símbolos de la Orden de Santiago. La portada sur o “del Sol” es más sobria, en estilo dórico con frontón y bolas típicas herrerianas. Una vez que habíamos salido de la iglesia, con el coche enfrente de nosotros aparcado y preparado para desplazarnos a ver los molinos de viento que han hecho famosa y conocida esta localidad, pregunté a varios vecinos por la ubicación del llamado
ESCUDO DE LA INQUISICIÓN, cosa que no supieron decirme. Así
Escudo de la Inquisición
que me puse a callejear por los alrededores hasta que lo localicé presidiendo una casa, en cuyos bajos hay una tienda, situada en la confluencia de la calle de la Iglesia con la de Manjavacas. En él aparecen los símbolos inquisitoriales y una fecha: 1438. Se ha barajado la posibilidad de que se tratara de la casa de un familiar de la Inquisición o persona que se nombraba en los pueblos, encargada de vigilar y denunciar posibles delitos para el Santo Oficio; o bien, que pudiera ser la Sede de un tribunal. 

Y desde allí, cogimos nuevamente el coche y nos dirigimos hacia la altiplanicie que reúne a los siete MOLINOS DE VIENTO que se conservan en la actualidad. Haciendo honor a su función, al llegar a la loma desde donde los molinos dominan toda la planicie del pueblo, nos encontramos con un viento más que desagradable que refrescaba en demasía el ambiente. No se sabe con certeza el origen de los molinos de Mota del Cuervo, ni su número exacto; pero sí se conoce que a principios del siglo XVI, al sufrir la Mancha una gran sequía que duró cuarenta años se implantaron los molinos de viento debido a que el cauce de los ríos era escaso, razón por la que eligieron los lugares más elevados como
Molinos de Viento
motillas, cerros o lomas en los cuales el viento soplaba con intensidad y era capaz de mover sus enormes aspas.
Lo que sí es cierto es que a principios del siglo XX, cuando comienza a decaer el uso de los molinos, desplazados por la energía eléctrica, estos comienzan a abandonarse por parte de sus propietarios al carecer de utilidad. En 1929 molió por última vez "El Zurdo", nombre que se le dio por girar sus aspas a izquierdas, comprado en 1941 por Ramón Serrano Súñer. Y no es hasta 1955, con la creación de la ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE LOS MOLINOS con la finalidad de defenderlos, protegerlos y construir otros nuevos sobre sus cimientos originales, cuando se empiezan a recuperar y a restaurar, labor que ha continuado con más o menos continuidad a lo largo de estos años.

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