La
visita a Mota del Cuervo fue nuestra primera parada del viaje que teníamos
planificado realizar recorriendo parte de las provincias de Cuenca, Teruel y
Zaragoza con sus respectivas capitales. A este trayecto también le añadimos
algunas paradas más en las provincias de Guadalajara y Palencia, que narraremos
en otras entradas del blog. Mota del Cuervo, también conocida como “El Balcón
de la Mancha”, está situada en pleno corazón de La Mancha y se encuentra
protegida y vigilada por siete imponentes molinos de viento que dibujan un
territorio que bien podríamos asociar a alguna de las aventuras del célebre Don
Quijote
Salimos temprano con
intención de llegar a nuestro destino no más tarde de las 9:30 horas.
Recorrimos en poco menos de dos horas los escasos doscientos kilómetros que
separan Bailén de Mota de Cuervo y aparcamos el coche cerca de la iglesia de
San Miguel Arcángel. Como la hora invitaba a ello nos acercamos hasta el Bar
Café La Aldea y pedimos dos desayunos: dos cafés con leche, una manzanilla
y dos medias tostadas de aceite y tomate por poco más de cuatro euros. Y desde
allí iniciamos nuestra visita a la localidad. Decidimos el itinerario que
íbamos a seguir y empezamos visitando el conocido como HOSPITAL DE POBRES, edificio perteneciente a
la Orden de Santiago en el que, además de ofrecer asistencia sanitaria, servía
de albergue para los transeúntes que cruzaban el pueblo.
A principios del siglo XIX sufrió los ataques y saqueos de los franceses
durante la Guerra de la Independencia, y posteriormente fueron desamortizadas
sus tierras, aunque siguió funcionando como
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Miguel de Cervantes |
hospital hasta después de la Guerra
Civil. Su estructura ha sufrido diversas modificaciones, y actualmente se
utiliza de almacén municipal. Es patente el abandono en que se
encuentra. Es un edificio de planta rectangular entre medianeras y de dos
alturas. La puerta de acceso es adintelada y tiene un campanil posterior de un
ojo. Conserva en su interior una capilla renacentista, austera, con predominio
de la línea horizontal y del arco de medio punto. Desde allí nos dirigimos
hacia la plaza de Cervantes, con algún que otro edificio de planta noble y
magnífica fachada, y donde en uno de cuyos extremos se encuentra una escultura
cervantina de corte moderno donde podemos observar al genial escritor
sentado a una mesa con la pluma en la mano en actitud de escribir. Seguimos con
nuestro paseo hasta dar con la llamada CASA DE LA TERCIA REAL, un edificio exento de
planta rectangular y de
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Casa de la Tercia Real |
grandes dimensiones, cuya función era almacenar el
trigo procedente de los diezmos que se cobraba a los campesinos. Es pues
característica de este tipo de edificios su finalidad fiscal contrapuesta a la
asistencial que tenían los pósitos, entendidos como casas en que se guardaba
una cantidad de trigo que servía de reserva para usarla en tiempo de carestía
como consecuencia de las malas cosechas. Actualmente, tras su compra en 1999,
ha pasado a ser propiedad municipal y está declarado Bien de Interés
Cultural. La construcción es de mampostería con sillares en las esquinas y
cubierta a cuatro aguas. La portada de acceso de arco de medio punto adovelado.
Sobre la clave, escudo real bastante deteriorado y alfiz gótico isabelino.
Destacan sus grandes y pesados contrafuertes paralelos y diagonales. La propia
funcionalidad del edificio justifica la ausencia de vanos o ventanas.
Callejeando llegamos hasta la ERMITA DE SAN SEBASTIÁN, popularmente conocida como
Ermita “del Santo”. Sobre el origen de esta ermita se dice que inicialmente fue
una venta, propiedad de un
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Ermita de San Sebastián |
tal Juan Maese Ambrosio Sánchez Gómez, cuya hija
enfermó; el padre pidió a la Virgen su curación, prometiendo donar la venta
para construir una iglesia. Así fue, y durante el siglo XVI el edificio fue
reconstruido. La planta es de cruz latina con ábside de tres lados y coro
elevado en los pies. Fábrica de mampostería con sillares en las esquinas y
gruesos contrafuertes en el exterior. Tiene dos portadas. A la hora que
pasamos, la ermita estaba cerrada por lo que no pudimos visitar su interior. Y
desde la placita que se abre ante la fachada principal de la ermita nos
dirigimos por la calle Mayor Alta hasta el AYUNTAMIENTO, que se encuentra enclavado en el centro
neurálgico del casco urbano, la Plaza Mayor. Se afirma que primitivamente el
edificio era un monasterio de monjes y que el actual Ayuntamiento está
emplazado sobre su iglesia, aunque no se ha encontrado fuente alguna que lo
confirme. La parte del edificio ocupado actualmente por la casa de Cultura
correspondía a la cárcel. La torre, restaurada a finales de 1999, es de
mampostería con sillares en los ángulos de los cuerpos y
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Ayuntamiento de Mota del Cuervo |
en el superior tiene
arcos de medio punto en cada cara. Tiene una inscripción en la cara que mira
hacia la plaza y como a unos tres metros del suelo, con la fecha de 1731. La
plaza es amplia y con grandes espacios sombreados, con bancos que permiten a
los lugareños protegerse de los fuertes calores del verano. Finalmente nos
encaminamos hacia la IGLESIA DE SAN
MIGUEL ARCÁNGEL, iniciada en el siglo XV, prolongándose su construcción durante
los siglos XVI y XVII. Estaba abierta porque en esos momentos había misa. Nos
adentramos en su interior y nos sentamos en un banco casi al final de la nave.
Para ser la hora que era –no más de las diez y media
de la mañana– y viernes, nos sorprendió
ver un numeroso grupo que seguía el ritual que se estaba celebrando. Es una
iglesia de tres naves, cada una de tres tramos, siendo iguales las dos
colaterales y algo más angostas que la central. Coro en los pies y ábside con
dos capillas en el cabecero. La fábrica es de mampostería con sillares en las
esquinas y enmarcando las ventanas rectangulares en el cuerpo central y
circulares en la
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Iglesia de San Miguel. Portada |
cabecera. La torre situada a los pies es de planta cuadrada y
dividida en dos tramos separados por cornisa. Hay dos portadas de acceso,
una al norte (plateresca) cobijada por dos grandes contrafuertes con arco de
medio punto flanqueado por columnas pareadas de orden corintio, rematando un
entablamento corrido y coronado por una gran venera con pináculos moldurados a
los lados. En la portada aparecen los símbolos de la Orden de Santiago. La
portada sur o “del Sol” es más sobria, en estilo dórico con frontón y bolas
típicas herrerianas. Una vez que habíamos salido de la iglesia, con el coche
enfrente de nosotros aparcado y preparado para desplazarnos a ver los molinos
de viento que han hecho famosa y conocida esta localidad, pregunté a varios
vecinos por la ubicación del llamado ESCUDO DE LA INQUISICIÓN, cosa que no supieron
decirme. Así
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Escudo de la Inquisición |
que me puse a callejear por los alrededores hasta que lo localicé
presidiendo una casa, en cuyos bajos hay una tienda, situada en la confluencia
de la calle de la Iglesia con la de Manjavacas. En él aparecen los símbolos
inquisitoriales y una fecha: 1438. Se ha barajado la posibilidad de que se
tratara de la casa de un familiar de la Inquisición o persona que se nombraba
en los pueblos, encargada de vigilar y denunciar posibles delitos para el Santo Oficio; o bien, que pudiera ser la Sede de un tribunal.
Y desde allí,
cogimos nuevamente el coche y nos dirigimos hacia la altiplanicie que reúne a
los siete MOLINOS DE VIENTO que se conservan en la actualidad. Haciendo
honor a su función, al llegar a la loma desde donde los molinos dominan toda la
planicie del pueblo, nos encontramos con un viento más que desagradable que
refrescaba en demasía el ambiente. No se sabe con certeza el origen de los molinos
de Mota del Cuervo, ni su número exacto; pero sí se conoce que a principios
del siglo XVI, al
sufrir la Mancha una gran sequía que duró cuarenta años se implantaron los
molinos de viento debido a que el cauce de los ríos era escaso, razón por la que
eligieron los lugares más elevados como
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Molinos de Viento |
motillas, cerros o lomas en los cuales
el viento soplaba con intensidad y era capaz de mover sus enormes aspas. Lo que sí es cierto es que a principios del siglo XX, cuando comienza a
decaer el uso de los molinos, desplazados por la energía eléctrica, estos
comienzan a abandonarse por parte de sus propietarios al carecer de utilidad. En
1929 molió por última vez "El Zurdo", nombre que se le dio por girar
sus aspas a izquierdas, comprado en 1941 por Ramón Serrano Súñer. Y no es hasta
1955, con la creación de la ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE LOS MOLINOS con la
finalidad de defenderlos, protegerlos y construir otros nuevos sobre sus
cimientos originales, cuando se empiezan a recuperar y a restaurar, labor que
ha continuado con más o menos continuidad a lo largo de estos años.
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