domingo, 29 de septiembre de 2019

SANTA MARIÑA DE AUGAS SANTAS


En nuestro último viaje a Galicia decidimos acercarnos a una pequeña iglesia situada en el Concello de Allariz y de la que había tenido conocimiento de su existencia de forma accidental a través de
Fachada principal
un blog completísimo sobre las muchas y muy distintas localidades que conforman la comunidad gallega (https://galiciapuebloapueblo.blogspot.com). Así pues, dejamos la A-52 a la altura de Allariz y nos dispusimos a recorrer los cinco kilómetros escasos que separan la parroquia donde se halla de la salida de la autovía. La carretera que nos acerca a la iglesia es estrecha y con numerosas curvas pero con muy poco tráfico. Todo el verdor de la vegetación que nos acompaña en este pequeño trayecto se derrama ante nuestros asombrados ojos que no terminan de acostumbrarse a el caserío disperso que se desparrama a lo largo de los montes cercanos.

viernes, 27 de septiembre de 2019

CARRIÓN DE LOS CONDES Y SU MAJESTUOSA IGLESIA DE SANTIAGO


Iglesia de Santiago
Era la tercera vez que visitábamos Carrión de los Condes. Y era casi una necesidad volver porque las dos veces anteriores -una con Nacho y Chus allá en los comienzos de los años noventa; y otra con Carlos y Víctor, en uno de los últimos viajes que hicimos juntos los cuatro a finales de los noventa- nos habíamos ido sin haber tomado una sola foto o grabación de vídeo. ¡Y en mi mente se rebobinaba una y otra vez la magnificencia de del friso románico de la fachada de la iglesia de Santiago!  Por eso, cuando planificamos el viaje a Castilla-La Mancha y Aragón para finalizarlo en Galicia, vimos que pernoctar en Carrión era una idea magnífica ya que nos cogía casi a mitad de camino entre Zaragoza y Gondomar. Así que buscamos un albergue de peregrinos para dormir y así aprovechar la tarde en rememorar visitas pasadas. Como ya dijimos en otra entrada de este blog, salimos temprano de Zaragoza en dirección a Frómista donde haríamos nuestra primera parada. Desde allí, después de atravesar Villalcázar de Sirga y su monumental iglesia de Santa María la Blanca, recorrimos los escasos quince kilómetros que separan Frómista de Carrión de los Condes.

FRÓMISTA: IMPRESIONANTE SAN MARTÍN DE TOURS


San Martín de Tours
Finalizada nuestra visita a Zaragoza, emprendimos nuevamente ruta hacia Galicia, con una parada intermedia prevista en Carrión de los Condes, donde habíamos reservado hotel y aprovechando su cercanía, volveríamos por tercera vez a Frómista y su inolvidable iglesia de San Martín de Tours. Así que madrugamos ese día y antes de las ocho de la mañana estábamos desayunando en el apartamento con ligereza, un café con leche y unas tostadas de pan de molde con aceite y tomate, mientras terminábamos de recoger y preparar las maletas. Poco después, con el coche cargado, estábamos en carretera dispuestos a recorrer los casi cuatrocientos kilómetros que separan Zaragoza de esta población. Ni que decir tiene que optamos por coger la autopista de pago en dirección a Logroño ya que los comentarios que habíamos leído sobre la carretera normal eran bastante desalentadores: mucho tráfico, sobre todo camiones, y mucha curva que implicaba imposibilidad de adelantar. Esto lo pudimos contemplar al llegar al punto en que se separan carretera y autopista de pago pues la casi totalidad del tráfico que había esa mañana, sobre todo vehículos de gran tonelaje, se desviaba hacia la carretera normal.  Poco antes de pasar por

jueves, 26 de septiembre de 2019

ZARAGOZA, CIUDAD ACOGEDORA

Veníamos de Anento con los ojos como platos después de haber disfrutado a tope con la maravilla de retablo de la iglesia de San Blas. Pocas cosas me han impactado más. Nos separaban algo más de ochenta kilómetros de autovía para llegar a Zaragoza, que recorrimos con diligencia. Eran poco más de las cuatro y cuarto de la tarde cuando empezamos a ver los primeros polígonos industriales que rodeaban la ciudad. Era el momento de llamar a Marta, dueña del apartamento del Paseo de Echegaray donde íbamos a pasar las dos siguientes noches. Habíamos pagado 140 euros por dos noches de alojamiento con derecho a cochera, lo cual, viendo el tráfico y el aparcamiento de la ciudad, fue la mejor decisión que tomamos. Nos costó alguna que otra vuelta por la zona hasta que conseguimos encontrar la dirección correcta para girar y descargar las maletas en la puerta del bloque del apartamento. Marta, persona jovial y muy amable, se desvivió por ayudarnos a sacar las maletas del coche ayudar a Concha a subirlas al piso mientras yo me quedaba vigilando el coche para evitar alguna posible multa por mal aparcamiento. Al rato, volvió a bajar y se montó conmigo para indicarme dónde estaba la cochera, sita en la calle del Sepulcro, a un par de calles del Paseo de Echegaray. Mientras tanto, me fue informando de la ubicación de los distintos supermercados, tiendas y monumentos que teníamos en las cercanías. Nos vino de perlas que a escasos cien metros del apartamento hubiera un Mercadona donde hicimos la mayor parte de las compras para el tiempo que íbamos a estar en Zaragoza. El apartamento, situado en la primera planta, era muy luminoso porque prácticamente todas las habitaciones tenían ventana o balcón a la calle, y estaba muy coqueto decorado: dos dormitorios, aunque nosotros solo íbamos a utilizar uno, amplio cuarto de baño, salón comedor comunicado con la cocina equipada

miércoles, 25 de septiembre de 2019

ANENTO Y SU INCREIBLE RETABLO


Tras la agradable visita a Molina de Aragón -tan cerca de Madrid y que no
Anento. Iglesia de San Blas
habíamos visitado hasta ahora-, enfilamos nuestros pasos hacia Anento, ya dentro de la provincia de Zaragoza. No habíamos escuchado nunca el nombre de Anento; de hecho, la primera vez que lo leímos pensábamos que estaba mal escrito. Y tras la visita, abandonamos el pueblo con la sensación de haber visto algo inigualable, único… ¡El retablo de la iglesia de San Blas!

MOLINA DE ARAGÓN Y SU IMPRESIONANTE RECINTO AMURALLADO

Iglesia de San Benito y recinto amurallado
Dejamos Teruel después de desayunar en el apartamento y dejar todo recogido. Bajamos las maletas al coche y nos dispusimos a llevar a cabo las visitas que hoy teníamos planificadas: Molina de Aragón, Anento y Zaragoza, donde queríamos llegar no más tarde de las seis, para lo cual ya habíamos quedado telefónicamente con Marta, dueña del apartamento donde íbamos a pernoctar dos noches. Así, abandonamos el apartamento de la calle Amantes de Teruel poco más o menos sobre las ocho y media, dispuestos a recorrer los cien kilómetros que nos separaban de Molina de Aragón, población situada en el extremo oriental de Guadalajara que atesora viejas historias de moros y cristianos, de señores, señoríos y princesas. Es curioso el mismo nombre del pueblo ya que perteneciendo a Castilla-La Mancha, tiene apellido aragonés y ello tiene una clara explicación: este lugar es una zona limítrofe entre ambas comunidades y a lo largo de la historia, unas veces ha pertenecido a una, y otras, a la otra, quedándose definitivamente en la comunidad manchega.

martes, 24 de septiembre de 2019

TERUEL: PARAISO DEL MUDÉJAR


Salimos de Albarracín comidos y descansados pasadas las cuatro de la tarde, dispuestos a llegar a una hora temprana a Teruel para tener tiempo de dar una primera vuelta por el casco histórico antes de que se hiciera de noche. Casi cuarenta kilómetros nos separaban de nuestro destino. El tráfico durante la primera mitad fue lento, a pesar de no haber muchos vehículos circulando en ese momento por la carretera, debido a lo sinuoso del terreno que posibilitaba la existencia de una línea continua perenne y permanente en el firme. Sin embargo, a medida que nos aproximábamos a la ciudad, la carretera fue abandonando ese perfil para convertirse en una larga recta que permitió acelerar la marcha. Y ese fue nuestro error: una patrulla de la Guardia Civil, bien pertrechada tras una casa en ruinas, se aseguró que nuestra llegada a Teruel tuviera un regusto amargo tras la correspondiente multa de tráfico. 

MIRAMBEL, PRECIOSO PUEBLO DEL MAESTRAZGO TUROLENSE


Portal de las Monjas
Y como tal, cogimos el coche que teníamos aparcado en la Plaza de España de Cantavieja y nos dirigimos en dirección a Mirambel, última localidad que teníamos planificada en la visita del día. Nos impresionó bastante el desnivel y la altura en la que se encuentra ubicada Cantavieja, en un peñasco cuya pendiente cae a plomo y que nos muestra maravillosas vistas en el descenso. Mirambel, sin embargo, se encuentra en un llano, libre de toda pendiente. Recorrimos los escasos quince kilómetros que separan ambas localidades en un breve espacio de tiempo por una carretera espaciosa y bien asfaltada. Aparcamos el coche en un descampado cerca del Portal de las Monjas, lugar fijado para iniciar la visita. Así que nada más bajar del coche, nos encontramos los primeros paneles informativos y el magnífico PORTAL DE LAS MONJAS, antigua puerta de muralla adosada al convento de las Agustinas.

lunes, 23 de septiembre de 2019

CANTAVIEJA Y SU PLAZA MAYOR


Rincón de Cantavieja
Tras la visita a Puertomingalvo, enfilamos en dirección a Cantavieja, capital histórica del Maestrazgo, pasadas las tres de la tarde. Tras un breve recorrido en el que fuimos mejorando poco a poco el firme de la carretera, en menos de una hora recorrimos los escasos cuarenta kilómetros que nos separaban de Cantavieja. Habíamos leído bastante acerca de esta población, con poco más de setecientos habitantes, cuyo conjunto histórico es uno de los más hermosos de la provincia, abundando tanto los monumentos religiosos como civiles. Las vistas del pueblo son engañosas pues la carretera por la que llegamos nosotros, la A-227, marca un trayecto continuo en bajada, sin grandes desniveles del terreno; sin embargo, cuando nos dirigimos más tarde en dirección a Mirambel nos dimos cuenta de que Cantavieja está asentado sobre un escarpado peñón. Una ubicación agreste, como tantas otras zonas del Maestrazgo donde se encuentra y donde se eleva a 1.200 metros sobre el nivel del mar, mostrando al viajero unas vistas preciosas del enclave. 

PUERTOMINGALVO, EJEMPLO DE PUEBLO BONITO


Calle de Puertomingalvo
Salimos de Rubielos de Mora poco antes de la una de la tarde y en escasamente una hora recorrimos los cuarenta y dos kilómetros que separan esta población de Puertomingalvo. La carretera se iba estrechando por momentos, aunque la belleza y lo agreste del paisaje iban en aumento, sobre todo en la zona cercana a Linares de Mora. Fue el último tramo de carretera el de peor asfalto y mayor estrechez en el firme. No obstante, la ventaja de ver la atalaya del castillo desde la lejanía hizo que el viaje resultara menos dificultoso. Aparcamos el coche al inicio de la calle Arrabal, prácticamente a la sombre del elevado castillo. Como sabíamos que la visita a la localidad iba a ser rápida dado el escaso número de edificios que atrajeran nuestro interés, aunque sí teníamos claro que lo que pretendíamos era hacernos una idea global del pueblo, con su entramado de calles y casas solariegas. 

RUBIELOS DE MORA, UN PUEBLO ENCANTADOR


Rubielos de Mora es una pequeña localidad con encanto situada en la
Toro de Soga y Toro Embolao
Comarca de Gúdar-Javalambre, en Teruel. La villa alberga un entramado de callejuelas donde podemos ver varias iglesias, pórticos, pequeñas plazas y numerosas casas solariegas y palacios que un día pertenecieron a nobles de la región y que todavía conservan sus escudos de armas en piedra, balcones elaborados con forja y los aleros de madera tan típicos de Aragón, todo esto le otorgó a Rubielos de Mora el sobrenombre de "Corte de la Sierra". Eran algo menos de las doce de la mañana cuando llegamos a Mora de Rubielos y aparcamos el coche muy cerca del Portal del Carmen, en una explanada donde hacen mercadillo un día a la semana. Ello nos obligó a realizar la visita en el sentido contrario al que teníamos planificada, que no era otra cosa que iniciarla por el Portal de San Antonio y terminarla por el del Carmen. Sin embargo, este pequeño contratiempo no supuso ningún problema.

MORA DE RUBIELOS




De nuestros dos días y medio que íbamos a estar en la provincia de Teruel, la planificación era clara: la tarde que llegábamos, domingo, la pasaríamos organizando nuestro alojamiento y comprando algo de comida para la cena, además de dar un primer paseo por el centro histórico de Teruel; el segundo día, lunes, lo dedicaríamos a visitar la ciudad y capital de provincia; y el tercer día, martes, estaríamos visitando una serie de pueblos pertenecientes a la provincia de los considerados “pueblos más bonitos de España” y cuya visita pensábamos enlazar a lo largo de todo el día. Sin embargo, nos dimos cuenta que, si hacíamos la visita a la capital en lunes, corríamos el riesgo de encontrarnos muchas de las iglesias y monumentos a visitar cerrados. Por eso, decidimos cambiar los planes y dedicar el lunes a visitar los pueblos turolenses y el martes a visitar la capital de provincia.

ALBARRACÍN, UNO DE LOS PUEBLOS MÁS BONITOS DE ESPAÑA


Probablemente, y a modo de anécdota, antes de narrar nuestra
Vista general
visita a Albarracín, vamos a contaros todo lo que precedió ese día a este maravilloso enclave bañado por el río Guadalaviar. Dormíamos en Cuenca y ese día nos despertamos pronto ya que nos esperaban una larga travesía de más de doscientos kilómetros por las serranías de Cuenca y Teruel hasta llegar al apartamento que teníamos alquilado en la ciudad de los Amantes. Además, habíamos pensado hacer tres paradas intermedias: íbamos a visitar la Ciudad Encantada, el nacimiento del río Cuervo y por la tarde la ciudad de Albarracín. Así que poco antes de las nueve de la mañana pusimos dirección a la Ciudad Encantada, enclave situado a veintiséis kilómetros de Cuenca. El día amanecía bastante encapotado, pero, según las previsiones meteorológicas que nos facilitaban las aplicaciones del teléfono, no había amenaza de lluvia inminente. No habíamos desayunado nada porque pensábamos hacerlo en algún bar que hubiera en el recinto que íbamos a visitar. Y así lo hicimos. Cogimos la cada vez más ondulante carretera que nos conducía a la Ciudad Encantada y allí nos plantamos poco después de las nueve y media de la mañana. El cielo se había cubierto más aún de nubes, pero no había llovido en todo el trayecto.

sábado, 21 de septiembre de 2019

CUENCA, CIUDAD BONITA Y ACOGEDORA



Llegamos a Cuenca alrededor de las tres y media de la tarde. Era la segunda vez que visitábamos la ciudad. Nuestra primera y breve estancia en la misma fue un Viernes Santo de 1993. Regresábamos después de pasar la Semana Santa en Alcalá de Henares y decidimos desviarnos hacia Cuenca en vez de hacer la vuelta de un modo directo. Estuvimos parte de una mañana y nos sorprendió muchísimo, por un lado, la llamada Procesión de los Borrachos o de las Turbas pues no conocíamos nada su origen ni sus peculiaridades actuales; y, por otro, las interminables cuestas del centro histórico. Pues con esos lejanos recuerdos planificamos un regreso a la ciudad que nos impactó por su homogeneidad arquitectónica y la belleza de muchos de sus rincones que pudimos admirar en el breve espacio de tiempo que habíamos estado. Es conveniente también resaltar la elección del hotel en el que pernoctamos dos noches. En un principio, a finales del mes de junio, nuestra primera opción fue el Antiguo Seminario Conciliar de San Julián, sito en pleno casco histórico y con posibilidad de aparcamiento en el mismo. El edificio es una auténtica joya de arte y se encontraba a pocos pasos de la mayor parte de las visitas que teníamos programadas. 

viernes, 20 de septiembre de 2019

BELMONTE, LA MANCHA EN TODO SU ESPLENDOR


Habíamos salido a una hora prudencial de Mota del Cuervo y en escasos minutos recorrimos los quince kilómetros que separan Mota de Belmonte, localidad conquense con casi dos mil habitantes y una larga historia en la que destacan principalmente tres personajes históricos: don Juan Pacheco, el primer marqués de Villena que dota a Belmonte de un gran patrimonio con la realización de obras tales como el Castillo, la Colegiata, el recinto defensivo y otra serie de edificaciones que hacen de Belmonte un centro político y cultural destacado; el Infante Don Juan Manuel, autor del conocido “El Conde Lucanor”; y Fray Luis de León, belmonteño ilustre, profesor de la Universidad de Salamanca y famoso por aquel “decíamos ayer…” al volver de nuevo a la docencia salmantina tras haber estado encarcelado cuatro años acusado por la Inquisición.  Y tres construcciones que marcan la importancia de su pasado: el recinto amurallado que lo rodea, el Castillo y la ex-Colegiata de San Bartolomé Apóstol.


Aparcamos el coche inicialmente justo al lado de la ERMITA DE LA
Puerta de Chinchilla
VIRGEN DE GRACIA
, Patrona de Belmonte, construida en el siglo XIII, aunque muy retocada en los siglos posteriores. La Virgen es una magnífica talla románica de madera policromada de 42 cm de altura de mediados del siglo XIII. Talla de cuerpo completo que representa a María sentada en un trono de madera con el Niño sobre su pierna izquierda, en actitud de bendecir. La Virgen lo sujeta con la mano izquierda mientras que en la derecha nos muestra el orbe del mundo, símbolo de autoridad y soberanía. Una vez que terminamos la visita de la ermita, cogimos de nuevo el coche y nos dirigimos hacia la llamada PUERTA DE CHINCHILLA, ya que habíamos visto que era fácil aparcar. El nombre le viene dado porque está orientada al vecino pueblo de Chinchilla y es la entrada más robusta y significativa que posee la muralla de Belmonte en la actualidad. Una vez que la atravesamos llegamos a una enorme plaza con unas vistas preciosas del castillo y del lienzo de muralla que sube hasta el mismo, en cuya parte izquierda nos ofrece el antiguo CONVENTO DE LOS PADRES FRANCISCANOS, que en la actualidad funciona como Centro de Salud, aunque en su iglesia conventual se siguen oficiando misas. Desde allí nos dirigimos a visitar la fachada de la CASA BELLOMONTE, que en la actualidad presenta una recreación de una casa real del siglo XV, con espacios llenos de vida en los que se respira la presencia de quienes los habitaron. Volvimos sobre nuestros pasos y también observamos la magnífica fachada de la CASA DE LOS BAILLO, construcción del siglo XVII que hoy funciona como Oficina de Empleo. En Belmonte son abundantes las casas señoriales por la prosperidad que la villa

tuvo en la baja Edad Media, especialmente en la época de don Juan Pacheco en la que en torno a su figura, se crea una segunda corte. Durante esa época y en los siglos siguientes fueron muchos los
Puerta del Almudí y Pósito
nobles e hidalgos que edificaron sus casas intramuros de la villa. Desde ahí, a pocos metros nos encontramos con la
PUERTA DEL ALMUDÍ, también llamada del Rollo o del Cristo de los Ausentes. El nombre de Almudí viene por estar junto al Pósito, casa de piedra aneja a la puerta que fue el lugar destinado a mantener acopio de granos, principalmente de trigo, y prestarlos a labradores y vecinos, durante los meses de menos abundancia. La denominación «puerta del rollo» se debe a que frente a ella estuvo situado el rollo, columna de piedra que antiguamente era insignia de jurisdicción y que en muchos casos servían de picota para ajusticiar a los reos. También esta puerta recibe la denominación del «Cristo de los Ausentes», por albergar en ella una imagen de bronce de ese Cristo, obra del escultor José Antonio Lafuente en los años sesenta del siglo XX. Y justo al lado de esta puerta, el PÓSITO o Almudí, importante arquitectura civil levantada en el siglo XVI como almacén del Pósito Real. En la actualidad es utilizado como viviendas. Y justo en esta plaza nos detuvimos un rato en el Bar Domingo a tomar una par de cervezas, que ya el cuerpo nos iba demandando: dos cañas con una pequeña tapa por 2,40 euros. Continuamos nuestro recorrido y nos dirigimos hasta la PUERTA DE LA ESTRELLA, llamada así por estar dedicada
Puerta de la Estrella. Interior
a la Virgen de la Estrella, aunque también ha sido denominada como la puerta de Toledo o la de Monreal, por estar orientada hacia estas localidades. Su actual nombre le viene por la existencia siglos atrás, extramuros, de una judería o barrio judío en la que se obligaba a vivir por ley a los judíos. La estrella de David, de siete puntas, símbolo del judaísmo, es lo que hizo que posteriormente esta puerta se rebautizara como de la «Estrella» y se dedicara a la Virgen de tal nombre, construyendo un altar sobre el arco para su veneración. En la parte interior se hallan unas escaleras de piedra que conducen al altar y que no son originales de esta puerta. Pertenecían a la puerta del Almudí, cercana a ésta, y fueron trasladadas aquí en los años sesenta del siglo XX. Muy cerquita el
COLEGIO DE LOS JESUITAS, que se tiene por el primer colegio interno que tuvo esta orden en España. El edificio data del siglo XVII, aunque los jesuitas vinieron a Belmonte un siglo antes. En la
Colegio de los Jesuitas
actualidad, el claustro está abierto ofreciendo a Belmonte uno de sus más bellos espacios, la plaza de Correos, y la iglesia, utilizada durante muchos años como cine y teatro aunque en la actualidad la mala conservación y deterioro del edificio ha hecho que permanezca cerrado y sin ningún tipo de utilidad. Y así, como el que no quiere la cosa, llegamos al
AYUNTAMIENTO, que es un edificio de nueva planta construido entre los años 1955 y 1956, aunque para su construcción se utilizaron elementos del antiguo edificio: piedra de sillería que se pueden ver en el dintel de la puerta principal, el escudo de armas, tal y como estaba, o la campana de la torre, que procedía del Colegio de los Jesuitas. Y presidiendo la plaza una escultura sobre un pedestal de piedra dedicada a FRAY LUIS DE LEÓN, ilustre belmonteño cuya casa natal se encuentra muy cerca de aquí. Desde esta plaza nos encaminamos hacia el CONVENTO DE LAS MADRES CONCEPCIONISTAS, situado en la parte alta del
Ayuntamiento
pueblo y que data de 1584. En la actualidad está deshabitado tras la marcha a Cuenca en 2007 de las últimas monjas que lo habitaban, teniendo el edificio un futuro incierto y viéndose abocado a la ruina. Un poco más adelante visitamos la
CASA NATAL DE FRAY LUIS DE LEÓN, situada en los alrededores de la Colegiata. Es una casa vulgar, de las muchas que podemos encontrarnos en la localidad, en cuya fachada una lápida nos recuerda que fue el lugar donde nació y residió durante un tiempo este docente del Siglo de Oro español. Y en esta esquina nos llevamos una sorpresa mayúscula. En muchas fachadas de casas solariegas y lienzos de la muralla pudimos contemplar una serie de figuras humanas, a tamaño real, adosadas a las mismas recordando al visitante los belmonteños ilustres, ya nacidos en la localidad, ya relacionados con la misma. Así pudimos observar a Eugenia de Montijo, a San Juan del Castillo, Pedro Páez,
Condest. Lucas de Iranzo
Fray Luis de León, y ¡sorpresa!, el condestable Miguel Lucas de Iranzo, nacido en Belmonte pero muy relacionado con la ciudad de Jaén. No conocíamos que este noble era originario de Belmonte.

Continuamos nuestros pasos en dirección al antiguo PALACIO DEL INFANTE DON JUAN MANUEL, otrora palacio del autor de “El Conde Lucanor” y residencia de los Pacheco (donde nacieron el marqués y su hermano), sirvió de convento de dominicas desde su donación, por parte de d. Diego López Pacheco, segundo Marqués de Villena a éstas en 1499. Destacaba de su estructura el patio plateresco, de doble arcada y el salón regio, que pasó a ser utilizado como iglesia conventual. En la actualidad es un hotel, que ha conseguido integrar en su diseño los escasos restos originales que se conservaban del palacio. Y desde allí, a escasos metros, se nos
Palacio Don Juan Manuel
mostró con toda la grandeza la
COLEGIATA DE SAN BARTOLOMÉ, mandada construir por Juan Pacheco, en 1459, sobre la antigua iglesia local. Era Colegiata porque tenía cabildo colegial; el de Belmonte constaba de 36 curas que estaban a su cargo. El precio de entrada fue de tres euros para nosotros dos, precio de pensionista. Un detalle que no nos gustó es que no se podían hacer fotos ni grabar vídeos. El templo fue realizado con el fin último de ser el lugar de enterramiento del Marqués de Villena, tal y como lo dispuso en su primer testamento, un segundo testamento cambia la Colegiata por el Monasterio de El Parral, en Segovia, donde reposan sus restos. Quienes sí están enterrados son sus antepasados, en cuatro arcosolios de estilo flamígero albergan las esculturas de alabastro de bulto redondo en actitud orante que en el siglo XVI manda realizar el hijo de Juan Pacheco. El templo es de factura gótica, en su interior se funden, armoniosamente, diferentes estilos artísticos, sorprendiendo, por inesperadas, las obras que alberga y que adornan sus blancos muros de caliza. Son impresionantes sus rejas platerescas, así como los retablos de sus trece  capillas, construidas en el siglo XVI, De singular belleza, la de la “Anunciación”, fundada
Colegiata de San Bartolomé
por los familiares de Fray Luis de León. También conserva la pila bautismal donde fue bautizado el insigne poeta. Asimismo destacan los retablos pictóricos de la “Inmaculada” y la “Santísima Trinidad”, ambos del siglo XVI. Particular interés despierta el coro a los pies de la iglesia, de madera de nogal, tallado por Egas Cueman. Perteneció a la Catedral de Cuenca y está considerado como el coro historiado más antiguo de toda España (1454). En la colegiata lleva desde el siglo XVIII, momento en el que el cabildo colegial lo adquiere a la Catedral.

Tras la visita enfilamos nuestros pasos en busca del coche que estaba aparcado en la Puerta de Chinchilla. Por el camino nos encontramos con la llamada CASA DE LOS HINESTROSA, popularmente conocida como la “esquina de los leones”, y popularmente confundida con la casa natal de Fray Luis de León por
Casa de los Hinestrosa
la presencia de estos animales en la esquina de la fachada. De vuelta de nuevo a la enorme plaza del Pilar, nombre que adquiere de majestuoso pilar con numerosos caños de agua que existe en uno de sus extremos, cogimos el coche y nos dirigimos a lo alto de la colina donde se encuentra ubicado el castillo, que domina todo el paisaje circundante. En nuestro breve recorrido pudimos admirar la única torre albarrana (separada de la murada) que conserva el recinto amurallado de la ciudad. Una vez aparcado el coche en la explanada que se abre frente al castillo, nos dirigimos a visitarlo, cosa que no pudimos hacer porque lo cerraban en pocos minutos y nos invitaron a realizar la visita en horario de tarde.

El CASTILLO, mandado construir por Juan Pacheco, primer Marqués de Villena en 1456, en el cerro de San Cristóbal sobre una fortaleza del siglo anterior, es el emblema y símbolo de Belmonte. De estilo gótico-mudéjar, este notable edificio fue declarado Monumento
Castillo. Puerta de entrada
Nacional en 1932. Destaca su estructura en forma de estrella, tan original que en cuanto a arquitectura militar no hay ningún otro castillo en España con este tipo de planta. Se origina en torno al Patio de Armas, de forma triangular, que junto con los torreones, que sirven también de contrafuertes, le dan esta forma única. Se utilizó para numerosos y variados fines a lo largo de la historia: fue cárcel de las tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia (1808-1814); fue residencia de la Emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo, que encarga su restauración; se utilizó como convento de frailes dominicos desde la partida de la emperatriz hasta 1885, y ya, en el siglo XX, como cárcel durante la Guerra Civil española (1936-1939) y sede del Frente de Juventudes durante el franquismo. Y así, tras fotografiarlo desde múltiples ángulos, decidimos no visitarlo ya que nos obligaba a comer en Belmonte y esperar hasta las cuatro de la tarde, hora que abría al público, lo cual nos trastocaba
todos los planes que llevábamos de llegar a Cuenca ciudad a primera hora de la tarde. Así nos subimos al coche y nos dirigimos en dirección a Cuenca,
Castillo de Belmonte
ansiosos de recorrer los escasos cien kilómetros que nos separaban. Si me gustaría recordar en este punto que, dada la hora que era, cercana a las dos de la tarde, decidimos parar en La Almarcha, en un bar de carretera para una comida ligera: unas cervezas, unas tapas y algún bocadillo compartido. Entre los dos bares que había, uno enfrente del otro, optamos por cruzar la carretera y comer en el Restaurante Jorge Manrique, un local amplio y ruidoso, lleno de viajeros comiendo a esa hora. Nos aposentamos en la barra y pedimos unas cervezas con unas tapas de oreja y callos y un bocadillo de lomo cuyo tamaño no describo porque podría resultar obsceno. El precio final fue de 9,30 euros. Desde allí, nos dirigimos hacia el hotel que teníamos reservado en Cuenca, cuya visita contaremos en otro apartado del blog.