Este martes pasado, Cándido, Juan y yo hemos
vuelto a retomar una costumbre que iniciamos hace siete años que consistía en
ir visitando los pueblos de los alrededores de Bailén para conocer más
profundamente su patrimonio. Iniciamos las visitas con Baeza y le continuó
Úbeda. Hoy le ha tocado el turno a la ciudad de Andújar, que con una población
cercana a los cuarenta mil habitantes y localizada a unos veinticinco
kilómetros aproximadamente de Bailén, presenta un rico patrimonio perteneciente
a los siglos XV al XVIII, excelentemente conservado y concentrado lo que
permite un paseo cómodo para llevar a cabo la visita. Además, el hecho de que
la ciudad sea prácticamente llana facilita el recorrido por los diferentes
monumentos que conforman su patrimonio.
martes, 5 de noviembre de 2019
martes, 8 de octubre de 2019
IGLESIA DE SAN SALVADOR DE CORUXO
Esta pequeña iglesia ha sido un descubrimiento casual
pues ni siquiera había oído hablar de ella. La noche anterior estuvimos en Vigo
compartiendo un magnífico y abundante churrasco en Casa
Serodio con Alfonso e
Irene, nuestros consuegros. De vuelta para Gondomar, decidimos tomar una última
copa en Panxón, de cuya iglesia votiva también hablaré algún día en este blog. Veníamos
hablando tranquilamente en el coche cuando se me presentaron como un flash
violento los tres ábsides de esta desconocida iglesia. Tras preguntar con
curiosidad por esta iglesia y documentarme mínimamente en internet sobre su
ubicación exacta y sus carácterísticas principales, decidí visitarla al día
siguiente ya que la distancia que nos separaba no superaba los doce kilómetros.
Fachada principal y cruceiro |
domingo, 29 de septiembre de 2019
SANTA MARIÑA DE AUGAS SANTAS
En nuestro último viaje a Galicia decidimos acercarnos
a una pequeña iglesia situada en el Concello de Allariz y de la que había
tenido conocimiento de su existencia de forma accidental a través de
un blog
completísimo sobre las muchas y muy distintas localidades que conforman la
comunidad gallega (https://galiciapuebloapueblo.blogspot.com). Así pues,
dejamos la A-52 a la altura de Allariz y nos dispusimos a recorrer los cinco
kilómetros escasos que separan la parroquia donde se halla de la salida de la
autovía. La carretera que nos acerca a la iglesia es estrecha y con numerosas
curvas pero con muy poco tráfico. Todo el verdor de la vegetación que nos
acompaña en este pequeño trayecto se derrama ante nuestros asombrados ojos que
no terminan de acostumbrarse a el caserío disperso que se desparrama a lo largo
de los montes cercanos.
Fachada principal |
viernes, 27 de septiembre de 2019
CARRIÓN DE LOS CONDES Y SU MAJESTUOSA IGLESIA DE SANTIAGO
Iglesia de Santiago |
Era
la tercera vez que visitábamos Carrión de los Condes. Y era casi una necesidad
volver porque las dos veces anteriores -una con Nacho y Chus allá en los
comienzos de los años noventa; y otra con Carlos y Víctor, en uno de los últimos
viajes que hicimos juntos los cuatro a finales de los noventa- nos habíamos ido
sin haber tomado una sola foto o grabación de vídeo. ¡Y en mi mente se
rebobinaba una y otra vez la magnificencia de del friso románico de la fachada
de la iglesia de Santiago! Por eso,
cuando planificamos el viaje a Castilla-La Mancha y Aragón para finalizarlo en
Galicia, vimos que pernoctar en Carrión era una idea magnífica ya que nos cogía
casi a mitad de camino entre Zaragoza y Gondomar. Así que buscamos un albergue
de peregrinos para dormir y así aprovechar la tarde en rememorar visitas
pasadas. Como ya dijimos en otra entrada de este blog, salimos temprano de
Zaragoza en dirección a Frómista donde haríamos nuestra primera parada. Desde
allí, después de atravesar Villalcázar de Sirga y su monumental iglesia de
Santa María la Blanca, recorrimos los escasos quince kilómetros que separan
Frómista de Carrión de los Condes.
FRÓMISTA: IMPRESIONANTE SAN MARTÍN DE TOURS
San Martín de Tours |
jueves, 26 de septiembre de 2019
ZARAGOZA, CIUDAD ACOGEDORA
Veníamos de Anento con los ojos como platos después de haber disfrutado a tope con la maravilla de retablo de la iglesia de San Blas. Pocas cosas me han impactado más. Nos separaban algo más de ochenta kilómetros de autovía para llegar a Zaragoza, que recorrimos con diligencia. Eran poco más de las cuatro y cuarto de la tarde cuando empezamos a ver los primeros polígonos industriales que rodeaban la ciudad. Era el momento de llamar a Marta, dueña del apartamento del Paseo de Echegaray donde íbamos a pasar las dos siguientes noches. Habíamos pagado 140 euros por dos noches de alojamiento con derecho a cochera, lo cual, viendo el tráfico y el aparcamiento de la ciudad, fue la mejor decisión que tomamos. Nos costó alguna que otra vuelta por la zona hasta que conseguimos encontrar la dirección correcta para girar y descargar las maletas en la puerta del bloque del apartamento. Marta, persona jovial y muy amable, se desvivió por ayudarnos a sacar las maletas del coche ayudar a Concha a subirlas al piso mientras yo me quedaba vigilando el coche para evitar alguna posible multa por mal aparcamiento. Al rato, volvió a bajar y se montó conmigo para indicarme dónde estaba la cochera, sita en la calle del Sepulcro, a un par de calles del Paseo de Echegaray. Mientras tanto, me fue informando de la ubicación de los distintos supermercados, tiendas y monumentos que teníamos en las cercanías. Nos vino de perlas que a escasos cien metros del apartamento hubiera un Mercadona donde hicimos la mayor parte de las compras para el tiempo que íbamos a estar en Zaragoza. El apartamento, situado en la primera planta, era muy luminoso porque prácticamente todas las habitaciones tenían ventana o balcón a la calle, y estaba muy coqueto decorado: dos dormitorios, aunque nosotros solo íbamos a utilizar uno, amplio cuarto de baño, salón comedor comunicado con la cocina equipada
miércoles, 25 de septiembre de 2019
ANENTO Y SU INCREIBLE RETABLO
Tras la agradable visita a Molina de Aragón -tan
cerca de Madrid y que no
habíamos visitado hasta ahora-, enfilamos nuestros
pasos hacia Anento, ya dentro de la provincia de Zaragoza. No habíamos
escuchado nunca el nombre de Anento; de hecho, la primera vez que lo leímos
pensábamos que estaba mal escrito. Y tras la visita, abandonamos el pueblo con
la sensación de haber visto algo inigualable, único… ¡El retablo de la iglesia
de San Blas!
Anento. Iglesia de San Blas |
MOLINA DE ARAGÓN Y SU IMPRESIONANTE RECINTO AMURALLADO
Iglesia de San Benito y recinto amurallado |
martes, 24 de septiembre de 2019
TERUEL: PARAISO DEL MUDÉJAR
Salimos de Albarracín comidos y descansados
pasadas las cuatro de la tarde, dispuestos a llegar a una hora temprana a
Teruel para tener tiempo de dar una primera vuelta por el casco histórico antes
de que se hiciera de noche. Casi cuarenta kilómetros nos separaban de nuestro
destino. El tráfico durante la primera mitad fue lento, a pesar de no haber
muchos vehículos circulando en ese momento por la carretera, debido a lo
sinuoso del terreno que posibilitaba la existencia de una línea continua
perenne y permanente en el firme. Sin embargo, a medida que nos aproximábamos a
la ciudad, la carretera fue abandonando ese perfil para convertirse en una
larga recta que permitió acelerar la marcha. Y ese fue nuestro error: una
patrulla de la Guardia Civil, bien pertrechada tras una casa en ruinas, se
aseguró que nuestra llegada a Teruel tuviera un regusto amargo tras la
correspondiente multa de tráfico.
MIRAMBEL, PRECIOSO PUEBLO DEL MAESTRAZGO TUROLENSE
Portal de las Monjas |
lunes, 23 de septiembre de 2019
CANTAVIEJA Y SU PLAZA MAYOR
Rincón de Cantavieja |
PUERTOMINGALVO, EJEMPLO DE PUEBLO BONITO
Calle de Puertomingalvo |
RUBIELOS DE MORA, UN PUEBLO ENCANTADOR
Rubielos de Mora es una pequeña
localidad con encanto situada en la
Comarca de Gúdar-Javalambre, en
Teruel. La villa alberga un entramado de callejuelas donde podemos ver varias
iglesias, pórticos, pequeñas plazas y numerosas casas solariegas y palacios que
un día pertenecieron a nobles de la región y que todavía conservan sus escudos
de armas en piedra, balcones elaborados con forja y los aleros de madera tan
típicos de Aragón, todo esto le otorgó a Rubielos de Mora el sobrenombre
de "Corte de la Sierra". Eran algo menos de las doce de la
mañana cuando llegamos a Mora de Rubielos y aparcamos el coche muy cerca del
Portal del Carmen, en una explanada donde hacen mercadillo un día a la semana.
Ello nos obligó a realizar la visita en el sentido contrario al que teníamos
planificada, que no era otra cosa que iniciarla por el Portal de San Antonio y terminarla
por el del Carmen. Sin embargo, este pequeño contratiempo no supuso ningún
problema.
Toro de Soga y Toro Embolao |
MORA DE RUBIELOS
De nuestros dos días y medio que íbamos a estar en la provincia de
Teruel, la planificación era clara: la tarde que llegábamos, domingo, la
pasaríamos organizando nuestro alojamiento y comprando algo de comida para la
cena, además de dar un primer paseo por el centro histórico de Teruel; el
segundo día, lunes, lo dedicaríamos a visitar la ciudad y capital de provincia;
y el tercer día, martes, estaríamos visitando una serie de pueblos
pertenecientes a la provincia de los considerados “pueblos más bonitos de
España” y cuya visita pensábamos enlazar a lo largo de todo el día. Sin
embargo, nos dimos cuenta que, si hacíamos la visita a la capital en lunes,
corríamos el riesgo de encontrarnos muchas de las iglesias y monumentos a
visitar cerrados. Por eso, decidimos cambiar los planes y dedicar el lunes a
visitar los pueblos turolenses y el martes a visitar la capital de provincia.
ALBARRACÍN, UNO DE LOS PUEBLOS MÁS BONITOS DE ESPAÑA
Probablemente, y a
modo de anécdota, antes de narrar nuestra
visita a Albarracín, vamos a contaros
todo lo que precedió ese día a este maravilloso enclave bañado por el río
Guadalaviar. Dormíamos en Cuenca y ese día nos despertamos pronto ya que nos
esperaban una larga travesía de más de doscientos kilómetros por las serranías
de Cuenca y Teruel hasta llegar al apartamento que teníamos alquilado en la
ciudad de los Amantes. Además, habíamos pensado hacer tres paradas intermedias:
íbamos a visitar la Ciudad Encantada, el nacimiento del río Cuervo y por la
tarde la ciudad de Albarracín. Así que poco antes de las nueve de la mañana
pusimos dirección a la Ciudad Encantada, enclave situado a veintiséis
kilómetros de Cuenca. El día amanecía bastante encapotado, pero, según las
previsiones meteorológicas que nos facilitaban las aplicaciones del teléfono,
no había amenaza de lluvia inminente. No habíamos desayunado nada porque
pensábamos hacerlo en algún bar que hubiera en el recinto que íbamos a visitar.
Y así lo hicimos. Cogimos la cada vez más ondulante carretera que nos conducía
a la Ciudad Encantada y allí nos plantamos poco después de las nueve y media de
la mañana. El cielo se había cubierto más aún de nubes, pero no había llovido
en todo el trayecto.
Vista general |
sábado, 21 de septiembre de 2019
CUENCA, CIUDAD BONITA Y ACOGEDORA
Llegamos
a Cuenca alrededor de las tres y media de la tarde. Era la segunda vez que
visitábamos la ciudad. Nuestra primera y breve estancia en la misma fue un
Viernes Santo de 1993. Regresábamos después de pasar la Semana Santa en Alcalá
de Henares y decidimos desviarnos hacia Cuenca en vez de hacer la vuelta de un
modo directo. Estuvimos parte de una mañana y nos sorprendió muchísimo, por un
lado, la llamada Procesión de los Borrachos o de las Turbas pues no
conocíamos nada su origen ni sus peculiaridades actuales; y, por otro, las
interminables cuestas del centro histórico. Pues con esos lejanos recuerdos
planificamos un regreso a la ciudad que nos impactó por su homogeneidad arquitectónica
y la belleza de muchos de sus rincones que pudimos admirar en el breve espacio
de tiempo que habíamos estado. Es conveniente también resaltar la elección del
hotel en el que pernoctamos dos noches. En un principio, a finales del mes de
junio, nuestra primera opción fue el Antiguo Seminario Conciliar de San
Julián, sito en pleno casco histórico y con posibilidad de aparcamiento en
el mismo. El edificio es una auténtica joya de arte y se encontraba a pocos
pasos de la mayor parte de las visitas que teníamos programadas.
viernes, 20 de septiembre de 2019
BELMONTE, LA MANCHA EN TODO SU ESPLENDOR
Habíamos salido a una hora prudencial de Mota
del Cuervo y en escasos minutos recorrimos los quince kilómetros que separan
Mota de Belmonte, localidad conquense con casi dos mil habitantes y una larga
historia en la que destacan principalmente tres personajes históricos: don Juan Pacheco, el primer marqués de Villena que dota a
Belmonte de un gran patrimonio con la realización de obras tales como el
Castillo, la Colegiata, el recinto defensivo y otra serie de edificaciones que
hacen de Belmonte un centro político y cultural destacado; el Infante Don
Juan Manuel, autor del conocido “El Conde Lucanor”; y Fray Luis de León,
belmonteño ilustre, profesor de la Universidad de Salamanca y famoso por aquel
“decíamos ayer…” al volver de nuevo a la docencia salmantina tras haber
estado encarcelado cuatro años acusado por la Inquisición. Y tres construcciones que marcan la
importancia de su pasado: el recinto amurallado que lo rodea, el Castillo y la
ex-Colegiata de San Bartolomé Apóstol.
Aparcamos
el coche inicialmente justo al lado de la ERMITA DE LA
VIRGEN DE GRACIA, Patrona de
Belmonte, construida en el siglo XIII, aunque muy retocada en los siglos
posteriores. La Virgen es una magnífica talla románica de madera policromada de
42 cm de altura de mediados del siglo XIII. Talla de cuerpo completo que
representa a María sentada en un trono de madera con el Niño sobre su pierna
izquierda, en actitud de bendecir. La Virgen lo sujeta con la mano izquierda
mientras que en la derecha nos muestra el orbe del mundo, símbolo de autoridad
y soberanía. Una vez que terminamos la visita de la ermita, cogimos de nuevo el
coche y nos dirigimos hacia la llamada PUERTA DE CHINCHILLA, ya que habíamos visto que era
fácil aparcar. El nombre le viene dado porque está orientada al vecino pueblo
de Chinchilla y es la entrada más robusta y significativa que posee la muralla
de Belmonte en la actualidad. Una vez que la atravesamos llegamos a una enorme
plaza con unas vistas preciosas del castillo y del lienzo de muralla que sube
hasta el mismo, en cuya parte izquierda nos ofrece el antiguo CONVENTO
DE LOS PADRES FRANCISCANOS, que en la
actualidad funciona como Centro de Salud, aunque en su iglesia conventual se
siguen oficiando misas. Desde allí nos dirigimos a visitar la fachada de la CASA
BELLOMONTE, que en la actualidad presenta una recreación de una casa real del siglo XV, con espacios
llenos de vida en los que se respira la presencia de quienes los habitaron.
Volvimos sobre nuestros pasos y también observamos la magnífica fachada de la CASA DE LOS BAILLO, construcción del siglo
XVII que hoy funciona como Oficina de Empleo. En Belmonte son abundantes las
casas señoriales por la prosperidad que la villa
tuvo en la baja Edad Media,
especialmente en la época de don Juan Pacheco en la que en torno a su figura,
se crea una segunda corte. Durante esa época y en los siglos siguientes fueron
muchos los
nobles e hidalgos que edificaron sus casas intramuros de la
villa. Desde ahí, a pocos metros nos encontramos con la PUERTA DEL ALMUDÍ, también llamada del Rollo
o del Cristo de los Ausentes. El nombre de Almudí viene por estar junto al
Pósito, casa de piedra aneja a la puerta que fue el lugar destinado a mantener
acopio de granos, principalmente de trigo, y prestarlos a labradores y vecinos,
durante los meses de menos abundancia. La denominación «puerta del rollo» se
debe a que frente a ella estuvo situado el rollo, columna de piedra que
antiguamente era insignia de jurisdicción y que en muchos casos servían de
picota para ajusticiar a los reos. También esta puerta recibe la denominación
del «Cristo de los Ausentes», por albergar en ella una imagen de bronce de ese
Cristo, obra del escultor José Antonio Lafuente en los años sesenta del siglo
XX. Y justo al lado de esta puerta, el PÓSITO o Almudí, importante arquitectura civil levantada en el
siglo XVI como almacén del Pósito Real. En la actualidad es utilizado como
viviendas. Y justo en esta plaza nos detuvimos un rato en el Bar Domingo
a tomar una par de cervezas, que ya el cuerpo nos iba demandando: dos cañas con
una pequeña tapa por 2,40 euros. Continuamos nuestro recorrido y nos dirigimos
hasta la PUERTA DE LA ESTRELLA, llamada
así por estar dedicada
a la Virgen de la Estrella, aunque también ha sido
denominada como la puerta de Toledo o la de Monreal, por estar orientada hacia
estas localidades. Su actual nombre le viene por la existencia siglos atrás,
extramuros, de una judería o barrio judío en la que se obligaba a vivir por ley
a los judíos. La estrella de David, de siete puntas, símbolo del judaísmo, es
lo que hizo que posteriormente esta puerta se rebautizara como de la «Estrella»
y se dedicara a la Virgen de tal nombre, construyendo un altar sobre el arco
para su veneración. En la parte interior se hallan unas escaleras de piedra que
conducen al altar y que no son originales de esta puerta. Pertenecían a la
puerta del Almudí, cercana a ésta, y fueron trasladadas aquí en los años
sesenta del siglo XX. Muy cerquita el COLEGIO DE LOS
JESUITAS, que se tiene
por el primer colegio interno que tuvo esta orden en España. El edificio data
del siglo XVII, aunque los jesuitas vinieron a Belmonte un siglo antes. En la
actualidad,
el claustro está abierto ofreciendo a Belmonte uno de sus más bellos espacios,
la plaza de Correos, y la iglesia, utilizada durante muchos años como cine y
teatro aunque en la actualidad la mala conservación y deterioro del edificio ha
hecho que permanezca cerrado y sin ningún tipo de utilidad. Y así, como el que
no quiere la cosa, llegamos al AYUNTAMIENTO, que es un edificio de nueva planta construido entre los años 1955 y
1956, aunque para su construcción se utilizaron elementos del antiguo edificio:
piedra de sillería que se pueden ver en el dintel de la puerta principal, el
escudo de armas, tal y como estaba, o la campana de la torre, que procedía del
Colegio de los Jesuitas. Y presidiendo la plaza una escultura sobre un
pedestal de piedra dedicada a FRAY LUIS DE LEÓN, ilustre belmonteño
cuya casa natal se encuentra muy cerca de aquí. Desde esta plaza nos
encaminamos hacia el CONVENTO DE LAS MADRES
CONCEPCIONISTAS, situado en la
parte alta del
pueblo y que data de 1584. En la actualidad está deshabitado
tras la marcha a Cuenca en 2007 de las últimas monjas que lo habitaban,
teniendo el edificio un futuro incierto y viéndose abocado a la ruina. Un poco
más adelante visitamos la CASA NATAL DE FRAY LUIS DE LEÓN, situada en los alrededores de la Colegiata. Es una casa vulgar,
de las muchas que podemos encontrarnos en la localidad, en cuya fachada una lápida
nos recuerda que fue el lugar donde nació y residió durante un tiempo este
docente del Siglo de Oro español. Y en esta esquina nos llevamos una sorpresa
mayúscula. En muchas fachadas de casas solariegas y lienzos de la muralla
pudimos contemplar una serie de figuras humanas, a tamaño real, adosadas a las
mismas recordando al visitante los belmonteños ilustres, ya nacidos en la
localidad, ya relacionados con la misma. Así pudimos observar a Eugenia de
Montijo, a San Juan del Castillo, Pedro Páez,
Fray Luis de León, y ¡sorpresa!,
el condestable Miguel Lucas de Iranzo, nacido en Belmonte pero muy relacionado
con la ciudad de Jaén. No conocíamos que este noble era originario de Belmonte.
Puerta de Chinchilla |
Puerta del Almudí y Pósito |
Puerta de la Estrella. Interior |
Colegio de los Jesuitas |
Ayuntamiento |
Condest. Lucas de Iranzo |
Continuamos
nuestros pasos en dirección al antiguo PALACIO DEL
INFANTE DON JUAN MANUEL, otrora palacio
del autor de “El Conde Lucanor” y residencia de los Pacheco (donde nacieron el
marqués y su hermano), sirvió de convento de dominicas desde su donación, por
parte de d. Diego López Pacheco, segundo Marqués de Villena a éstas en 1499.
Destacaba de su estructura el patio plateresco, de doble arcada y el salón
regio, que pasó a ser utilizado como iglesia conventual. En la actualidad es un
hotel, que ha conseguido integrar en su diseño los escasos restos originales
que se conservaban del palacio. Y desde allí, a escasos metros, se nos
mostró
con toda la grandeza la COLEGIATA DE SAN BARTOLOMÉ, mandada construir por Juan Pacheco, en 1459,
sobre la antigua iglesia local. Era Colegiata porque tenía cabildo colegial; el
de Belmonte constaba de 36 curas que estaban a su cargo. El precio de entrada
fue de tres euros para nosotros dos, precio de pensionista. Un detalle que no
nos gustó es que no se podían hacer fotos ni grabar vídeos. El templo fue realizado
con el fin último de ser el lugar de enterramiento del Marqués de Villena, tal
y como lo dispuso en su primer testamento, un segundo testamento cambia la
Colegiata por el Monasterio de El Parral, en Segovia, donde reposan sus restos.
Quienes sí están enterrados son sus antepasados, en cuatro arcosolios de estilo
flamígero albergan las esculturas de alabastro de bulto redondo en actitud
orante que en el siglo XVI manda realizar el hijo de Juan Pacheco. El templo es
de factura gótica, en su interior se funden, armoniosamente, diferentes estilos
artísticos, sorprendiendo, por inesperadas, las obras que alberga y que adornan
sus blancos muros de caliza. Son impresionantes sus rejas platerescas, así como
los retablos de sus trece capillas,
construidas en el siglo XVI, De singular belleza, la de la “Anunciación”,
fundada
por los familiares de Fray Luis de León. También conserva la pila
bautismal donde fue bautizado el insigne poeta. Asimismo destacan los retablos
pictóricos de la “Inmaculada” y la “Santísima Trinidad”, ambos del siglo XVI. Particular
interés despierta el coro a los pies de la iglesia, de madera de nogal, tallado
por Egas Cueman. Perteneció a la Catedral de Cuenca y está considerado como el
coro historiado más antiguo de toda España (1454). En la colegiata lleva desde
el siglo XVIII, momento en el que el cabildo colegial lo adquiere a la
Catedral.
Palacio Don Juan Manuel |
Colegiata de San Bartolomé |
Tras
la visita enfilamos nuestros pasos en busca del coche que estaba aparcado en la
Puerta de Chinchilla. Por el camino nos encontramos con la llamada CASA DE LOS HINESTROSA, popularmente conocida como
la “esquina de los leones”, y popularmente confundida con la casa natal de Fray
Luis de León por
la presencia de estos animales en la esquina de la fachada. De
vuelta de nuevo a la enorme plaza del Pilar, nombre que adquiere de majestuoso
pilar con numerosos caños de agua que existe en uno de sus extremos, cogimos el
coche y nos dirigimos a lo alto de la colina donde se encuentra ubicado el
castillo, que domina todo el paisaje circundante. En nuestro breve recorrido
pudimos admirar la única torre albarrana (separada de la murada) que conserva
el recinto amurallado de la ciudad. Una vez aparcado el coche en la explanada
que se abre frente al castillo, nos dirigimos a visitarlo, cosa que no pudimos
hacer porque lo cerraban en pocos minutos y nos invitaron a realizar la visita
en horario de tarde.
Casa de los Hinestrosa |
El CASTILLO, mandado construir por Juan Pacheco, primer
Marqués de Villena en 1456, en el cerro de San Cristóbal sobre una fortaleza
del siglo anterior, es el emblema y símbolo de Belmonte. De estilo
gótico-mudéjar, este notable edificio fue declarado Monumento
Nacional en 1932.
Destaca su estructura en forma de estrella, tan original que en cuanto a
arquitectura militar no hay ningún otro castillo en España con este tipo de
planta. Se origina en torno al Patio de Armas, de forma triangular, que junto
con los torreones, que sirven también de contrafuertes, le dan esta forma
única. Se utilizó para numerosos y variados fines a lo largo de la historia: fue
cárcel de las tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia
(1808-1814); fue residencia de la Emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo,
que encarga su restauración; se utilizó como convento de frailes dominicos
desde la partida de la emperatriz hasta 1885, y ya, en el siglo XX, como cárcel
durante la Guerra Civil española (1936-1939) y sede del Frente de Juventudes
durante el franquismo. Y así, tras fotografiarlo desde múltiples ángulos,
decidimos no visitarlo ya que nos obligaba a comer en Belmonte y esperar hasta
las cuatro de la tarde, hora que abría al público, lo cual nos trastocaba todos los planes que llevábamos
de llegar a Cuenca ciudad a primera hora de la tarde. Así nos subimos al coche
y nos dirigimos en dirección a Cuenca,
ansiosos de recorrer los escasos cien
kilómetros que nos separaban. Si me gustaría recordar en este punto que, dada
la hora que era, cercana a las dos de la tarde, decidimos parar en La
Almarcha, en un bar de carretera para una comida ligera: unas cervezas,
unas tapas y algún bocadillo compartido. Entre los dos bares que había, uno
enfrente del otro, optamos por cruzar la carretera y comer en el Restaurante
Jorge Manrique, un local amplio y ruidoso, lleno de viajeros comiendo a esa
hora. Nos aposentamos en la barra y pedimos unas cervezas con unas tapas de oreja
y callos y un bocadillo de lomo cuyo tamaño no describo porque podría resultar
obsceno. El precio final fue de 9,30 euros. Desde allí, nos dirigimos hacia el
hotel que teníamos reservado en Cuenca, cuya visita contaremos en otro apartado
del blog.
Castillo. Puerta de entrada |
Castillo de Belmonte |
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