domingo, 10 de octubre de 2021

TOMIÑO: SANTUARIO DE SAN CAMPIO DE LONXE


Más de una vez había salido la conversación entre nuestros consuegros Alfonso e Irene y nosotros acerca de las bondades entre los muchos feligreses y creyentes del Santuario de San Campio: que si el fervor con el que acudían los devotos de este santo a rezar en este templo, que si las muchas curaciones de enfermedades y dolencias que se contaban por todos esos contornos gallegos y portugueses, que si la expulsión de algún que otro demonio del cuerpo de personas poseídas por el maligno, etc. Y una tarde, que no teníamos nada planificado ni previsto, subimos al coche y los acercamos a esta iglesia situada en la parroquia de Figueiró para constatar, a ser posible, la veracidad de todos esos comentarios que circulaban de boca en boca.  

El santuario de San Campio de Lonxe, también conocido como San Campio do Monte, fue construido en la primera década del siglo XIX, sufriendo numerosas modificaciones a lo largo de los siglos siguientes.   El santuario recibe el nombre de un soldado romano que sufrió martirio allá por el siglo IV, sufriendo la misma suerte su esposa Arquelaida y sus tres hijos por negarse a renunciar a su fe cristiana. Según habíamos leído, este santo de la iglesia cristiana reposa en las catacumbas del Cementerio Calixto de Roma. 

Antes de acceder al interior, nos acercamos a una amplia explanada que se abre en el exterior tras la cabecera del templo, rodeada de cobertizos sobre los que se sitúan largas mesas y bancos corridos, imaginamos que la función sería la de acoger a los numerosos peregrinos que se acercan a este santuario, principalmente durante la romería que se celebra en

Fuente. Al fondo, el manantial milagroso
el mes de julio. Vimos una estatua de tamaño considerable adosaba al exterior del ábside central de la esposa de San Campio, protectora de la familia. En un lateral de la iglesia vimos también un pequeño manantial de agua, “milagrosa” según nos comentaron un par de señoras que se afanaban en llenar unas garrafas con el agua que brotaba. Numerosas fotografías de creyentes descasaban en un pequeño poyete de granito que recorría todo el recinto del manantial, presidido por un Crucificado de proporciones considerables y una Piedad de tamaño más pequeño. Frente a este pequeño recinto, una elegante fuente recibe al visitante con el característico sonido del agua que cae al interior de su receptáculo. Son numerosos los carteles informativos del procedimiento a seguir para alcanzar los favores curativos del santo: leer una pequeña oración dirigida al titular del templo y    ofrecer una vela con la forma de la zona a tratar en cuestión. Y así nos topamos con múltiples cabezas, piernas, pies, brazos y manos de cera de los numerosos fieles que ha pasado este proceso, ansiosos de que desaparezcan sus dolencias al mismo tiempo que se consume la figura de cera ofrecida al santo. Mientras leíamos el contenido de la oración, se nos acercó una de las personas que estaban en el interior del templo y nos comentó que existe otro ritual curativo mucho más antiguo que consiste en ofrecer al santo el valor monetario de tu peso en cereales o sal por lo que la iglesia dispone de una balanza romana para tal cometido. Pero si por algo es conocido este templo, además del poder curativo del santo titular es porque en la sacristía se siguen realizando exorcismos con una frecuencia tan recurrente que nos sorprendió y provocó nuestra extrañeza por el hecho de que aún se lleve a cabo este ritual.  

San Campio de Lonxe
El interior del templo denota una riqueza material significativa en relación con otros templos de la zona de idénticas características. Es de planta basilical con tres naves, la central, más alta y ancha que las laterales, sostiene una techumbre de madera mediante una serie de arcos fajones de medio punto. El altar, con abundantes toques dorados, está presidido por la figura de San Campio. Una de las capillas laterales está dedicada a la esposa del santo, Santa Arquelaida. Pero, sin duda, para los devotos que visitan el templo, lo más atractivo es un relicario encerrado tras una vitrina que contiene un trocito de hueso del santo. A la derecha, podemos observar una escultura de gran realismo de San Campio muerto en el interior de una urna de madera y cristal.

Finalizada la visita, hicimos el camino de vuelta hasta Gondomar donde nos tomamos un café con leche reconfortante en la terraza del Hotel Cristaleiro. 

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