lunes, 18 de octubre de 2010

domingo, 17 de octubre de 2010

Lanzarote: Timanfaya y Fundación César Manrique

Ni que decir tiene que Timanfaya es algo que no se puede explicar, hay que verlo y una vez que lo has visto, no encuentras las palabras adecuadas para definirlo. Esa mañana preparamos los bollos que nos habían dejado en la puerta de la habitación como frugal tentempié de la mañana. Nos subimos al coche y programamos el Tom Tom. Después de media hora de viaje, el GPS nos indicó que a doscientos metros se encontraba nuestro destino. Yo me reí, creyendo que se había equivocado, pues estábamos en medio de la nada. ¡Cuál fue mi sorpresa cuando de pronto surge una salida en la carretera!
Efectivamente, allí se encontraba la caseta
de control al parque y donde teníamos que comprar las entradas. Abonamos los ocho euros correspondientes por persona y nos encaminamos durante cuatro o cinco kilómetros hacia el Centro de Interpretación del Parque de Timanfaya, donde cogeríamos un autobús para visitarlo. Ni que decir tiene que el paisaje es espectacular. No habíamos vista nada parecido hasta la fecha. La lava retorcida, presionada, quebrada…, sin el más mínimo resto de vegetación, en el más absoluto de los silencios.

sábado, 16 de octubre de 2010

Lazarote: Jardín de Cactus, Jameos del Agua, Cueva de los Verdes, Mirador del Río, Haría y Teguise

Al día siguiente nos levantamos sobre las siete y media. Nos aseamos, hicimos unos tés en el microondas y descubrimos que nos habían colgado en el pomo de la puerta dos bollos de pan recién hecho. Con el fiambre que habíamos comprado la tarde anterior, nos hicimos unos bocadillos para comérnoslos más adelante y nos preparamos para salir. La primera visita programada del día era el Jardín de Cactus, localizado en Guatiza. Por el camino nos encontramos con multitud de chumberas, cuya utilidad principal (habíamos leídos previamente en la Guía Azul) era la cría de cochinilla, un insecto parásito del que se extrae un colorante de color rojizo muy apreciado.
El Jardín de Cactus es obra, como no, de César Manrique y es algo digno de visitar por la gran vari
edad y calidad de los cactus existentes en el mismo. Antes conviene decir que en la rotonda donde se ubica el aparcamiento hay un cactus enorme (viendo yo con anterioridad al viaje fotos en internet, me asombraba el tamaño de dicho cactus). Dicho asombro desapareció por arte de ensalmo al verlo en directo. Es un cactus metálico, un reclamo a pie de carretera para los posibles visitantes. Ello no le quita mérito a la idea.

viernes, 15 de octubre de 2010

Lanzarote: Yaiza, Los Clicos, Los Hervideros, El Papagayo y Arrecife

El pasado mes de octubre pasamos unos días de Lanzarote. Ha sido uno de los viajes que más me ha impactado por muchos motivos: la limpieza que impera en todos los lugares donde nos hemos desplazado; el fortísimo contraste del paisaje isleño en comparación con el paisaje europeo en general, y andaluz en particular; la amabilidad de sus gentes; y, sobre todo, la facilidad para desplazarse a todos los sitios que llevábamos planificados debido a la cercanía entre ellos.

No compramos el bono que por treinta euros te permitía visitar seis de los enclaves que íbamos a ver. Fundamentamos la decisión en que dicho bono suponía un ahorro de unos 3 euros en caso de que hiciéramos todas las visitas; no obstante, como no estábamos seguros de poder hacerlas todas, nos arriesgamos a pagar de una en una las entradas.

Volamos desde Madrid a una hora temprana –9 de la mañana–, aunque con cierto retraso. Ello no fue óbice para que aterrizáramos aproximadamente a las 11. Recogimos nuestra maleta, que previamente habíamos facturado por internet y nos dirigimos a la oficina de Autos Reisen, en la misma terminal del aeropuerto. También habíamos reservado con anterioridad un coche de gama pequeña para recorrer la isla con mayor comodidad. Nos dieron un Renault Clío blanco, coqueto en su línea pero con poco motor, lo que suponía que las cuestas –y en Lanzarote hay bastantes– teníamos que subirlas siempre en marchas cortas. Colocamos nuestro Tom Tom en el parabrisas y lo programamos para que nos dirigiera a Costa Teguise. Preferimos este emplazamiento a otros de la mucha oferta en Puerto del Carmen o Playa Blanca, por entender que estaba mejor situado en el mapa y eso nos permitiría dividir los desplazamientos de un modo más racional. Hubo un hecho que me sorprendió notablemente: el GPS captaba la señal de los satélites con una rapidez asombrosa, contrastando con la lentitud con que lo hace en otras partes de España, tales como Madrid o Málaga.

jueves, 20 de mayo de 2010

Francia: En Collioure

Otra pequeña ilusión cumplida. Esta era de las más entrañables, de las más queridas. Ante la vista de la tumba de D. Antonio se me agolparon todos esos pequeños poemas que han ido puliendo los muchos ángulos de mi existencia. Su repentino y brusco impacto nada más traspasar la puerta del camposanto, su pronta presencia ante la vista del visitante, calma sobremanera la inquietud del que se adentra en las pequeñas dimensiones de este coqueto cementerio.
Sorprende la continua afluencia de personas de todas las edades, con más recogimiento las de mayor edad y más ruidosas las generaciones jóvenes, pero todas respetuosas con los restos del poeta. Casi todos los presentes dejan algún recuerdo sobre la tumba (por lo general, un guijarro de los muchos que tiene el camposanto).
Una bandera republicana preside la tumba, sobre la cual se esparcen anárquicamente placas escolares, flores y otros objetos de carácter más personal e intimista: unos cigarrillos, una cartera, un trocito de tela.
El rato que estuve frente a la fosa removió en mi interior muchas percepciones que yo ya creía olvidadas. Fue un intercambio muy fructífero. También me vino a la mente el recuerdo de mi amigo Salvador. ¡Descanse en paz, D. Antonio!

lunes, 17 de mayo de 2010

sábado, 15 de mayo de 2010

Málaga: Visitando a 'Don Geraldo' en el Cementerio Inglés

El pasado puente de Mayo hemos estado en la Carihuela. Ha hecho un tiempo sensacional y nos ha permitido pasear tanto por Torremolinos como por Málaga, donde nos desplazamos, en compañía de nuestros amigos holandeses Jacques y Sophie, a visitar el llamado "Cementerio Inglés" y el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de esta Ciudad.
Nos costó aparcar, ya que tuvimos que hacerlo en un parking cercano a la Plaza de la Merced y desde allí, nos fuimos andando en busca de nuestra primera cita.
Tenía ganas de visitar este espacio que recibe el nombre oficial de "Cementerio Anglicano de San Jorge". Se iniciaron sus obras en 1831, y es el cementario más antiguo de la península para cristianos no católicos. La entrada al cementerio es gratuita, aunque piden un donativo voluntario para el mantenimiento del mismo.
Es curioso pero hasta la creación de este cementerio, la muerte de un protestante en España suponía un problema muy serio puesto que no existia previsión para tal eventualidad. En Málaga, según nos contaron, no se podían enterrar de día los cadáveres de los no-católicos: había que llevarlos a la playa de noche, a la luz de las antorchas y eran enterrados de pie en la arena, dejándolos a merced de las olas y los perros.