miércoles, 25 de septiembre de 2019

MOLINA DE ARAGÓN Y SU IMPRESIONANTE RECINTO AMURALLADO

Iglesia de San Benito y recinto amurallado
Dejamos Teruel después de desayunar en el apartamento y dejar todo recogido. Bajamos las maletas al coche y nos dispusimos a llevar a cabo las visitas que hoy teníamos planificadas: Molina de Aragón, Anento y Zaragoza, donde queríamos llegar no más tarde de las seis, para lo cual ya habíamos quedado telefónicamente con Marta, dueña del apartamento donde íbamos a pernoctar dos noches. Así, abandonamos el apartamento de la calle Amantes de Teruel poco más o menos sobre las ocho y media, dispuestos a recorrer los cien kilómetros que nos separaban de Molina de Aragón, población situada en el extremo oriental de Guadalajara que atesora viejas historias de moros y cristianos, de señores, señoríos y princesas. Es curioso el mismo nombre del pueblo ya que perteneciendo a Castilla-La Mancha, tiene apellido aragonés y ello tiene una clara explicación: este lugar es una zona limítrofe entre ambas comunidades y a lo largo de la historia, unas veces ha pertenecido a una, y otras, a la otra, quedándose definitivamente en la comunidad manchega.

En torno a las diez de la mañana aparcamos en el Paseo de los Adarves, frente al Bar Cambalache, de profundas reminiscencias bailenenses, donde tomamos un café con leche relajante antes de comenzar la visita a la localidad. Una vez en la calle comenzamos la visita por la IGLESIA DE SAN FELIPE, que es la más moderna de la localidad ya que fue construida en el siglo XVIII siguiendo un estilo barroco. En la fachada neoclásica destaca el relieve en piedra de la Virgen con el Niño y San Felipe Neri. La vista desde aquí del segundo recinto amurallado más grande de España del castillo y el alcázar es impresionante, dominando las altas torres todo el cerro por el que se extienden. Desde aquí nos adentramos en el callejero molinense a través de la calle Martínez Izquierdo hasta llegar al PALACIO DE LOS MOLINA, una construcción del siglo XVI de estilo renacentista en cuya fachada se pueden ve el primitivo escudo de Molina de Aragón, flanqueado por los escudos de Castilla y León. El edificio, que sirvió durante un tiempo como Pósito Municipal o Subdelegación de Hacienda, en la actualidad acoge la Hospedería Palacio de los Molina. Se encuentra casi frente por frente al Oratorio de San Felipe Neri. Muy cerca está la IGLESIA DE SANTA CLARA, para nosotros, quizá la más bonita de Molina. Está situada en la zona más alta de la ciudad y es un magnífico ejemplo del románico tardío de la provincial. Fue construida en el siglo XII, destacando una excelente portada con arquivoltas y un muy trabajado ábside de planta semicircular con ventanas de medio punto decoradas con columnillas y puntas de diamante. La bóveda es de crucería, sencilla y algo apuntada. Seguimos nuestro paseo hasta llegar a la IGLESIA DE SAN PEDRO, situada en un lateral de la Plaza del mismo nombre. Es una iglesia del siglo XVI cuyos orígenes se remontan al siglo XIII, cuando nació como templo de repoblación. Las sucesivas reformas a lo largo del tiempo han ido modificando el aspecto inicial del edificio. Seguimos avanzando hasta la PLAZA DE ESPAÑA, donde se encuentra el Ayuntamiento en cuya portada aparece la placa conmemorativa que alude a la declaración del titulo de ciudad en 1812 por las Cortes de Cádiz por el heroico papel de la villa en la Guerra de la Independencia. Y al lado de esta nos encontramos con la IGLESIA DE SANTA MARÍA DEL CONDE, con estructura original románica pero transformada a lo largo de los siglos a la estructura actual que podemos ver propia del siglo XVII. Está desacralizada y en la actualidad se dedica a las actividades culturales del municipio. Desde aquí, descendimos por la calle del Arbollón hasta llegar al río Gallo, sobre el que se levanta majestuoso el llamado PUENTE VIEJO, construido entre los siglos XII y XIII, con sillares de piedra rojiza. Está sujeto mediante tres arcos de medio punto, siendo el central el de mayor tamaño. Cruzamos el río y nos acercamos a ver el PALACIO DEL OBISPO que, situado extramuros de la ciudad, presenta un aspecto bastante deteriorado, siendo su elemento más destacado es el escudo de armas que decora la fachada principal. Probablemente también mejoraría su visión la retirada de un contenedor de vidrio que hay en uno de los laterales de la fachada principal. Desde aquí, llegamos a la IGLESIA DE SAN FRANCISCO, sita en la plaza del mismo nombre. Construida en el siglo XVIII formó parte del antiguo convento franciscano. Tras la Desamortización de Mendizábal el convento fue utilizado como Hospital Civil, hoy en día es una Residencia de Ancianos. Por su parte la iglesia es utilizada como Casa de la Cultura y en el claustro se ha instalado el Museo Comarcal de Molina de Aragón, una exposición centrada en la historia, la cultura y la evolución de la ciudad y su entorno. Justo a la entrada de este recinto museístico nos sorprendió una enorme y artificial araña negra y amarilla que colgaba por encima de su puerta. En lo alto de su torre campanario, se puede ver El Giraldo, una veleta de madera con la figura de un hombre sosteniendo una bandera. Las vistas desde esta plaza de la alcazaba y las torres que la defienden, así como del puente románico son espectaculares.

Desde este punto comenzamos nuestro retorno hacía el coche. Así que atravesamos el Puente Viejo y nos adentramos en la calle Capitán Arenas donde pudimos contemplar la fachada renacentista del siglo XVI de la ANTIGUA IGLESIA DE SAN MIGUEL, convertida en la actualidad en un bloque de viviendas particulares. Haciendo esquina a esta antigua iglesia nos encontramos con el PALACIO DEL MARQUÉS DE VILLÉS y un poco más arriba con PALACIO DE LOS MONTESORO, cuya singular fachada presenta un intenso color azul en sus plantas superiores. Y enfrente de la mencionada iglesia de San Miguel se puede ver el estado majestuoso del PALACIO DE LOS ARIAS, con el escudo de armas policromado en oro y bronce. Pocos metros más adelante, en la misma calle Capitán Arenas, se encuentra la IGLESIA DE SAN GIL, única parroquia que pervive activa. De origen románico, también sufrió diversas restauraciones a lo largo de los siglos despojándola de sus principales características. Presenta un interior de grandes proporciones, pero vacío de testimonios artísticos tras el grave incendio que sufriera en 1915, en el que perecieron altares y otras cosas de interés. No obstante, preside la nave principal un extraordinario retablo renacentista, realizado en el siglo XVII procedente de la parroquia de El Atance, pueblo desaparecido bajo las aguas de un embalse. Tras un pequeño desvío por la calle Chorro, nos acercamos a visitar el PALACIO DE LOS GARCÉS DE MARCILLA, apoyado en lienzo de la antigua muralla, de la que hoy todavía se puede ver un torreón integrado en la edificación. Hoy en día alberga la Sociedad Casino de la Amistad. Desde aquí nos dirigimos hacia el PALACIO DEL VIRREY DE MANILA, el más interesante de Molina de Aragón, mandado construir en el siglo XVIII por aquel entonces el gobernador de las Islas Filipinas. Da su fachada a la estrecha callejuela de Quiñones, y presenta una portada barroca con decoración exuberante de cintas, frutas y otros elementos. Sobre la portada se puede ver el escudo familiar policromado en oro, el resto de la fachada estaba decorada con pinturas murales sobre paisajes de la ciudad de Manila, que eran el elemento más interesante del palacio, aunque en la actualidad están medio borradas. Actualmente es un edificio de viviendas. Y finalizamos nuestra visita con la IGLESIA DE SAN MARTÍN que es el templo más antiguo de Molina de Aragón (siglo XII), con algunos restos románicos, aunque muy transformada a lo largo de los siglos. Estaba cerrada y necesitada de una urgente restauración, ya que un incendio en 1980 arrasó gran parte del patrimonio de su interior y de su estructura. Debemos aclarar que la falta de tiempo y lo escarpado del terreno para nuestras maltrechas rodillas nos impidieron hacer una visita más completa del bellísimo castillo y alcázar de la ciudad, aunque lo pudimos disfrutar visualmente desde diversos puntos de la ciudad. Una vez llegados al coche, poco antes de las once y media, nos dispusimos a coger carretera en dirección a Anento, ya en la provincia de Zaragoza, para visitar el increíble retablo de la iglesia de San Blas.

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