lunes, 4 de marzo de 2019

Turquía: DE ESTAMBUL A MÁLAGA (Día 11)


4 DE MARZO

Último día en Turquía y vuelta a los orígenes. La alarma del teléfono saltaba en
Estambul. Aeropuerto Atatürk. Embarque
torno a las seis de la mañana pues nuestro vuelo despegaba a las nueve y media del aeropuerto Atatürk y, evidentemente nosotros teníamos que estar como poco dos horas antes en el mismo. Así que, recogida la maleta y ordenado todo lo que teníamos que llevar, bajamos todo a la recepción del hotel y nos dirigimos al comedor anexo a la misma para recoger nuestra bolsa de viaje en la que la dirección nos había preparado una botella de agua y un brik de zumo, una fruta y alguna barrita energética; el café nos lo podíamos hacer nosotros mismos en una cafetera que había dejado para esta función. Es decir, dada la hora tan temprana a la que abandonábamos el hotel, el servicio de comedor no estaba abierto aún y, por tanto, nos brindaban esa bolsa de desayuno –es necesario recordar que gran parte de las bolsas se quedaron intactas en el comedor–. Antes de que acabáramos de tomar el café se nos unió Erdem que, todo hay que decirlo, él durmió en su casa los días que estuvimos en Estambul.

domingo, 3 de marzo de 2019

Turquía: ESTAMBUL (Día 10)


 3 DE MARZO

Tercer día que amanecíamos en Estambul y como en los días anteriores el
Cafe Pierre Loti. Vistas del Cuerno de Oro
madrugón se sobrellevó perfectamente. Pasaban pocos minutos de las ocho cuando llegamos al comedor para desayunar, labor que algunos de los nuestros ya habían iniciado. Una taza de café con leche humeante servido por una amable camarera y un vaso de té negro junto con un zumo de naranja recién exprimido fueron las bebidas que acompañaron a las consabidas tostadas de aceite y tomate y algún plato de quesos variados y fiambre con alguna que otra verdura para disimular.

sábado, 2 de marzo de 2019

Turquía: ESTAMBUL (Día 9)


2 DE MARZO

Nos despertamos temprano a pesar de que la noche anterior habíamos tenido
Estambul. Columna Serpentina
algo de ruido exterior hasta bastante tarde debido al no muy buen aislamiento de las ventanas de la habitación del hotel, ruido que desapareció con por arte de ensalmo a eso de las una de la madrugada. Como para las visitas de hoy no íbamos a tener desplazamientos largos, se nos permitió por parte de nuestro guía estar un poco más en la cama. Sin embargo, a pesar del relax, a las ocho de la mañana estábamos prácticamente todos en el comedor para desayunar.
El desayuno bufé que teníamos contratado con el hotel era menos variado y abundante que el realizado en los restantes hoteles en los que habíamos estado; sin embargo, era el único en el que teníamos a nuestra disposición zumo de naranja recién exprimido –te lo hacías tú mismo–, aceite de oliva, tomate rallado para completar las tostadas y café de cafetera servido por una simpática camarera, además de los consabido huevos fritos o tortilla, quesos variados, fiambre, etc. Finalizado el mismo, nos explicó Erdem que íbamos a cambiar el orden de las visitas planificadas por lo que las que íbamos a ver en el día de hoy corresponderían a las que estaban programadas para el día siguiente y viceversa. Es decir, a lo largo del día nos disponíamos a visitar lo mejor de lo mejor de Estambul: el Hipódromo romano, Santa Sofía, la Mezquita Azul, el palacio Topkapi, la Basílica Cisterna y el Gran Bazar, entre otros.

viernes, 1 de marzo de 2019

Turquía: DE ÇANAKKALE A ESTABUL PASANDO POR GALLIPOLLI (Día 8)



1 DE MARZO

Península de Gallipoli. Monumento
Tuvimos que madrugar un día más, aunque menos que otros días. La norma que habíamos cogido en día anteriores de levantarnos en torno a las 5:30 de la mañana, ese día nos permitió una hora más de sueño. Bajamos al bufet del hotel e hicimos un desayuno demasiado completo, al igual que días anteriores. Eso implicaba que algún kilo que otro se nos había quedado de modo permanente y obligaba a dejar en la maleta algunas camisas que ya no podríamos usar el resto del viaje. Sin embargo, algo iba a alterar el normal acaecer del día. Ya durante el desayuno comentamos que el zumo de naranja que nos habían puesto era realmente malo, simplemente agua con colorante naranja. Pero bueno, ahí quedó todo, tal y como echamos el primer vaso, se quedó entero y sin beber en la mesa. Pero hubo de haber algo más que no estaba en buen estado o que nos sentó mal a algunos de nosotros, pocos, pero suficientes para distorsionar levemente los planes que llevábamos.