Un nuevo día se nos presentaba para viajar por estas tierras flamencas. Hoy nos íbamos a desplazar a Gante, ciudad que nos tenía enamorados a la vista de las imágenes y vídeos que habíamos contemplado preparando el viaje. Miramos por la ventana del apartamento y pudimos apreciar que el cielo estaba despejado y no amenazaba lluvia como nos había ocurrido el día anterior en Brujas. Así que como en días anteriores, volvimos a madrugar para aprovechar bien el día; desayunamos contundentemente en el apartamento y nos encaminamos con diligencia de nuevo hacia la Estación Central, donde hicimos uso de nuestra RAIL PASS, que ya habíamos utilizado en los días anteriores para ir a Malinas y Brujas. Nos dirigimos al andén que nos indicaban los paneles informativos, donde llegó el tren con sorprendente puntualidad, cosa que es de agradecer; subimos a nuestro vagón y nos acomodamos para cumplimentar los datos correspondientes al desplazamiento a Gante en nuestra tarjeta ferroviaria. No eran más de las nueve y media de la mañana cuando abandonamos la Estación Central dispuestos a recorrer con rapidez los escasos sesenta kilómetros que separan la estación bruselense de la de Sint-Pieters. Una vez fuera de la estación, nos dirigimos a la estación de tranvía que hay en el exterior, y compramos dos billetes de la Línea 1 en una máquina expendedora al precio de tres euros cada uno, ya que, según nos informaron, el precio de los billetes es más caro durante el fin de semana. Ocho paradas después, nos bajamos en Gravensteen, junto al castillo del mismo nombre y justo frente a la oficina de turismo de la ciudad.
Habíamos planificado llegar al centro de Gante en tranvía, pero la vuelta la íbamos a hacer caminando y visitando los monumentos que teníamos marcados, paseo que no sería superior a los tres cuartos de hora. Gante se encuentra surcada por diversos canales destacando principalmente los llamados Leie y Schelde que atraviesan atraviesan un sinfín de vías navegables de la ciudad, incluyendo importantes zonas de su casco histórico. De su glorioso pasado queda testimonio en el elevado número de monumentos que le dan un gran aspecto medieval. Fue, además, cuna de grandes artistas y del emperador Carlos V que nació en 1500. Es lo bastante pequeña como para resultar acogedora, pero lo suficientemente grande como para ser dinámica.
Cuando nos bajamos del tranvía eran las diez y media de la mañana y nosotros estábamos ansiosos por iniciar nuestra visita, así que lo primero que vimos fue la conocida plaza SINT-VEERLEPLEIN, un encantador rincón de la ciudad rodeado de importantes palacios. Al norte domina Het Gravensteen (castillo de los Condes); al oeste se conservan casas de los siglos XVI-XVII; hacia el este está el antiguo Wenemaershospital, hospicio de 1564 y en el centro de la plaza, la picota del siglo XV que indica el lugar donde tenían lugar las ejecuciones capitales. Al sur, en la esquina de la plaza (número 5), está la fachada monumental barroca del OUDE VISMIJN (1690), la antigua Lonja del Pescado. En ella se reconoce al dios del mar, Neptuno, que vigila sobre los ríos Escalda (hombre) y Leie (mujer). El edificio principal, neogótico, tuvo durante el siglo pasado diversos destinos peculiares, como una central de neumáticos, un lavado de coches o una bolera, entre otros, pero recientemente fue renovado a fondo. Ahora aloja la oficina de turismo de Gante. Y si majestuosa es la estampa de la plaza, no menos impresionante es la visión del HET GRAVENSTEEN o castillo de los Condes de Flandes que es el edificio más importante de la época feudal en Bélgica. Fue construido hacia el año 867 y ha sido restaurado en numerosas ocasiones a lo largo de los siglos. Presenta el aspecto de una enorme masa de piedra, cerrada por muros almenados, sobre los que se levanta el imponente torreón con torres angulares que le sirven de soporte, y el revellín también muy robusto. En su interior hay dos museos que no visitamos porque sus contenidos no llamaron nuestra atención. Sí nos resultó curioso el hecho de que vimos a varias personas observando y señalando algunos puntos y clavos de los herrajes que adornaban la puerta del castillo y, aunque les preguntamos, no llegamos a enterarnos muy bien qué estaban mirando. Muy cerca del castillo, en la calle Burgstraat se puede admirar la CASA DE LAS CABEZAS CORONADAS, fachada renacentista que presenta los bustos de los Condes de Flandes, entre los que podemos observar a Carlos V y su hijo Felipe II. Desde aquí nos adentramos en el barrio conocido como PRINSENHOF (Casa del Príncipe), lugar donde se mudaron los Condes de Flandes a partir del siglo XIV, al no ser apta como vivienda el castillo. En este palacio del que apenas quedan restos, si acaso la llamada Donkere Poort (Puerta Oscura) nació Carlos V, de ahí el nombre del barrio. Dos esculturas, muy cerca entre ellas, nos cuentan dos historias muy diferentes. La primera, situada en una melancólica y agradable plazuela, es una copia en bronce de una escultura de Carlos V, regalo del Ayuntamiento de Toledo a la ciudad de Gante, cuyo original se encuentra en el Museo del Prado de Madrid. En ella podemos ver a un emperador sereno y de gran fortaleza. La segunda escultura nos muestra una historia menos amable. Recibe el nombre de DE STROPPENDRAGER (los que cargan con la soga), que nos recuerda los terribles momentos que sufrió la ciudad por una serie de hechos en los que estaba implicado el emperador Carlos, durante cuyo reinado libró numerosas batallas contra los franceses. Ello obligó a Carlos a buscar ayuda financiera entre sus territorios. Gante, su ciudad natal, se negó a ayudarle económicamente. Carlos V tremendamente enfadado con el comportamiento de sus conciudadanos envió al ejercito imperial, quienes derribaron las puertas de la ciudad y descolgaron la campana Realdan, símbolo de la independencia de la ciudad. No contento con esto, Carlos V mando ahorcar a muchos ganteses y el 3 de mayo de 1540 un cortejo de habitantes de Gante, descalzos, con una camisa y una soga al cuello, salió desde el ayuntamiento hasta la corte de los príncipes donde fueron obligados a pedir clemencia delante del emperador. De esta historia proviene el conocido refrán de “andar con la soga al cuello”.
Volviendo sobre nuestros nos dirigimos hacia la calle Augustijnenkaai donde contemplamos unas vistas muy bucólicas del canal del Lieve, que corre paralelo a la calle, en cuyas barandillas había decenas y decenas de petunias en flor con multitud de colores alegrando la vista, sobre un fondo de color verde intenso proporcionados por los sauces llorones alineados también con el canal. Y desde aquí, camino de nuevo al Castillo de los Condes de Flandes, pasamos por CAERMERSKLOOSTER, antiguo claustro de las Carmelitas Calzadas donde hoy en día se aloja un magnífico espacio de exposiciones, así como una idílica zona residencial. Una vez llegados a la Plaza Sint-Veerleplein, nos encaminamos hacia la calle Kraanlei donde visitamos tres casas curiosas que se dan cita en este lugar. En primer lugar vimos el famoso MANNEKEN PIS de Gante, de nombre Néstor -no solo existe el de Bruselas-. Es según los expertos mucho más antiguo que el bruselense y se encuentra encima de una puerta acompañado de dos muñecos más, Lena y Luna. Al igual que su homónimo, también lo visten y lo desnudan en función de las celebraciones que haya. Un poco más adelante se encuentra una tienda de antigüedades ante cuya puerta tiene un sofá hecho a base de cacerolas donde se permite sentarse y hacerse la correspondiente foto. Avanzando por la calle llegamos a la HUIS VAN ALIJN, museo etnográfico que ilustra de forma gráfica la vida cotidiana en el siglo XX a través de una gran colección de objetos fascinantes junto a recreaciones de tiendas y talleres. Alberga un guiñol con representaciones en holandés durante todo el año. Y ya, casi al final de la calle, nos encontraremos con dos de las casas, una al lado de la otra, probablemente más fotografiadas de la ciudad, con fachadas bellamente decoradas por piezas de terracota. De las dos, destaca la CASA DE LAS SIETE OBRAS DE LA MISERICORDIA. Su decoración, con seis representaciones del acto de la Misericordia, en orden, describen: la visita a los enfermos, la comida dada al hambriento, el dar de beber al que tiene sed, acoger al peregrino, vestir al desnudo y visitar a los presos. La última, “enterrar a los difuntos” no está representada. En los bajos de esta casa hay una tienda de chuches para endulzar el paseo. A continuación atravesamos otra vez el río Lys y nos dirigimos a la cercana plaza de Groot Kanonplein, donde está el DULLE GRIET (traducido como “Margarita la Loca”), un colosal cañón es famoso en el folklore popular de Gante. Tiene cinco metros de longitud y un peso de dieciséis toneladas y disparaba enormes bolas de piedra. Recibe este apelativo en recuerdo de un legendario personaje que en la Edad Media que encarnaba la locura, la violencia y el caos. Y como ya eran poco más de las doce de la mañana y el recuerdo del desayuno que habíamos tomado antes de salir quedaba ya muy lejano, decidimos hacer una primera parada para tomarnos unas cervezas, y qué mejor lugar para ello que la CERVECERÍA DULLE GRIET, cuyo nombre hace honor al enorme cañón que flanquea la plaza en la que está situada. Tienen, según consta en las cristaleras de la calle más de quinientos tipos de cerveza y la verdad es que no contamos todas las que figuraban en la carta que nos dejaron en la mesa, pero había muchísimas. La cervecería, en sí, es un pequeño museo de esta bebida donde se mezclan anuncios de marcas con copas y jarras específicas para cada una de las cervezas que sirven. De entrada pedimos dos pintas, una Galloise, marca que no conocía, y otra Brugse Zot, que habíamos probado el día anterior en nuestra visita a Brujas. Tras unas cuantas fotos y apurados nuestros vasos, pedimos una pinta más, esta vez de la marca Duvel, exquisita también. Sin embargo, lo más atractivo y curioso de la cervecería son las copas que utilizan para la cerveza Kwak, con capacidad para 1,2 litros. Son de cristal, muy alargadas y convexas en el centro. Para evitar que puedan caer al suelo y romperse, la copa se inserta en una estructura de madera que le sirve de sustento. Imagino que, después de romper los clientes muchas de estas costosas copas, los dueños idearon que todo aquel que pidiera una de estas copas tendría que dejar un zapato en prenda, zapato que cuelgan en el techo de la cervecería dentro de una cesta. Una vez que has terminado la cerveza y devuelves íntegra la copa, el camarero baja la cesta y te devuelve el zapato. Esto lo pudimos comprobar in situ porque en uno de los barriles de al lado, había un grupo de sudamericanos que pidieron una de estas copas y tuvieron que dejar en prenda un zapato. También es verdad que vimos al lado de la cesta, otra más, esta llena de zapatos, imagino que perdidos por antiguos clientes.
Repuestas las fuerzas, y tras abonar poco menos de doce euros por las tres pintas nos pusimos otra vez en marcha. Y nos acercamos hasta la plaza VRIJDAGMARKT (“Mercado de los Viernes”), muy importante en la historia de la ciudad, ya que en ella tuvieron lugar recepciones, ceremoniales, fiestas y otras celebraciones, así como a ejecuciones, alzamientos y masacres. Todos los edificios que la rodean datan del siglo XVIII, HET TOREKEN que es de finales del siglo XV. También se encuentra en esta plaza monumental Casa del Pueblo de los socialistas (ONS HUIS). Finalmente, en el centro se levanta la estatua de JACOB VAN ARTEVELDE, promotor del desarrollo comercial de Gante en el siglo XIV y líder en la lucha contra los franceses. Desde aquí nos encaminamos a la cercana iglesia de SINT-JACOBSKERK, construida entre los siglos XII y XIV. A su izquierda, en una pequeña zona ajardinada se encuentra el MONUMENTO A KAREL WAERI, una gran columna coronada por este cantautor folklórico gantés. El monolito tiene una altura de casi cinco metros y representa diez escenas de otras tantas canciones folklóricas de la segunda mital del siglo XIX. Volvimos sobre nuestros pasos hasta llegar al WERREGARENSTRAATJE, una estrecha callejuela donde los artistas callejeros del grafiti tienen un verdadero museo. Los temas van cambiando cada día y, de vez en cuando, el Ayuntamiento encala todo el callejón y vuelta a empezar. A pocos metros de esta callejuela luce en todo su esplendor el STADHUIS o Ayuntamiento de la ciudad. Este se compone de dos alas: una gótica tardía y otra claramente renacentista. El lado de la Hoogpoort muestra el tardío gótico flamígero de principios del siglo XVI. En los nichos de la fachada se ven los Condes de Flandes, a Carlos V, situado en la misma esquina; a su derecha, su tía Margarita de Austria y a su izquierda la que fue su esposa Isabel de Portugal. En el ala renacentista, más reciente (1559-1618), se ven columnas de tres cuartos y pilastras dóricas, jónicas y corintias, inspiradas en los palacios renacentistas italianos. La visión del Belfort al final de la calle era magnífica así que continuamos caminando hacia él. Pero antes nos detuvimos a contemplar el llamado STADSHAL, una macromarquesina a la sombra del Belfort, el Stadhuis y Sint-Niklaaskerk. Su innovador diseño tiene una llamativa estructura de tejado que se extiende sobre 40 metros y cuenta con 1.600 ventanitas. También aquí la ciudad mostró su cara más recalcitrante cuando los ganteses la apodaron 'schaapstal' ('establo de ovejas'). Enfrente de esta estructura, y adosada a la torre campanario, se encuentra la parte trasera del LAKENHALLE o Lonja del Paño, construcción del siglo XV. Adosado a esta fachada se encuentra un pequeño edificio que no es otra cosa que la antigua casa del guarda, en cuya fachada está el 'MAMMELOKKER', un relieve que representa al romano Cimón, condenado a morir de hambre, que cuenta la leyenda que engañó a los carceleros mamando ('lokken') cada día leche de las mamas ('Mamme') de su hija. Y a su lado, una de las maravillas de la ciudad, su torre campanario llamada también BELFORT, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Fue construido a principios del siglo XIV en estilo gótico. Tiene noventa y un metros de altura y simboliza la autonomía y la independencia de la ciudad de Gante y sus gremios medievales. Es visitable, aunque nosotros no subimos la ingente cantidad de escaleras que había que ascender. La torre está coronada por un gran dragón dorado realizado en 1380, que ejercía las funciones de “guardián del tesoro”. Cuentan que antaño tenía un dispositivo que le permitía echar fuego por la boca. Hoy en día, este ingenio no funciona. A mano derecha, entre el Belfort y la iglesia de San Nicolás se abre la plaza Emile Braunplein, hay dos cosas en las que fijarse. Por un lado, la llamada FUENTE DE LOS JÓVENES ARRODILLADOS, del escultor belga George Minne. Los ganteses la llaman simpáticamente “la fuente de los meones”, por la posición en que se encuentran las figuras. La obra gira en torno a cinco muchachos que se miran a sí mismos, reflejados en el espejo de agua. Todos se encuentran arrodillados, con la cabeza inclinada y los brazos alrededor de su cuerpo. Y en segundo lugar, la KLOKKE ROELAND, nombre de la campana de alerta instalada en el Belfort en el siglo XIV, que fue fundida por orden de Carlos V tras el acto de rebeldía de los ganteses para hacer un carrillón de 40 campanas. La mayor de esas campanas conservó el nombre de Klokke Roeland y en la actualidad se muestra en un pedestal de hormigón. La vista desde este punto es espectacular: San Nicolás, el Belfort, la catedral de San Bavón, el Korenmarkt… Empecemos con la IGLESIA DE SINT-NIKLAASKERK. Esta joya de principios del siglo XII está dedicada a San Nicolás, el patrón de los comerciantes y de los marineros. San Nicolás también es conocido en estas tierras por otro nombre más popular: Santa Claus o Papá Noel. ¡Es verdad! El mito (o la tradición) de Santa Claus tiene su origen en estas tierras. La iglesia de San Nicolás desde fuera es muy llamativa, con esas pequeñas torres con sus tejados puntiagudos que le dan cierto aspecto de castillo de cuento. Además, la torre de la iglesia no está en la fachada ni en un lateral; está en el centro mismo de la iglesia, en el crucero. La visita al interior no te va a dejar indiferente. Lo primero que te llamará la atención es que la iglesia está cortada en dos mitades como consecuencia de las obras de restauración. La parte que se puede visitar nos muestra un interior absolutamente austero, aunque, eso sí, inundado de luz gracias a los enormes ventanales. Y desde aquí, comienza un bellísimo paseo que terminará en el puente de San Miguel con los muelles de Graslei y Korenlei a nuestros pies. La KORENMARKT era el lugar donde se ubicaba el antiguo Mercado del Maíz. La plaza esta rodeada de edificios históricos, que, junto a las cafeterías y terrazas que alberga, hace que sea uno de los lugares turísticos más visitados de la ciudad. Entre los edificios históricos de la plaza destacan dos, la magnifica Iglesia de San Nicolás y la ANTIGUA OFICINA DE CORREOS que fue construida a finales del siglo XIX. Frente a un lateral de la iglesia de San Nicolás destaca entre todos los edificios de esa acera la METSELAARS HUIS, la auténtica Casa Gremial de los Albañiles que se creyó desaparecida por lo que se construyó una copia siguiendo los originales que se habían guardado en el muelle Graslei. Curiosamente, En 1976, tras una fachada que la ocultaba, se descubrió la original, que ha sido restaurada en su estado original. En la fachada escalonada se ven seis bailarines que, como veletas, danzan con el viento. A finales del siglo XX, en la fachada lateral, se instalaron grandes piezas de metal y vidrio, lo que provocó una gran polémica, y opiniones enfrentadas a favor y en contra de la intervención arquitectónica sobre este edificio histórico. Un detalle curioso observar el escudo con el águila imperial y las columnas con la leyenda del “Plus Ultra” en la parte superior de la fachada recordando la presencia omnipresente del emperador Carlos V. Un poco más adelante, se nos muestra poderosa, a la izquierda de nuestro paseo, SINT-MICHIELSKERK, iglesia del siglo XV de grandes dimensiones y justo a su lado el SINT-MICHIELSBRUG o Puente de San Miguel, uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad para los amantes de la fotografía, ya que muchas postales que se venden en las tiendas de la ciudad están tomadas desde aquí. Este puente se sitúa sobre el río Lys y tiene a sus pies las calles Graslei y Korenlei con unas vistas espectaculares. Pero si volvemos la vista atrás, desde este mismo lugar podemos observar a la perfección despuntando sobre los tejados las torres de la iglesia de San Nicolás, la torre del Belfort y la torre de la Catedral de San Bavón. ¡Algo realmente fuera de serie! Poco después iniciamos el descenso hacia el muelle de Karenlei por las escaleras del Puente de San Miguel. Nuestra intención era ver de frente toda la fachada de casas preciosas que lo conforman, cuyo nombre oficial es GRASLEI (Muelle de las hierbas), esto es, la orilla derecha del río Lys (la más cercana a San Nicolás, el Campanario y el Centro). En el Graslei, viéndolo de frente y comenzando de izquierda a derecha, podemos encontrar el único edificio que se ha conservado desde el siglo XIV, EL ALMACÉN, con su fachada inclinada, debido a que todas las mercancías se ascendían con una grúa y polea, de forma que con esta inclinación se impedía que los bienes chocaran contra la fachada. Además, el edificio no tenía escaleras. ¿por qué? Porque aparte de ahorrar espacio para almacenaje, permitía aumentar enormemente la seguridad al impedir el acceso por las ventanas superiores. A continuación, podemos observar la que dicen que es la casa más pequeña de Gante. ¿Qué utilidad tenía? Nada más y nada menos que era la HACIENDA de la época, donde se reclamaban los impuestos a pagar por dichas mercancías. Al lado vemos otro edificio muy importante: HET COOREMETERSHUYS, literalmente, algo así como “la casa de los que miden cereales”. Básicamente, aquí es donde, una vez descargados los paquetes de cereal, estos se medían y pesaban. Entre las casas del Graslei hay un intruso. El interior es medieval, pero la fachada tiene sólo 100 años. Es el edificio que sigue a Het Cooremetershuys, que no es más que una reproducción de la antigua Casa de los Albañiles que nunca estuvo en el puerto. La fachada original de esta casa del Graslei había ido degenerando tanto que tuvieron que derribarla, y para construir la nueva decidieron reproducir la fachada de esa casa que había desaparecido pero que se conocía por grabados antiguos. Años mas tarde, esa fachada perdida volvió a ser descubierta en el Korenmarkt ya que estaba oculta tras otra fachada. Por otro lado, en el KORENLEI (Muelle del maíz), muelle en el que nos encontrábamos, destaca la fachada del HOTEL MARRIOTT, uno de los más lujosos de Gante, en la que se pueden encontrar dos cisnes dándose la espalda. ¿Qué significan? Básicamente, y mientras que dos cisnes mirándose son una representación tradicional del amor romántico, dos cisnes en posición contraria, en una ciudad portuaria con marineros entrando y saliendo y con ganas de divertirse… Exacto, el Marriott fue el primer burdel de Gante.
Ya pasaban las dos y media de la tarde y las cervezas que habíamos tomado en la Cervecería Dulle Griet se habían convertido en un recuerdo lejano, así que decidimos tomarnos un tentempié en la GROOT VLEESHUIS, la antigua Lonja de la Carne donde se centralizaba su comercio. En su interior, que conserva las antiguas vigas y los vetustos suelos, hoy en día funciona un restaurante con interesantes platos a buen precio y carta en español. Resultaban llamativos los numerosos jamones, imaginamos que cocidos, que colgaban de sus vigas. Sin embargo, nosotros decidimos salir del recinto y tomarnos unas cervezas en uno de los múltiples quioscos que había en la calle Pensmarkt. Allí pedimos dos latas de medio litro de cerveza Jupiler, unas patatas fritas con salsa picante con nuestros tenedores de plástico y un par de salchichas ahumadas que nos sentaron de maravilla. La intención era no perder mucho tiempo en la comida, terminar con tranquilidad la visita a la ciudad y, una vez que estuviéramos en el apartamento, hacer una cena contundente. Terminado el ligero almuerzo, nos dirigimos a la GALGENHUISJE, edificio adosado a la Groot Vleeshuis que ha pasado de ser una antigua casquería, a convertirse hoy en un coqueto café. Eso sí, dicen que es el café más pequeño de Gante. Desde aquí desandamos otra vez el camino en dirección al Korenmarkt desde donde continuamos camino hacia la en la majestuosa plaza de Sint-Baafsplein enmarcada en tres de sus lados por la catedral de San Bavón, en otro, el Teatro Real y, finalmente, el Lakenhall y el Belfort. El NETHERLAND TEATHER GENT STADSTHEATER es la sede del NTGent, el teatro municipal de Gante con carácter internacional. Construido a finales del siglo XIX, cuenta con una capacidad de seiscientos cincuenta asientos. Y por último, la SINT-BAAFSKATHEDRAAL, un grandioso edificio gótico, construido a partir de 1228, sobre una iglesia románica anterior. El exterior presenta una sencillísima fachada, coronada por la bella torre-pórtico de noventa metros. El interior está dividido en tres naves de estilo brabantino. Resultan fastuosos algunos elementos como el púlpito -los púlpitos belgas nos han conquistado definitivamente- y el altar mayor. Aquí fue bautizado Carlos V en marzo de 1500. Alberga un gran número de obras maestras, incluido algún Rubens, aunque la gran atracción de esta catedral es la contemplación de la internacionalmente conocida 'ADORACIÓN DEL CORDERO MÍSTICO' de los hermanos Jan y Hubert Van Eyck. El tema de la obra es la salvación de la humanidad a través del sacrificio de Cristo, El realismo es sorprendente en algunas escenas. En la parte trasera del cuadro están los retratos de los donantes. La obra está considerada una de las siete Maravillas de Bélgica. Actualmente situado en la primera capilla, a la izquierda de la entrada a la catedral. Aunque la visita al templo es gratuita, la contemplación de este impresionante cuadro tiene el precio de 4 euros por persona. Otra cosa que nos llamó mucho la atención fue la presencia de un esqueleto de ballena colgado del techo en una de las naves de la catedral.
Tras la visita y de nuevo en la plaza, iniciamos el camino de regreso hacia la estación de tren de Sint-Pieters, paseo que aprovecharíamos para terminar de ver algunos monumentos que nos quedaban. En una pequeña plaza situada a la altura de la girola de la catedral se encuentra el monumento a los hermanos Hubert y Jan van Eyck, autores del cuadro “Adoración del Cordero Místico” que acabábamos de ver en la catedral. Los Van Eyck están representados en un trono con el traje típico de su tiempo, lo que sugiere el renacimiento del arte flamenco. Un poco más abajo de este grupo escultural se encuentra el GEERAARD DE DUIVELSTEEN, un antiguo castillo nobiliario gótico del siglo XIII. El curioso nombre que lleva (Gerardo el Diablo) se debe al aspecto de su dueño que tenía el cabello muy oscuro y la piel morena. A lo largo de los siglos, el edificio sirvió como residencia aristocrática, arsenal, convento, escuela, seminario diocesano, centro para enfermos mentales y cárcel. En 1830 incluso se instaló un cuartel de bomberos. A finales del siglo XIX fue comprado por las autoridades belgas, que añadieron un ala y tenían aquí hasta hace poco su archivo. Justo enfrente de la fachada de este castillo, se encuentra la estatua de LIEVEN BAUWENS, introductor de la hilandería mecánica en Europa y promotor del desarrollo industrial de la ciudad. Íbamos acercándonos ya a las cinco de la tarde y decidimos echar un alto para tomar unos cafés. Por eso decidimos parar en la cafetería Den Hoek Af, donde pedimos un café con leche para mí y una Coca-Cola para Concha. El lugar era tranquilo, agradable y con unas sillas cómodas para estar un rato sentados. Terminadas nuestras consumiciones nos pusimos de nuevo en marcha y nos dirigimos hacia el barrio del Kouter, paseando por las calles Brabantdam y Vogelmarkt, donde curiosamente vimos un gran poster anunciando la serie española “La casa de papel”. Y así, viendo escaparates, paseando tranquilamente llegamos a la plaza KOUTER, la antigua plaza de armas, con grandes árboles y entre casas antiguas, que es actualmente el centro comercial de la ciudad. En el centro de la plaza hay un templete de música de hierro fundido. En una esquina podemos contemplar la fachada del KONINKLIJKE OPERA GENT (Teatro Real de la Ópera), de comienzos del siglo XIX. Su construcción fue impulsada por una serie de ricos industriales ganteses por lo que el edificio está espléndidamente dotado con un fastuoso interior. La plaza se encuentra salpicada de esculturas en bronce de grandes y pequeñas hojas, hojas incrustadas en el suelo, hojas levantadas como si una ráfaga de fuerte viento hubiera sido capaz de trasladar de sitio y posarlas arbitrariamente. Y aquí dimos por finalizada de un modo oficial nuestra visita a Gante. Eran casi las seis de la tarde y nos dirigimos diligentemente hacia la estación de Sint-Pieters para coger el tren que nos llevaría de vuelta a Bruselas. El día había resultado agotados muy muy gratificante. Evidentemente nos dejamos muchas cosas en el tintero, lo cual puede ser un aliciente para una próxima visita a la ciudad. La iglesia de Sint-Annakerk, el pequeño beguinaje Onze-Lieve-Vrouw Ter Hoyen, la modernista Boekentoren (la Torre de los Libros) con más de tres millones de libros, la iglesia Onze-Lieve-Vrow Sint-Pieterskerk, la abadía de Sint-Pietersabdij, el Museo de Bellas Artes, Museum voor Schone Kunsten Gent (MSK Gent) con obras de El Bosco o Magritte, el Museo Municipal de Arte Actual, Stedelijk Museum voor Actuele Kunst Gent (SMAK), una de cuyas obras, “El hombre que mide nubes” de Jean Fabre, nos trajo recuerdos de nuestro inefable expresidente Rodríguez Zapatero, o el Museo de la Ciudad de Gante, Stadsmuseum Gent. Y otros muchos más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario