Penúltimo día que pasábamos en la isla. Hoy íbamos a tener un día relajado para pasear por los alrededores del hotel y poco más. Ya habíamos entregado el coche y no disponíamos de medio de transporte, a no ser que quisiéramos tomar algún autobús público. Esa mañana aproveché y, dado que me había despertado temprano, a eso de las siete salí a caminar un rato por las calles de la urbanización donde se encuentra el hotel. Así cogí el Paseo des Passerell y continué por la calle Punta Grossa hasta el final, donde ya no había nada urbanizado. Disfruté de las vistas de los agrestes acantilados de la zona y de un amanecer brumoso que me recordó mucho el atardecer que habíamos visto días antes en la Cova d’en Xeroi. No había un alma por las calles. Todo era calma y tranquilidad. A eso de las ocho y media regresé al hotel y subí a la habitación. Concha ya se había levantado y estaba esperándome para bajar a desayunar. Había ya numerosos comensales a esa hora en el comedor, aunque no estaba completo. De nuevo a nuestra rutina: café con leche, zumo de naranja, tostadas de aceite y tomate, fiambre y algún yogur. Cuando terminamos subimos de nuevo a la habitación para terminar el aseo personal de cada uno. Sobre las diez estábamos ya en el vestíbulo de entrada del hotel donde se agolpaban ya numerosos huéspedes para apuntarse a las excursiones programadas.
miércoles, 25 de abril de 2018
martes, 24 de abril de 2018
CALA EN TURQUETA, CALA MACARELLA Y CALA MACARELLETA
Nuevo día y nuevos planes. Hoy íbamos a tener un día tranquilo y relajado. Íbamos a visitar por la mañana dos de las más renombradas calas de la isla: Cala en Turqueta y Cala Macarella, que tiene otra pequeña cala añadida de nombre Cala Macarelleta. La tarde la íbamos a tener libre e íbamos a estar disfrutando de las instalaciones del hotel. Dado que tanto esa tarde como al día siguiente no íbamos a usar el coche, llamamos a la agencia de alquiler Arenal Rent a Car para comunicarle que de los seis días que habíamos apalabrado de alquiler, restaríamos uno y dejaríamos el alquiler final en cinco días, a lo cual Borja, responsable de la agencia, no puso ninguna pega. Nos comentó que ya nos habían hecho el cargo de los seis días en la cuenta bancaria pero que al día siguiente nos harían el reintegro del día no disfrutado. Como en días anteriores, nos levantamos temprano, nos aseamos y bajamos a desayunar. Volvimos a subir a la habitación, terminamos de cepillarnos los dientes y bajamos camino del coche a poco antes de las nueve de la mañana. Hoy íbamos a realizar el desplazamiento más largo de todos los días que llevábamos pues teníamos que llegar casi a Ciudadela y desde allí dirigirnos al sur para llegar a la cala. Recorreríamos un total de cincuenta kilómetros aproximadamente. Llegamos al aparcamiento habilitado al efecto poco antes de las diez, después de recorrer bastantes kilómetros por unas carreteras estrechas donde, a veces, era difícil de imaginar el paso de dos vehículos a la vez.
lunes, 23 de abril de 2018
CALA MITJANA, CALA GALDANA, TALATÍ DE DALT Y COVA D'EN XOROI
Otro amanecer más que asomaba tímidamente por el horizonte de la ventana de nuestra habitación presagiando un día espléndido en cuanto a temperatura y sol. Hoy nuestra planificación era mucho más relajada ya que por la mañana íbamos a visitar dos de las muchas calas que existen en la isla de las que teníamos muy buenas referencias, CALA MITJANA y CALA GALDANA; y por la tarde íbamos a desplazarnos para ver el poblado talayótico de TALATÍ DE DALT y la COVA D’EN XOROI, en la que buscábamos una de las maravillosas puestas de sol que habían descrito visitantes anteriores. Repetimos nuestra rutina de cada mañana respecto al aseo personal, vestirnos, bajar al comedor a desayunar, volver a la habitación para terminar de asearnos, llegar al coche aparcado en uno de los descampados cercanos al hotel y salir a recorrer la isla. Las dos calas que íbamos a visitar estaban situadas en el sur, muy cerca la una de la otra. CALA MITJANA se encontraba a poco más de treinta kilómetros del hotel. Enfilamos la carretera, pasamos por Alaior y por Ferrerías, municipio al que pertenece. Llegamos al aparcamiento habilitado para ello a pie de la carretera y dejamos el coche dispuestos a recorrer a pie el kilómetro y medio más o menos que nos separaban de la cala propiamente dicha. A esa hora, algo más de las nueve y media, no había ningún otro coche aparcado. Enfilamos el camino asfaltado y anduvimos paseando entre pinos y encinas unos veinte minutos a paso relajado en un ambiente fresco dado lo temprano de la hora.
domingo, 22 de abril de 2018
CIUDADELA, PEDRERA s'HOSTAL Y NAVETA DES TUDONS
De nuevo, el día amaneció radiante, con una temperatura casi veraniega. Todas las prendas de abrigo con las que habíamos llenado la maleta seguían en el fondo del armario esperando peores tiempos. Tal y como habíamos planificado, hoy visitaríamos por la mañana la antigua capital de la isla, Ciudadela y, ya de vuelta al hotel, teníamos previsto parar en dos sitios: la Pedrera s’Hostal y la Naveta dels Tudons. Por la tarde nos íbamos a quedar en el hotel porque Concha quería darse un chapuzón en la tranquila cala que teníamos enfrente. Así que, al igual que días anteriores, nos levantamos temprano -algo menos de las ocho de la mañana-, nos vestimos y bajamos al comedor para desayunar. Apenas había gente en las escasas mesas ocupadas. Repetimos la rutina de cada día: zumo, café con leche, tostadas de aceite y tomate, algo de fiambre y algo de bollería para completar. Vuelta a la habitación, limpieza de boca y dientes, repaso estético en general, últimos retoques al atuendo y a la calle. Nos subimos al coche y enfilamos dirección a CIUDADELA de la que nos separaban aproximadamente cuarenta kilómetros, en general de buena carretera ya que íbamos a circular por la Me-1, vía que une Mahón y Ciudadela. Casi a las diez menos cuarto llegábamos a las primeras rotondas, en las que por lo general había alguna escultura relacionada con la ciudad: un caballo por sus conocidas fiestas, la silueta de un zapato por su industria zapatera, etc. Callejeamos un rato hasta llegar a la céntrica Plaza des Born, donde, entre otros, se encuentra el Ayuntamiento. Casualidades de la vida, había varios huecos para aparcar y en uno de ellos metimos el coche, aunque toda la zona era de pago. Pero, dado que era domingo, el aparcamiento nos salió gratis por ser fin de semana. Haciendo un poco de historia, sabíamos que la ciudad fue capital de la isla hasta 1714, coincidiendo con el periodo de la ocupación inglesa. Todo ese pasado, los años de destrucción de la ciudad y resurgimiento otra vez, la han dotado de una belleza difícilmente igualable. Sus plazas apacibles, sus estrechas calles adoquinadas, sus iglesias, principalmente su catedral gótica y la desacralizada iglesia del Roser, la larga franja de su puerto… Todo ello son alicientes más que suficientes para visitar y disfrutar de la ciudad.
sábado, 21 de abril de 2018
MAHÓN, ES CASTELL Y FORNELLS
Un día más volvió a amanecer radiante, con una temperatura casi veraniega. Tal y como habíamos planificado, hoy visitaríamos por la mañana la capital de la isla, Mahón, y un pueblecito cercano llamado Es Castell, conocido hasta hace pocos años como Villacarlos. Por la tarde, visitaríamos la población cercana de Fornells y su profunda bahía, que habíamos visto el día anterior desde la lejanía del Monte Toro. Sin más preámbulos, nos vestimos, nos acicalamos un poco y bajamos al comedor a desayunar, tras lo cual, volvimos de nuevo a la habitación para terminar de asearnos y dirigirnos al coche para enfilar en dirección a la capital menorquina. Poco más de veinte kilómetros la separan de Arenal d’en Castell. Quizá sea el momento de aclarar que nosotros no participamos en ninguna de las excursiones que se organizaban desde el hotel, sino que todos nuestros desplazamientos fueron por nuestra cuenta y riesgo. Sí nos sorprendió el precio de cada una de las excursiones que no recuerdo cuántas ni cuáles eran. Por ejemplo, echar la mañana visitando Mahón, que era una de las excursiones, tenía un precio aproximado de cincuenta euros por persona; es decir, si contratabas dos o tres excursiones, el precio total del viaje a Menorca se disparaba un poco. Pero claro, la mayor parte de los usuarios de este tipo de programas, como el IMSERSO, se dejan un poco llevar, quizá por el desconocimiento, quizá por la comodidad de que “me lo hagan todo”. Dicho lo anterior, nos subimos al coche pocos minutos después de las nueve, con escaso tráfico por la carretera y poco más de media hora después dejábamos el coche en los bajos de la plaza de la Explanada, en un aparcamiento público. Sin embargo, a pesar del poco tráfico y de la poca gente que vimos por la calle, fue bastante complicado aparcar por lo que nos vimos obligados a meter el coche en el parking.
viernes, 20 de abril de 2018
NAVETAS DE RAFAL RUBÍ, CALA EN PORTET, TORRALBA D’EN SALORD, TORRE D’EN GALMÉS, SON SAURA, ALAIOR, ES MERCADAL Y MONTE TORO
Amaneció un día radiante, con una temperatura espléndida. Nos levantamos temprano, aproximadamente a las ocho y cuarto, y tras asearnos bajamos a desayunar. Había poca gente a esa hora en el comedor. Una gran variedad productos nos estaban esperando: pan normal o de molde, aceite, mantequilla, fiambre variado, queso de varias clases, huevos fritos, salchichas, bacon, café, leche, zumos, etc. Ambos pensamos que este tipo de desayuno era un peligro, sobre todo si teníamos que hacerlo toda una semana. Nos permitimos cierta licencia por ser el primer día, pero teníamos que controlarlo. Una vez que acabamos de desayunar, nos dirigimos al exterior del hotel para encontrarnos con Borja, representante de ARENAL RENT A CAR, que ya nos estaba esperando en la entrada. Nos llevó hasta el coche que íbamos a disponer estos días, un Fiat Panda, con número de matrícula 5666JFF. Nos explicó mínimamente los aspectos de funcionamiento que cambian de un modelo de coche a otro: apertura del depósito de gasolina, intermitentes, etc., y nos entregó las llaves. Volvimos de nuevo a la habitación para recoger el TomTom que nos ayudaría en nuestros desplazamientos por la isla. Menorca muestra vestigios de presencia humana que datan del 2100 a.C. Desde entonces hasta la llegada de los romanos en 123 a. C., la Prehistoria insular discurre por diferentes fases. Uno de los edificios más emblemáticos y exclusivo de Menorca, son las navetas, construcciones funerarias colectivas, de hasta cien individuos inhumados junto a sus ajuares, como en la de es Tudons (Ciutadella) con restos datados sobre todo en el siglo IX a.C. Entre el 1000 y el 700 a.C. se construyeron los talaiots, torres troncocónicas de piedras en seco. Su función principal era el dominio visual del territorio circundante, además de cohesionador social de la comunidad que vivía a su alrededor. A partir del 650 a.C. se construye el edificio más original y exclusivo de Menorca: los santuarios de taula. Son recintos de planta de herradura y fachada cóncava. En ellos se practicaban rituales relacionados con la fecundidad de la tierra y de las personas, efectuándose el sacrificio de animales domésticos, libaciones con vino y rotura simbólica de ánforas. La presencia del fuego como elemento ritual y simbólico se repite en estos monumentos.
jueves, 19 de abril de 2018
MENORCA: PREPARATIVOS DEL VIAJE
Era la primera vez que participábamos en los denominados “viajes del IMSERSO” y tuvimos la gran suerte de que nos tocara Menorca, segunda de las peticiones que habíamos hecho en su momento, asignación que nos hizo mucha ilusión pues era una isla que teníamos ganas de conocer sobre todo por su cultura talayótica. A mediados de septiembre de 2017, la agencia de viajes nos confirmó el destino obtenido. El viaje tendría lugar entre el diecinueve y el veintiséis de abril del año siguiente. Ya eran dos los puntos que nos gustaban: el destino -Menorca- y la fechas -finales de abril, que casi nos aseguraba buen tiempo-. Abonamos dos pequeñas cantidades para reservar el viaje: cincuenta y seis euros como señal de reserva a la empresa gestora del IMSERSO, y veinticuatro euros a la agencia de viajes de Bailén que nos había gestionado la reserva. El último pago, por un valor de cuatrocientos euros, teníamos que hacerlo a finales de febrero, cosa que así hicimos. Una vez que hicimos el último pago, la agencia de viajes nos facilitó todos los datos necesarios de autobuses y vuelos porque el hotel ya sabíamos cuál era, el CLUB AGUAMARINA 2. La ruta era la siguiente: un autobús nos recogía en la Estación de Autobuses de Jaén para llevarnos al aeropuerto de Granada donde cogeríamos un vuelo que nos trasladaría a Mahón y desde allí otro autobús nos recogería para llevarnos al hotel adjudicado en Arenal d’en Castell.
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