viernes, 20 de abril de 2018

NAVETAS DE RAFAL RUBÍ, CALA EN PORTET, TORRALBA D’EN SALORD, TORRE D’EN GALMÉS, SON SAURA, ALAIOR, ES MERCADAL Y MONTE TORO

Amaneció un día radiante, con una temperatura espléndida. Nos levantamos temprano, aproximadamente a las ocho y cuarto, y tras asearnos bajamos a desayunar. Había poca gente a esa hora en el comedor. Una gran variedad productos nos estaban esperando: pan normal o de molde, aceite, mantequilla, fiambre variado, queso de varias clases, huevos fritos, salchichas, bacon,  café, leche, zumos, etc. Ambos pensamos que este tipo de desayuno era un peligro, sobre todo si teníamos que hacerlo toda una semana. Nos permitimos cierta licencia por ser el primer día, pero teníamos que controlarlo. Una vez que acabamos de desayunar, nos dirigimos al exterior del hotel para encontrarnos con Borja, representante de ARENAL RENT A CAR, que ya nos estaba esperando en la entrada. Nos llevó hasta el coche que íbamos a disponer estos días, un Fiat Panda, con número de matrícula 5666JFF. Nos explicó mínimamente los aspectos de funcionamiento que cambian de un modelo de coche a otro: apertura del depósito de gasolina, intermitentes, etc., y nos entregó las llaves. Volvimos de nuevo a la habitación para recoger el TomTom que nos ayudaría en nuestros desplazamientos por la isla. Menorca muestra vestigios de presencia humana que datan del 2100 a.C. Desde entonces hasta la llegada de los romanos en 123 a. C., la Prehistoria insular discurre por diferentes fases. Uno de los edificios más emblemáticos y exclusivo de Menorca, son las navetas, construcciones funerarias colectivas, de hasta cien individuos inhumados junto a sus ajuares, como en la de es Tudons (Ciutadella) con restos datados sobre todo en el siglo IX a.C. Entre el 1000 y el 700 a.C. se construyeron los talaiots, torres troncocónicas de piedras en seco. Su función principal era el dominio visual del territorio circundante, además de cohesionador social de la comunidad que vivía a su alrededor. A partir del 650 a.C. se construye el edificio más original y exclusivo de Menorca: los santuarios de taula. Son recintos de planta de herradura y fachada cóncava. En ellos se practicaban rituales relacionados con la fecundidad de la tierra y de las personas, efectuándose el sacrificio de animales domésticos, libaciones con vino y rotura simbólica de ánforas. La presencia del fuego como elemento ritual y simbólico se repite en estos monumentos.

Nuestro primer destino fueron las NAVETAS DE RAFAL RUBÍ, situadas a unos diecisiete kilómetros del hotel, muy cerca de la carretera principal de la isla, la Me-1, que une las ciudades de Mahón y Ciudadela. La navetas son dos tumbas del mismo tipo que la naveta des Tudons pero de dimensiones más pequeñas y con la particularidad de estar muy próximas una a la otra. Son tumbas colectivas con una losa perforada de acceso a la cámara interior, que está dividida en dos niveles. De las dos navetas, la mejor conservada es la naveta oriental, de la cual se restauró la fachada a finales de los años 60 del siglo pasado. Desde aquí nos dirigimos hacia CALA EN PORTET, en el sur de la isla, de la que nos separaban unos diez kilómetros aproximadamente. Prácticamente la cala estaba vacía, un par de muchachas paseaban por la blanca arena y nada más. La cala se encuentra cerrada en el horizonte por dos acantilados de considerable altura, que permiten centrarla y darle una belleza sin par. El escaso movimiento del agua marina seguía impresionándonos. Estabas en la misma orilla y no había sonido alguno. La limpieza del agua permitía ver con total claridad el fondo marino.  Según habíamos leído, debido a su situación, Cala en Porter es una de las calas más limpias y tranquilas de Menorca. Apenas tiene pendiente y bañarse en ella es como relajarse en una gran piscina. Otro atractivo que tenía esta zona era la presencia de la COVA D'EN XOROI, probablemente el lugar más visitado de la isla, una cueva acantilado convertida en bar de copas, sala de fiestas, discoteca y muchas cosas más, con unas vistas y unos atardeceres espectaculares. Sin embargo, cuando llegamos a la explanada que utiliza como aparcamiento, nos encontramos que estaba cerrada. Tendríamos que volver otro día y por la tarde que era el horario en que abría. Así que decidimos encaminarnos hacia   POBLADO TALAYÓTICO DE TORRALBA D’EN SALORD, del que nos separaba una distancia aproximada de siete kilómetros. Durante el camino tuvimos que hacer una pequeña parada para llamar a Borja, el representante de la empresa de alquiler de coches, para preguntarle cómo se ponía en marcha el aire acondicionado del vehículo, pues no dábamos con la tecla y a esa hora del día hacía ya una temperatura en la que se agradecía el funcionamiento de la climatización del coche. Torralba d’en Salord es un poblado prehistórico cuyo origen se remonta al periodo naviforme del que se conservan los cimientos de una cabaña circular. Aparcamos dentro del recinto en el espacio habilitado para ello y abonamos seis euros por dos entradas para jubilados y un folleto explicativo a color. Destacan dos talaiots, el recinto de taula, una sala hipóstila, algunas cuevas excavadas en el subsuelo y otros restos constructivos que conformaban los lugares de vivienda. La taula y su recinto son uno de los ejemplares más bellos y monumentales de la isla. Se trata de un edificio destinado al culto. Su planta tiene forma de herradura, con espacios interiores diferenciados, y la taula, la ‘T’ propiamente dicha, construida con dos grandes bloques de piedra, uno vertical y uno horizontal, magníficamente elaborados, llega a medir casi 4 metros de altura. Ni que decir que éramos los únicos visitantes del yacimiento. Continuamos camino hacia POBLADO TALAYÓTICO DE TORRE D’EN GALMÉS, que es el poblado más grande de los encontrados en la isla. Está separado del anterior por menos de siete kilómetros. Aparcamos también en el lugar habilitado para tal fin y abonamos 3,60 euros por las dos entradas con precio reducido y un tríptico a color. Junto a nosotros había un par de coches más aparcados, cuyos ocupantes vimos a lo lejos en distintas zonas del yacimiento. La situación de este poblado, en lo alto de una colina, lo hace extremadamente adecuado para mantener el control territorial de buena parte de la costa sur de la isla. Cronológicamente, perduró desde el periodo naviforme, del cual se conserva un hipogeo cerca de la zona de recogida de agua, hasta la época romana tardía. Consta de una zona pública, donde se hallan los tres talaiots situados en la cima de la colina y el recinto de taula junto al talaiot central, ya del periodo post-talayótico. El capitel de ésta fue reutilizado como tumba en época romana tardía o medieval y no se encuentra sobre el fuste, sino que está tirado en el suelo. En la vertiente sur de la colina se hallan las casas del mismo periodo, que son circulares y están compartimentadas por muros radiales que convergen en un patio central con cisterna. Finalmente, hallamos un sistema de recogida de agua de lluvia formado por aljibes o depósitos de diferentes dimensiones excavados en la roca. El conjunto del poblado debió estar amurallado con una pared que conectaba las casas entre sí siguiendo una planta irregular. Concluida la visita, nos dirigimos a ver una nueva playa de la costa sur de la isla, la denominada SON SAURA, una de sus playas vírgenes más famosas. Esta no era una cala recóndita, era un amplio arenal, con aguas muy limpias, pero con un significativo problema en su área ya que está totalmente afectada por el problema de la posidonia oceánica. De hecho, al acercarnos a la orilla, había grandes montones de algas acumulados en la orilla, lo que quitaba las ganas de bañarse. Miramos la hora y el reloj marcaba las una y media de la tarde. Dadas las dimensiones de la isla: cincuenta kilómetros de largo y veinticinco de ancho, los planes que nos habíamos hecho eran los de regresar al hotel a mediodía, almorzar en el comedor, descansar un rato de siesta y volver a salir por la tarde. Y así lo hicimos. Regresamos al hotel por cuyas puertas entrábamos un poco antes de las dos y cuarto. Subimos a la habitación a refrescarnos un poco y bajamos al comedor. Después subimos de nuevo a la habitación y nos echamos en la cama un rato para descansar.

Algo antes de las cinco de la tarde nos despertamos y nos preparamos de nuevo para salir. Teníamos pensado visitar dos poblaciones cercanas, Alaior y Es Mercadall con subida incluida al Monte Toro. ALAIOR es un pueblo muy agradable, de casas blancas inmaculadas y de calles tranquilas y solariegas. Se encuentra situado casi en el centro de la isla. Recorrimos con celeridad los once kilómetros que nos separaban desde el hotel, entrando en la localidad por la calle Camí Nou, dándonos de bruces con el armazón de un antiguo molino al que le faltaban las aspas. Pasamos por delante de la ERMITA DE SANT PERE NOU, de paredes blanquísimas y llegamos a la rotonda donde se encuentra la ESCULTURA “LA BONA SORT”, una esfera de tres metros de diámetro elaborada en hierro, que consta de unas 1.800 herraduras, cargadas de sentido, ya que cada una de ellas tiene una historia detrás. Desde aquí nos fuimos a la Plaza de la Constitución, en uno de cuyos bares nos tomamos un café con leche para despejarnos un poco. A continuación, nos dirigimos a visitar su AYUNTAMIENTO, antigua sede de la Universidad de la isla. Fue construido todo él en piedra en el siglo XVI. El edificio forma esquina con dos fachadas. Desde allí, callejeando nos dirigimos a la IGLESIA DE SANTA EULALIA. Está construida sobre un cerro. A su alrededor se formó el pueblo a partir del siglo XIV. El actual edificio fue construido a mediados del siglo XVII. La iglesia tiene algunos elementos barrocos, pero sus características son las de una iglesia renacentista. Es uno de los templos más espaciosos de la isla. Presenta una planta de nave única construida con bóveda de cañón con arcos fajones y seis capillas laterales, que están intercomunicadas entre sí. Esta parroquia tenía que cumplir la condición de refugio para recoger, en caso de invasiones, a la gente de la villa, por eso tiene esta estructura tan maciza y una nave tan grande. Finalmente nos encaminamos por la calle del Horno hasta el antiguo CONVENTO DE SAN DIEGO, muy conocido por el llamado PATI DE SA LUNA, que no es ni más ni menos que el antiguo claustro del convento. En la actualidad alberga el Centro Cultural San Diego. Camino de recoger el coche que habíamos aparcado en la calle del Comercio, nos encontramos una de las fuentes más curiosas que hemos visto: un estanque en el que dos ranas adosadas al pretil vierten sus chorros de agua; en un extremo del estanque surge un montículo de piedras que culmina una concha marina abierta que muestra su perla al espectador. Entiendo que no tendrían otra cosa mejor que poner.

Acabada la visita a Alaior, cogimos de nuevo el coche y nos dirigimos hasta ES MERCADAL. Aparcamos de nuevo muy cerca de CAS SUCRER, pastelería muy reconocida por la calidad de sus dulces. Según la publicidad nos explica, “cinco generaciones de maestros artesanos, desde 1875, avalan y dan nombre a la mejor representación de productos de la repostería menorquina”. Entramos a visitarla y estuvimos un rato hablando con la dependienta, ya que en ese momento no había nadie en el establecimiento. Nos estuvo hablando de los productos más típicos que elaboraban y nos recomendó los carquinyols, los amargos o la propia ensaimada que elaboran ellos mismos. Compramos un par de ensaimadas pequeñas que nos comimos en un banco en la pequeña placita que se abre enfrente de la pastelería. Y nos llevamos un paquete de carquinyols, una especie de galletas secas rellenas de almendras, para el coche. Paseamos un rato por la calle Mayor, pasando por delante del edificio del ayuntamiento. Giramos a la izquierda y subimos por las escaleras hasta llegar a la IGLESIA DE SAN MARTÍN, de blancos muros encalados que no disimulan la mole maciza que se nos presenta. Su interior, bóveda y muros revestidos y blanqueados,  es poco reseñable y los elementos decorativos son escasos y de mediados del siglo pasado, ya que la mayor parte de los bienes del templo fueron destruidos en la Guerra Civil. Volvimos sobre nuestros pasos y nos dirigimos hacia el ALJIBE, uno de los elementos más emblemáticos y significativos de las dominaciones británicas. Este gran depósito de agua, que recoge las lluvias por medio de su gran terraza y sus canalizaciones que la conducen a un gran depósito interior, tenía como finalidad abastecer las tropas a medio camino entre Mahón y Ciudadela. No pudimos visitarlo porque, según una nota que había colgada en la puerta de acceso, una de las paredes se había derrumbado y existía peligro para los visitantes.

Volvimos de nuevo al coche que se encontraba en un aparcamiento habilitado por el Ayuntamiento y nos dirigimos hacia el MONTE TORO, que es el punto más alto de toda la isla, y eso que sólo tiene una altura de 358 metros. El nombre del monte, según cuenta la leyenda, deriva de la presencia en la montaña de un toro que impedía a cualquier persona acercarse a la cima. Desde el Toro es posible ver casi toda la isla. Las vistas que se pueden ver desde su mirador son espectaculares. De todas, la que más nos encantó fue la imagen a nuestros pies de la profunda bahía de Fornells. ¡Preciosa postal! En la cima está el SANTUARIO DE LA VIRGEN DE MONTE TORO. También puedes ver los repetidores de la señal de televisión, que estropean un poco el bonito paisaje desde arriba. Aquí también pudimos contemplar el Monumento dedicado a los caídos en la Guerra de África, consistente en un Cristo sobre un gran pedestal con los brazos abiertos. Desde aquí, vuelta de nuevo al coche y vuelta otra vez al hotel. Pocos minutos para que dieran las ocho y cuarto faltaban cuando aparcamos el coche en un descampado próximo al hotel, con la idea de refrescarnos un poco en la habitación antes de bajar a cenar.

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