sábado, 21 de abril de 2018

MAHÓN, ES CASTELL Y FORNELLS

Un día más volvió a amanecer radiante, con una temperatura casi veraniega. Tal y como habíamos planificado, hoy visitaríamos por la mañana la capital de la isla, Mahón, y un pueblecito cercano llamado Es Castell, conocido hasta hace pocos años como Villacarlos. Por la tarde, visitaríamos la población cercana de Fornells y su profunda bahía, que habíamos visto el día anterior desde la lejanía del Monte Toro. Sin más preámbulos, nos vestimos, nos acicalamos un poco y bajamos al comedor a desayunar, tras lo cual, volvimos de nuevo a la habitación para terminar de asearnos y dirigirnos al coche para enfilar en dirección a la capital menorquina. Poco más de veinte kilómetros la separan de Arenal d’en Castell. Quizá sea el momento de aclarar que nosotros no participamos en ninguna de las excursiones que se organizaban desde el hotel, sino que todos nuestros desplazamientos fueron por nuestra cuenta y riesgo. Sí nos sorprendió el precio de cada una de las excursiones que no recuerdo cuántas ni cuáles eran. Por ejemplo, echar la mañana visitando Mahón, que era una de las excursiones, tenía un precio aproximado de cincuenta euros por persona; es decir, si contratabas dos o tres excursiones, el precio total del viaje a Menorca se disparaba un poco. Pero claro, la mayor parte de los usuarios de este tipo de programas, como el IMSERSO, se dejan un poco llevar, quizá por el desconocimiento, quizá por la comodidad de que “me lo hagan todo”. Dicho lo anterior, nos subimos al coche pocos minutos después de las nueve, con escaso tráfico por la carretera y poco más de media hora después dejábamos el coche en los bajos de la plaza de la Explanada, en un aparcamiento público. Sin embargo, a pesar del poco tráfico y de la poca gente que vimos por la calle, fue bastante complicado aparcar por lo que nos vimos obligados a meter el coche en el parking. 


Salimos a la plaza, que en ese momento se encontraba casi desierta, y nos dirigimos a ver la ESCULTURA ESTIVAL, que representa a una mujer desnuda a tamaño natural. Continuamos por la calle de las Moreres, que nos acercaba al centro, pudiendo contemplar en uno de sus acerados el MONUMENTO AL DOCTOR ORFILA, frente su casa natal, rinde homenaje a este químico, médico y uno de los más grandes científicos europeos del siglo XIX. Después giramos a la derecha para acercarnos a ver el TEATRO PRINCIPAL, recientemente rehabilitado. Delante de su fachada se encuentra la ESCULTURA TALÍA, musa que representa a la comedia. Desde aquí continuamos en dirección a la Plaza Reial para ver la ESCULTURA “MEDITERRÁNEA”, que representa una figura femenina desnuda de formas robustas, tallada en piedra y sentada en el suelo sobre la pierna derecha. La izquierda sujeta su cabeza, un poco hundida y pensativa sobre el cuerpo. Ese día, imaginamos que la cercanía de la festividad de Sant Jordi sería la respuesta, vimos numerosos puestos callejeros de venta de libros, juguetes y otras muchas cosas, esta escultura servía de sustento y apoyo a varios libros que se vendían en un tenderete situado delante de ella. Desde aquí recorrimos los pocos pasos que nos separaban de CA N’OLIVER, casa señorial edificada a principios del siglo XIX por la familia Oliver. De estilo neoclásico, destaca por las pinturas de sus techos, realizadas por artistas italianos de la época. Actualmente funciona como museo y acoge la Col·lecció Hernández Sanz. Continuamos hacia la calle del Castell para observar la antigua CASA DEL PUEBLO, diseñada por Francesc Femenías a principios del siglo XX. Fue sede del casino republicano. Hoy en día es una residencia para la tercera edad. Volviendo sobre nuestros pasos nos acercamos hasta la IGLESIA DEL CARMEN, la más grande de la ciudad. Es un templo de estilo neoclásico en el que se guarda la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, muy venerada por los habitantes de la población. Salimos de la iglesia y nos dirigimos al CLAUSTRO DEL CARMEN, convertido en centro cultural, conservando el mercado en la década de los ochenta. El Mercat del Carme ofrece confección, productos gastronómicos y piezas de bisutería. Saliendo a la plaza, cabe destacar la ESCULTURA “TRES CABALLOS”, creación en bronce inspirada en la figura del caballo. Al lado de esta, el MONUMENTO AL FABIOLER, una de las figuras más representativas de las fiestas locales con su tambor y flauta. Es el que abre el desfile de caballos, tocando una canción con su flauta. Adosado al Mercado del Carmen se encuentra el MERCADO DEL PESCADO, obra también de Femenías, al igual que la casa que se ve enfrente llamada CASA MIR, que es uno de los pocos edificios modernistas levantados en la ciudad, de principios del siglo XX. La parte central de la fachada es una vidriera con tres arcos y finas columnas de madera, habitual en muchos edificios de la época en otras ciudades. Desde aquí, continuamos por la calle Puerta del Mar hacia la Plaza de Colón para ver el MONUMENTO A PILAR ALONSO, famosa cantante de cuplés a mediados de los años veinte del siglo pasado. Después nos acercamos a visitar la IGLESIA DE SANTA MARÍA, templo de mediados del siglo XVIII sobre la planta gótica de otro más antiguo del siglo XIV. Su interior es de inspiración neoclásica; tiene una nave única con bóveda de crucería y capillas laterales. Probablemente, lo más llamativo que posea esta iglesia sea su monumental órgano, de gran calidad instrumental y artística. La plaza, donde se ubican la iglesia de Santa María y el propio ayuntamiento, estaba abarrotada de gente, sobre todo muchos niños, visitando los puestos de venta de libros, productos típicos, camisetas, etc. Al lado de la iglesia, se encuentra el AYUNTAMIENTO, un edificio del siglo XVII de estilo barroco afrancesado. Llama la atención el reloj público que luce en su fachada. Se dice que fue el primer reloj, no solar, que hubo en toda Menorca. Enfrente del ayuntamiento se encuentra el PRINCIPAL DE GUARDIA, edificio destinado al cuerpo de guardia. Incorpora el color rojo a la fachada y se adorna con trofeos y elementos militares. Actualmente, acoge el Servicio Municipal de Cultura. A la vuelta de esta plaza, tras la iglesia de Santa María se abre otra plaza llamada de la Conquista. En ella, casi adosado a los muros de la iglesia se encuentra el MONUMENTO A ALFONSO III, rey que conquistó la isla de a los musulmanes a finales del siglo XIII. En otro lateral de la plaza se encuentra la BIBLIOTECA PÚBLICA, levantada sobre un edificio de estilo neoclásico. Continuamos nuestro paseo hasta llegar a PONT DES GENERAL, un estrecho callejón comunica la calle de Isabel II con el puerto; a mitad del recorrido, se bifurca en dos. Las vistas del puerto desde este mirador son magníficas, viéndose incluso, en la lejanía, el monte Toro. Eran algo más de las once y media de la mañana y acordamos hacer un alto y tomarnos algo en algún bar de la plaza del ayuntamiento. Nos decantamos por ES LLONGUET, un establecimiento que a la vez que tenía cafetería, también disponía de un mostrador para la venta de pan, pastas y dulces. Pedimos sendos cafés con leche y unas pastas y durante un rato estuvimos viendo qué nos quedaba todavía por recorrer y qué habíamos visto ya. Terminados los cafés y abandonado el local, nos dirigimos hacia el GOBIERNO MILITAR, antigua Casa del Rey sita en la calle Isabel II, convertida por los ingleses en palacio del gobernador. Hoy en día es la sede del Gobierno Militar de la isla de Menorca. Avanzamos por esta calle hasta casi el final para ver la IGLESIA DE SANT FRANCESC, de principios del siglo XVIII, Su cubierta es de estilo gótico tardío con bóveda de crucería con arcos ojivales. La nave única acaba con una capilla rectangular bajo un arco ojival más bajo que contiene el altar. Tiene una portada abocinada con reminiscencias románicas. En el claustro de esta iglesia se ubica el MUSEO DE MENORCA. El fondo del Museo está formado por piezas provenientes de las colecciones del anterior museo y de excavaciones arqueológicas realizadas durante los últimos años, así como de depósitos y donaciones de particulares y de varias entidades. Desde aquí continuamos por la calle d’es Frares hasta llegar a la calle Arrabal donde se encuentra la IGLESIA DE SANT ANTONI, surgida al amparo del crecimiento poblacional de la ciudad. Es una iglesia de nave única, cubierta con bóveda de cañón con tres pequeñas capillas a cada lado y un pequeño coro sobre la entrada principal. Y así llegamos a la plaza Bastión, donde se alza orgulloso el PONT DE SANT ROC, una y única de las puertas que conformaban el antiguo recinto murado. El conjunto está formado por dos torres cuadradas de diferente altura, de paredes ciegas, hechas de piedra y mortero con refuerzos de marés y rematadas con matacanes. Desde aquí iniciamos el regreso a parking donde se encontraba el coche. Abonamos la tarifa correspondiente y nos dirigimos hacia la plaza del Carmen para bajar la serpenteante calle COSTA DE SES VOLTES, construida en los años cincuenta en sustitución de las antiguas rampas de la marina. Es una sinuosa avenida que une la ciudad con el puerto. Al llegar a la explanada portuaria giramos a la derecha y nos encaminamos hasta la ESCULTURA “SIRENITA MO”. Su leyenda cuenta que  “Mô tiene que ver con la historia de un hijo de un general cartaginés que naufraga en las costas de una isla poco habitada y es rescatado por una sirena con la que tiene un romance. El muchacho muere en una batalla, Mô desde entonces le espera sentada en una roca convencida de que de alguna forma algún día volverá. Por esto está triste y espera inclinada a punto de saltar al agua otra vez para rescatar a su amor”. Desde aquí, de nuevo en el coche de vuelta a Ses Voltes, pasamos por las Destilerías Xoriguer, donde se elabora la ginebra del mismo nombre, típica de esta isla. Y con esto dimos por concluida la visita a Mahón y así nos dirigimos hacia la población de ES CASTELL donde, debido a su situación geográfica es el primer pueblo de toda España en ver salir el sol. Con anterioridad recibió distintos nombres: Georgetown (1771, en honor al rey Jorge III de Inglaterra), Real Villa de San Carlos (1782, en honor al rey Carlos III de España) y Villacarlos (hasta 1985), fecha en que definitivamente adopta el nombre actual. El rojo, color del antiguo ejército inglés dominador de la isla durante largos periodos, predomina en la principal y más amplia plaza de la ciudad, rodeada por antiguos edificios militares que siguen cumpliendo su misión y se han reconvertido para otras funciones. Debían de estar celebrando algo porque, tras aparcar a la espalda de la Plaza S’Esplanada, había numerosas carpas donde se servía generosamente cerveza y otras bebidas y sonaba una música pachanguera a un volumen considerable. Este amplio espacio no es ni más ni menos que una gran plaza de armas rodeada de cuarteles que actúa de elemento centralizador del núcleo urbano. En los alrededores habitaban las familias de los soldados, tenderos y comerciantes, marineros y otras personas que estaban de alguna manera relacionadas con la fortaleza. Actualmente parte de los cuarteles acogen el Museo Militar de la isla. Como lo que íbamos a visitar se encontraba en esta misma plaza, nos dirigimos hacia el AYUNTAMIENTO, edificio pintado con ese color rojo que hemos comentado anteriormente. En uno de los extremos de la plaza se puede observar la ESCULTURA EL PREGONERO, inaugurada recientemente, representa a un pregonero británico del siglo XVII como el que en tiempos de la dominación británica se encargaba de comunicar las decisiones de los gobernantes a una población que en su mayoría no sabía ni leer ni escribir. Paseamos después por algunas de sus calles con casas de reminiscencias inglesas con sus ventanas de guillotina y nos asomamos a un par de miradores desde donde se podía contemplar toda la estrecha y profunda bahía de Mahón. Eran las una y media de la tarde. Nos dirigimos al coche y buscamos una gasolinera donde repostamos gasoil por valor de treinta euros. Desde aquí salimos a la principal carretera de la isla, la Me-1 y nos dirigimos hacia nuestro hotel donde llegamos a las dos de la tarde. Subimos a nuestra habitación, nos refrescamos un poco y nos preparamos para bajar al comedor, que a esa hora se encontraba casi repleto de comensales.

Tras la comida, subimos de nuevo a la habitación para echarnos una pequeña siesta reparadora del viaje de la mañana. Descansados, llegamos a FORNELLS, poco después de las seis de la tarde, después de recorrer los dieciséis kilómetros que separaban el hotel de esta localidad. Previamente, antes de entrar en las calles de Fornells, en la rotonda de acceso a la localidad vimos una escultura llamada DANSA DEL VENT, tres figuras de acero cortén silueteadas en actitud de baile. Al entrar en sus calles lo primero que uno advierte es el color blanco predominante de las fachadas de sus casas. Aparcamos cenca del puerto deportivo, y pudimos ver junto al al espigón un RELOJ DE SOL, con tres caras, cada una de las cuales podía facilitar distintas medidas relacionadas con el tiempo. Continuamos por el paseo marítimo y allí vimos una escultura, de tonos verdosos, que representa a la mujer que siempre está esperando la vuelta de los barcos con los pescadores a bordo. Un poco más adelante contemplamos lo poco que queda del CASTILLO DE SAN ANTONIO. Se encuentra en estas condiciones porque fue derruido por militares españoles siguiendo órdenes de Carlos III. Solamente quedan restos de la primera planta, de un aljibe donde guardaban el agua, de los almacenes y de un patio. Justo al lado se encuentra la CASA DEL CONTRAMAESTRE,  antigua estación de salvamento marítimo en la que ahora están las oficinas del puerto. Continuamos caminando hasta llegar a la TORRE DE FORNELLS, torre de defensa costera construida por los ingleses a principios del siglo XIX. La torre, una de las más grandes de la isla, tiene forma troncocónica y está construida con piedra y mortero con el exterior reforzado por bloques de piedra arenisca. De vuelta de nuevo hacia el pueblo, pasamos a visitar la IGLESIA DE SAN ANTONIO ABAD, totalmente encalada, pero que se encontraba cerrada. Desde aquí nos dirigimos hacia la terraza que había instalada en la Casa del Contramaestre donde nos tomamos una tónica y una Coca-Cola. Algo más de las siete y cuarto eran cuando enfilamos el camino de vuelta al hotel. Esta vez no nos íbamos a ir derechos a la habitación para prepararnos para bajar a cenar, sino que íbamos a parar en un bar que nos habían hablado bastante bien regentado por un granadino, donde con cada bebida te ponían la correspondiente tapa. El BAR FLAMINGO estaba situado en el centro comercial de Coves Noves, y disponía de una amplia terraza, que a la hora que llegamos, ya tenía un aspecto bastante abarrotado. Pedimos dos cervezas y las acompañaron con una tapa abundante de lacón y patatas cocidas. Yo repetí una segunda cerveza y la acompañaron con casi una decena de boquerones. El precio total de los tres servicios: seis euros, lo que equivalía a un coste unitario de dos euros por caña consumida. Con esta agradable experiencia nos dirigimos, ahora sí, al hotel, subimos a nuestra habitación, nos duchamos y vestimos para bajar a cenar.

Tras la cena, decidimos ir a la zona de animación que el hotel había organizado para sus huéspedes. No habíamos bajado las noches anteriores y no sabíamos cómo funcionaba. Así que nos acercamos al edificio contiguo del hotel donde esta tenía lugar y nos dimos cuenta que el local estaba bastante animado y abarrotado de gente. Un grupo de música amenizaba la velada con pasodobles y otras coplas adecuadas al auditorio, y había un número bastante elevado de personas bailando en la pista de baile. Nos sentamos en una mesa junto a una columna que casualmente estaba vacía y a un camarero que se acercó a preguntarnos qué queríamos le pedimos una pomada y un refresco de cola. Y allí estuvimos charlando un rato y viendo a la gente cómo iba y venía a la pista de baile, jugaba a las cartas o a otros juegos de mesa, charlaba ruidosamente, etc. En un momento determinado se acercó una pareja a preguntarnos si nos importaba que se pudieran sentar en la mesa a lo que respondimos que lo podían hacer sin ningún problema. Al principio no entablamos conversación alguna, aunque, poco a poco el ambiente se fue relajando y al rato la conversación fluía animadamente. Nos contaron que eran de Sanlúcar de Barrameda y   llevaban en el hotel desde el martes -dos días antes que nosotros-. Momentos después ya salieron a relucir los hijos, los nietos, el trabajo y todas aquellas cosas típicas que tienen lugar en una conversación entre personas normales. Unos veinte minutos después se acercó a la mesa otra pareja que conocía a la que ya estaba sentada, repitiendo de nuevo el mismo proceso. Esta pareja vivía en San Fernando y había conocido a la otra pareja en el hotel. Bien, pues desde esa noche, coincidimos todas las noches restantes y en algunos almuerzos y cenas. Pasamos una agradable velada charlando de muchos y variados temas, de las visitas que habíamos realizado cada uno a la isla, de las sensaciones del viaje hasta ese momento o de la situación social y política de España en ese momento. A una hora prudencial decidimos irnos cada pareja a su habitación pues al día siguiente cada una tenía una planificación y un recorrido de visitas a cumplir. Así, algo antes de las doce de la noche entrábamos en la habitación y nos metíamos en cama.                

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