lunes, 13 de julio de 2020

TRES IGLESIAS DE TOMIÑO

Santa María de Tomiño
El día amaneció totalmente despejado y con una temperatura ideal para llevar a cabo esta breve visita a tres de las numerosas parroquias que conforman el concello de Tomiño, localidad que dista unos veinte kilómetros de Gondomar, situada en el sur de la provincia de Pontevedra, muy cerca de la frontera portuguesa. Nadie se animó a acompañarme en este rápido viaje y algo después de las nueve y media de la mañana subí al coche y enfilé la PO-340, con escaso tráfico a esa hora. No habían dado las diez de la mañana cuando aparcaba el coche frente a la majestuosa portada de la primera iglesia a visitar. Las campanas, que tañían fúnebres en ese momento avisando de un futuro sepelio vespertino, daban un mayor empaque al precioso decorado que circunda la parroquia.  

La IGLESIA DE SANTA MARÍA DE TOMIÑO fue hasta el siglo XIV un monasterio que acogía a una congregación de monjas benedictinas –de hecho la parroquia en la que se encuentra la iglesia conserva el nombre de Mosteiro–. La iglesia, iniciada su construcción en el siglo XII, es uno de los
Santa María de Tomiño. Portada
mejores ejemplos de arte románico en la comarca pontevedresa del Bajo Miño. El templo aún conserva muchos elementos arquitectónicos de aquella época, como la planta de una sola nave o el ábside rectangular, aunque el elemento más valioso que conserva es su preciosa portada. En el siglo XIV el monasterio desaparece quedando únicamente la iglesia del mismo que se dedica a parroquia para la feligresía. Junto a la iglesia, como la mayor parte de las iglesias rurales gallegas, se encuentra un coqueto cementerio, si se le puede adjetivar así. Es en 1809 cuando se lleva a cabo una profunda reforma del tempo añadiéndosele la torre del campanario y la sacristía, adosada al muro lateral izquierdo de la cabecera. Este tipo de reforma –construcción de la torre campanario, de la sacristía y nueva portada–, que a veces hace que el templo pierda toda su identidad, se lleva a cabo de forma muy generosa en gran parte de las iglesias gallegas a lo largo de todo el siglo XIX. Sin embargo, en el caso que nos toca de Santa María de Tomiño, como ya hemos comentado con anterioridad, la portada principal románica se ha conservado y se ha convertido en el elemento de mayor calidad artística con cuatro pares de columnas bajo
Santa María de Tomiño. Canecillo
arquivoltas, que se presentan baquetonadas acompañadas de una chambrana formada por un total de veintiuna dovelas. Todo el conjunto está intensamente decorado con rosetas inscritas en círculos, sogueado, moldura de arquillos, tallos con hojas y pomas. Las arquivoltas circundan a un tímpano liso y descansan mediante cuatro columnas a cada lado con interesantes capiteles que también presentan ornato vegetal. Los muros laterales tienen cinco saeteras en total, al igual que es visible el arco decorado con bolas jaquesas de una portada tapiada en el muro izquierdo. De nuevo, la puerta cerrada de la iglesia impidió el acceso al interior de la misma. Ya adelanto que esta circunstancia se convirtió en rutina en el
Capela de Santo Amaro
resto de la iglesias que visité esa mañana. Concluida la visita exterior de la iglesia, volví de nuevo al coche para acercarme hasta la parroquia de Barrantes para visitar la iglesia de San Vicente. No obstante, justo en frente de donde aparqué el coche me encontré con la CAPELA DE SANTO AMARO, cerrada a cal y canto y con muestras claras de estar abandonada –las enormes plantas de hinojos que crecían salvajes ante la portada daban fe de ello–, y en un principio me hizo dudar si aquel pequeño templo sería la iglesia de San Vicente pues no había visto ninguna imagen de la iglesia. No era así. La capela de Santo Amaro fue construida en el siglo XVII y es considerada la más pequeña de la comarca, aunque sus escasos cuarenta y cinco metros cuadrados son el orgullo de todo su pueblo.

San Vicente de Barrantes
La IGLESIA DE SAN VICENTE DE BARRANTES fue la iglesia del antiguo monasterio de San Salvador de Barrantes que pudo ser fundado en la tercera década del siglo XII. Actualmente sólo conserva la cabecera de planta rectangular escalonada al exterior, con la parte extrema más estrecha que la adyacente y elevada sobre tres rebancos. En sus muros también son visibles varias cruces labradas en su piedra de geometría variada: cruz latina, la de San Andrés y la de lazos. En el ápice del testero de la nave hay otra cruz más compleja tallada. Frente a la fachada principal, también reformada durante el siglo XIX, se apertura un cementerio de reducidas dimensiones. El exterior que rodea al templo es muy agradable por la permanente presencia de arbolado y plantas de diversos tipos, abundando sobre todo las hortensias. También en un lateral de la iglesia un cruceiro historiado se eleva majestuoso a una considerable altura. Sí había leído que recientemente se habían descubierto unas pinturas bastante interesantes en su interior que el síndrome de la puerta cerrada volvió a frustrar mis deseos.
San Vicente de Barrantes. Canecillos

De nuevo en el coche, continué camino por la carretera local PO-3101 en dirección a Santa María de Tebra. El descenso hasta el fondo del valle en el que se encuentra es espectacular, con enormes y espesísimos bosques que  bordean la carretera a uno y otro lado e impiden la visión más allá del verde de sus copas. Quince minutos más tarde aparqué el coche en la explanada que se abre ante el cementerio que está justo al lado de la iglesia.

La IGLESIA DE SANTA MARÍA DE TEBRA es un templo
Santa María de Tebra
parroquial de estilo románico y del siglo XII que perteneció a la Encomienda de la orden de Malta. Consta de nave y ábside pentagonal, precedido este por un tramo recto. El ábside es lo más espectacular del templo y el amplio espacio abierto que lo rodea permite una perfecta visión del mismo. De la primitiva fábrica románica se conserva el ábside y gran parte de los aleros. Estos se hallan decorados con interesantes canecillos que reproducen temas y motivos muy variados: animal cuadrúpedo, personaje sentado, personaje que bebe de un tonel, nacela con hojas, cabeza de cáprido con una hoja, contorsionista, hoja espiral, de planos superpuestos, todos ellos en un grado bastante avanzado de deterioro. La fachada principal de la iglesia y su torre campanario siguen las pautas de la mayor parte de las parroquias rurales que fueron restauradas a lo largo del siglo XIX. Del interior del templo, poco puedo decir porque se encontraban también cerrado, aunque había leído que los capiteles que soportan su arco triunfal y uno de los arcos fajones eran interesantes.

Santa María de Tebra. Ábside poligonal
Pocos minutos faltaban para las doce cuando, tras la visita exterior de la iglesia, me adentré en un pequeño bar que había en la parte izquierda de la explanada donde tenía aparcado el coche. Allí, en la penumbra del recinto, pedí un café con leche y aproveché para echar un boleto de La Primitiva, ya que el establecimiento también era una administración de lotería. Poco después subía de nuevo al coche y enfilaba el camino de vuelta dirección a Gondomar. En una próxima visita ampliaré el número de iglesias de la zona y trataré de averiguar el horario de apertura de las mismas. ¡A ver si hubiera suerte!

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