jueves, 22 de febrero de 2018

SEVILLA, CIUDAD ETERNA DE BELLEZA INFINITA

Llevábamos ya tiempo queriendo repasar la ciudad de Sevilla pues hacía bastantes años que no habíamos vuelto a visitarla. Y mira por dónde, hablando con nuestros amigos Enrique y Luisina de que teníamos pensado hacer este viaje, rápidamente se apuntaron ellos también. Pensamos que una visita de tres días -dos noches de apartamento- serían suficientes, aunque con Sevilla ya se sabe: nunca es bastante. Decidimos que la visita se realizara entre los días veinte y veintidós de febrero, de martes a jueves. Entramos en la aplicación AIRB&B y comenzamos la búsqueda de un apartamento céntrico que se adaptara a nuestras exigencias, fundamentalmente que tuviera una plaza de aparcamiento para poder olvidarnos del coche durante unos días y utilizar, en caso de que fuera necesario, el transporte público. Tras varios días de visitar la web para seleccionar aquellos apartamentos que nos pudieran interesar, nos decantamos por un apartamento sito en la calle San Vicente, que constaba de dos dormitorios de matrimonio, dos cuartos de baño, un salón y una pequeña cocina que nos vendría perfecta para realizar los desayunos y las cenas. Y lo más importante, aparcamiento para el vehículo. El precio marcado era de 241 euros por las dos noches. Una vez reservado el apartamento, nos pusimos en contacto con Pepe, uno de sus dueños. Pepe era la amabilidad andando, siempre pendiente de los pequeños detalles que pudieran facilitar y mejorar nuestra visita a la ciudad.


Llegado el día de iniciar el viaje, quedamos con Enrique y Luisina en que los recogeríamos en la puerta de su apartamento en Fuengirola y allí nos presentamos a las siete y media de la mañana. Cargado su equipaje, pusimos el coche en dirección a Sevilla para recorrer los doscientos cuarenta kilómetros que separaban ambas ciudades. El viaje fue cómodo y rápido porque había muy poco tráfico en la autovía a esa hora. Llevábamos una hora y media aproximadamente en el coche cuando decidimos hacer un alto en el camino para desayunar. Y lo hicimos en la VENTA LOS CAZAORES, situada entre las localidades de La Puebla de Cazalla y Paradas, típico restaurante de carretera que a esa hora estaba bastante abarrotado de gente desayunando. Nos situamos en un costado de la barra y pedimos unos molletes de aceite, tomate y jamón y los correspondientes cafés con leche. Finalizado el desayuno, continuamos viaje dispuestos a recorrer con presteza los setenta kilómetros que nos quedaban de viaje. Poco antes de las diez de la mañana llamamos por teléfono a Pepe, uno de los dueños del apartamento para comentarle que llegaríamos pronto, aproximadamente en un cuarto de hora. Nos respondió que no había problema, que nos estaría esperando en la puerta del bloque donde se ubicaba el piso. Y así ocurrió. Cuando llegamos nos indicó la situación de la plaza de aparcamiento dentro del mismo edificio y hasta allí nos dirigimos. Después de los correspondientes saludos, sacamos las maletas del coche y nos encaminamos hasta el apartamento, que describiremos más adelante. Dejamos las maletas, nos entregó las llaves y nos despedimos de Pepe. Y sin más preámbulos pusimos dirección a la plaza de San Lorenzo, donde se encuentra la BASÍLICA DEL GRAN PODER, levantada en 1965, en cuyo interior se puede visitar el Señor del Gran Poder conocido como el «Señor de Sevilla», siendo respetado por todos los sevillanos sean cofrades y devotos o no. Dos cosas atrajeron mi atención: una, hay un pasillo que pasa por detrás de la imagen y te permite acercarte y tocarla -esto me recordó al Apóstol Santiago en Compostela-; y dos, una gran imagen del rostro de este Cristo que hay cuando te diriges a la salida realizada a base de pequeñas fotos tamaño carné de hermanos de la cofradía. En la plaza se encuentra el MONUMENTO A JUAN DE MESA, escultor formado en el taller de Martínez Montañés y autor de la figura del Señor del Gran Poder. Desde aquí nos dirigimos en dirección a la ALAMEDA DE HÉRCULES, un largo paseo cubierto de álamos, muy popular entre los sevillanos con con multitud de terrazas de bares, cafeterías y lugares de copas y sede de frecuentes manifestaciones artísticas y festivas. En ella destacan las columnas sacadas de un templo romano dedicado a Hércules. También resultan curiosas las farolas de esta larga explanada en cuyos fustes había numerosas estatuillas de ratas doradas trepando por ellos. Esto era debido al estreno reciente en la ciudad de la serie “La Peste” que utilizó diversos espacios para ambientar la ficción. Desde aquí, caminando tranquilamente nos acercamos hasta la BASÍLICA DE LA MACARENA. El edificio constituye la sede de la Hermandad de La Esperanza Macarena. El templo abrió sus puertas en 1950. El retablo del altar mayor es de estilo neobarroco y alberga la Virgen de la Esperanza Macarena, una imagen anónima de finales del siglo XVII. También procesiona la figura de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia. Además, esta Basílica es conocida por continuar enterrado en ella el general franquista Queipo de Llano y su esposa. A la salida, visitamos el ARCO DE LA MACARENA, una de las puertas de entrada más importantes de la ciudad. Actualmente, esta puerta aparece adosada por uno de sus lados a un amplio lienzo de la MURALLA MACARENA, levantada a comienzos del siglo XI. Enfrente de la Basílica y del tramo de muralla se encuentra el HOSPITAL DE LAS CINCO LLAGAS, que en la actualidad funciona desde 1986 como PARLAMENTO DE ANDALUCÍA. Este antiguo hospital fue fundado por Doña Catalina de Ribera para acoger a mujeres enfermas. Es el edificio de más envergadura de la España de su época, de estilo renacentista, forma un gran rectángulo con torres en las esquinas y en su interior con ocho patios. La fachada principal situada al sur está precedida por un jardín dividido en dos zonas bien diferenciadas. Llegados a este punto, a las doce y media aproximadamente, comenzamos el camino de vuelta hacia el apartamento. Antes, no obstante, hicimos una parada en la afamada CASA RICARDO, bar situado cerca de la Plaza de San Lorenzo, famoso y conocido mundialmente por sus croquetas. Entramos y nos sentamos en una de las mesas a la derecha de la barra. No había mucha clientela en ese momento. Pedimos unas cervezas que sirvieron acompañadas de un plato de aceitunas y una ración de croquetas que estaban deliciosas. Después nos encaminamos hacia el apartamento con la intención de encontrar algún local, ya fuera bar o restaurante, donde pudiéramos almorzar. Y casi sin querer, nos encontramos con LA PAJARITA, haciendo esquina con las calles Baños y Teodosio. Fue como una bendición. Era el típico bar de barrio donde acudían a comer muchos de los trabajadores de la zona, que había sido anteriormente bar y tienda -así lo atestiguaban las estanterías que había en un lateral de la barra y el comentario de una de las amables camareras que nos atendieron- y que servían un menú del día variado - primer plato, segundo plato, bebida y postre. y a un precio fabuloso, 8,50 euros. Los platos ya se los pueden imaginar: guisos, pasta, sopa, huevos fritos con patatas, revueltos, etc… Bien comidos y bebidos, nos dirigimos al cercano apartamento, pero antes hicimos un alto en una tienda que había en la esquina de nuestra calle para comprar algunas latas de cerveza, pan y fiambre para cuando volviéramos, tener algo que picar. Llegamos al piso y, después de abrir las maletas y organizar un poco la ropa, nos dimos a echar una pequeña siesta que nos permitiera tener fuerzas para la tarde. El apartamento estaba situado en la calle San Vicente, en una segunda planta, en un edificio de reciente construcción que trataba de recordar los patios sevillanos llenos de numerosos arriates y plantas en macetas. El apartamento era un dúplex. En la planta baja contaba con una pequeña cocina totalmente equipada de utensilios y electrodomésticos; un salón de medidas proporcionadas con un sofá y otros sillones en los que descansar y ver la televisión que teníamos en la pared de enfrente; un dormitorio con cama de matrimonio; y un cuarto de baño. Cerca de la puerta de entrada al apartamento se elevaba una escalera de caracol que nos llevaba a la primera planta donde había otro dormitorio con cama de matrimonio, un cuarto de baño y una terraza que utilizamos poco, bien porque era febrero y el tiempo acompañaba poco, bien porque estuvimos escaso tiempo en el apartamento.

Superada la siesta, salimos de nuevo a la calle algo después de las cinco y cuarto y nos encaminamos hacia la plaza de Gavidia. En el centro de ésta se encuentra el MONUMENTO A LUIS DAOIZ, héroe militar de la Guerra de la Independencia nacido en Sevilla cuya casa natal estuvo muy cerca del lugar. Lo rodea una verja formada por elementos de artillería: cañones, atacadores, cepillos y sogas, todo de bronce. Callejeando pasamos de nuevo por la calle San Vicente y pasamos por la sencilla fachada gótica de la IGLESIA DE SAN VICENTE MÁRTIR antes de llegar a la plaza del Museo, en cuyo centro se encuentra una escultura dedicada a Bartolomé de Murillo. La plaza recibe el nombre por la presencia del MUSEO DE BELLAS ARTES que se encuentra en uno de sus laterales. El edificio es de estilo manierista andaluz. La fachada conserva la estructura del convento que en su día fue. El interior es muy atractivo. El edificio se estructura alrededor de tres patios comunicados por una gran escalera y la iglesia, situada en uno de los extremos del convento. En uno de esos patios su puede ver el brocal de mármol de un pozo espléndido. El vestíbulo se encuentra decorado con azulejería procedente de diversos conventos sevillanos. La entrada fue gratuita, cosa que se agradece en estos tiempos. La pinacoteca sevillana, a pesar de no ser muy conocida entre los visitantes a la ciudad, goza de una colección envidiable, con obras de primer nivel mundial, en el marco de un edificio que contribuye a la experiencia de la visita. Una de las grandes atracciones es la antigua iglesia del convento, actualmente dedicada a Murillo y otros grandes de la primera mitad del siglo XVII. Por poner una pega, es la única sala del museo donde no dejan hacer fotografías ni vídeos. En otras salas se pueden contemplar obras de Zurbarán y las tétricas composiciones barrocas de Valdés Leal. Desde aquí seguimos por la calle Bailén hasta llegar a la IGLESIA DE LA MAGDALENA, de principios del siglo XVIII. En vez de torre tiene una triple espadaña lateral. Estaba cerrada y no pudimos entrar a visitarla. Continuando por esta calle llegamos hasta el CAFÉ FLORES, esquina con la calle Gravina donde hicimos un pequeño alto pues ya eran casi las siete de la tarde. Nos sentamos en una de las varias mesas que había en la terraza y pedimos una tónica y unos cafés con leche. El descanso nos sirvió par charlar un rato y comentar los avatares del día. Terminadas las consumiciones enfilamos camino hacia el río Guadalquivir. Empezaba a anochecer y las luces de farolas y monumentos fueron poco a poco tomando vida. Lo primero que nos encontramos fue la belleza sin igual del PUENTE DE TRIANA, aunque su nombre oficial es el Puente de Isabel II. Es la vía de unión de Sevilla con el barrio popular de Triana. Fue inaugurado a mediados del siglo XIX y sustituyó a otro más antiguo que cruzaba el río por esta misma zona. Actualmente es el puente de hierro más antiguo de toda España que se conserva en uso. Al fondo, brillaba en el horizonte la TORRE CAJASOL, también llamada Sevilla o Pelli, en honor al arquitecto argentino que la diseñó. Es el primer rascacielos de la ciudad y es el edificio más alto de Andalucía con una altura de ciento ochenta metros. Decidimos bajar a nivel del río para contemplar de cerca el MONUMENTO A LA TOLERANCIA, obra del pintor y escultor Eduardo Chillida., inaugurado en 1992 con motivo de la Exposición Universal de Sevilla. La escultura conmemora el edicto de Granada de 1942, por el que los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de sus reinos. Seguimos el paseo por la orilla del río hasta llegar a la TORRE DEL ORO, construida a comienzos del siglo XIII, a la que posteriormente se añadió en la mitad del siglo XVIII el cilindro con una cúpula redondeada que la corona. En su interior alberga un pequeño museo de la Armada. La torre iluminada lucía primorosa en la suave noche sevillana. Tras las correspondientes fotos continuamos por la PUERTA DE JEREZ, acceso natural a la zona monumental de la ciudad. Hoy en día es casi en su totalidad una zona peatonal. En una de sus esquinas destaca la imponente figura del HOTEL ALFONSO XIII, que surge ante la necesidad de construir en la ciudad un gran hotel que diera respuesta a las demandas de un turismo de lujo al que se trataba de atraer en función de la importancia de su patrimonio artístico, histórico y cultural. En una de las casas de esta plaza nació el poeta Vicente Alexandre. Otro punto interesante de la visita a este espacio es la FUENTE DE LOS POETAS DE LA GENERACIÓN DEL 27. La fuente simboliza el nacimiento de un río que baja abriéndose en cascada, en cuya parte superior aparece sobre una plataforma la figura de una muchacha tumbada y desnuda, que viene a representar a la musa de la poesía que inspiró a los autores de esta Generación. Eran ya las nueve y cuarto de la noche y buscamos un bar donde sentarnos y tomar alguna cerveza. Elegimos la CERVECERÍA MARI REYES y nos colocamos en una de las mesas de la terraza. La vista desde aquí era solemne con la Torre del Oro iluminada en la oscuridad del horizonte. Pedimos unas cervezas, que nos sirvieron acompañas de un plato de patatas fritas, y unas tapas aparte de ensaladilla rusa, queso, patatas con alioli y chicharrones que comimos con fruición. Descansados y con “gasolina” suficiente en el cuerpo para llegar al apartamento iniciamos el camino de vuelta. Nuestro primer día en Sevilla había concluido.

El día siguiente amaneció un día radiante. El cielo totalmente azul y sin ningún atisbo de nubes. Nos levantamos temprano, en torno a las ocho y media de la mañana, y preparamos un desayuno abundante. Pepe, uno de los dueños del apartamento, nos había dejado un surtido amplio y variado de ingredientes para poder desayunar: café, leche, pan de molde, aceite de oliva, mermelada, mantequilla y zumo de naranja. Si a todo esto le añadíamos el fiambre que habíamos comprado el día anterior, el desayuno era completísimo. Una vez que finalizamos y recogimos la mesa de comedor y la cocina, pasamos por nuestros respectivos cuartos de baño y terminamos de acicalarnos y asearnos para salir a la calle y comenzar las visitas que teníamos planificadas por la mañana. Acababan de dar las diez cuando cerramos la puerta del apartamento y nos dirigimos caminando hasta la Plaza de Gavidia para continuar por la calle Orfila y desembocar en la calle Laraña para contemplar la espectacular fachada del PALACIO DEL MARQUÉS DE LA MOTILLA, haciendo esquina con la calle Cuna. Desde aquí, en pocos minutos, nos plantamos delante de las llamadas SETAS DE LA ENCARNACIÓN. Este proyecto, inaugurado en 2010, conforma la estructura de madera más grande del mundo. Tiene unas dimensiones de ciento cincuenta por setenta metros y una altura aproximada de veintiocho metros. Cuenta con dos columnas de hormigón en las que se albergan los ascensores para acceder al mirador y a las pasarelas que se extienden por toda la superficie. A pesar de que la entrada no era excesivamente cara, decidimos no visitar el mirador. En el subsuelo de esta estructura se pueden visitar restos romanos e islámicos que salieron a la luz con el inicio de las obras. Por encima de estos restos, se construyó un Mercado con más de cuarenta puestos y numerosos bares y restaurantes. Por encima, se encuentra una gran plaza pública con muy buenas vistas. Después de las correspondientes fotografías, bajamos por las escaleras mecánicas y cogimos una calle lateral de la plaza y entramos en uno de los establecimientos existentes, SETAS SUPERMARKET, donde compramos un imán para el frigorífico de recuerdo y algunas cosas más para regalar a los correspondientes nietos de cada uno. Continuamos por la calle Regina donde entramos en la Administración de Lotería número 54 y compramos un boleto en común de Euromillones. Seguimos andando hasta llegar a la fachada del PALACIO DE DUEÑAS, construido entre los siglos XV y XVI que toma su nombre del desaparecido monasterio de Santa María de las Dueñas sobre el que se construyó. Es propiedad de la Casa de Alba desde 1612. Lo más llamativo del palacio son las arquerías mudéjares, la riqueza de los jardines o la capilla, de planta rectangular y con adornos góticos. En el arco de la entrada principal al palacio se puede observar el escudo del Ducado de Alba en un azulejo que data del siglo XVII. Aquí nació uno de los más grandes poetas españoles, Antonio Machado en 1875, ya que su padre era en ese tiempo administrador de la casa. Desde aquí, tomamos En un lateral de la fachada figura un azulejo y una escultura que rememoran el paso de este magnífico poeta por este palacio. Continuamos andando por la calle María Coronel hasta llegar al CONVENTO DE SANTA INÉS en el que residen todavía monjas de clausura. Solo se puede visitar un pequeño patio desde el que se tiene acceso a la iglesia y al torno de las monjas desde el que siguen vendiendo repostería a todo aquel que lo demanda. Hicimos sonar la campana y compramos dos bandejas, una de pastas y otra de empanadillas dulces de las que daríamos buena cuenta a lo largo del día. Otro detalle interesante es que en la iglesia de este convento imaginó Gustavo Adolfo Bécquer la acción del organista Maese Pérez, protagonista de una de sus famosas e inspiradas leyendas. Así lo atestiguaba un azulejo que figuraba en una de las paredes de este pequeño patio. Desde aquí llegamos a la IGLESIA DE SAN PEDRO, de estilo gótico-mudéjar que fue levantada sobre el solar de una antigua mezquita. Lo más llamativo de su fachada son las ventanas arabescas que se conservan en la torre campanario de la iglesia, antiguo alminar de la mezquita sobre la que se construyó el templo cristiano. En el lateral derecho de la fachada hay un gran azulejo dedicado a las ÁNIMAS DEL PURGATORIO, que contiene una leyenda muy extendida y querida entre los sevillanos. Hay que encontrar un pequeño gorrión que se encuentra “oculto” en el azulejo con el que se obtiene la gracia del casamiento. Dice la leyenda que figura en un azulejo por debajo: “Soy de la Sacramental / el artista me pintó / y puso aquí un pajarito / -que es su forma de firmar / oculto en un rinconcito. / Todo aquel que lo encontró / dio su limosna al pasar / y a las ánimas rezó / si se quería casar / siempre y pronto lo logró”. Evidentemente no vamos a revelar el lugar donde se esconde el pajarillo. Enfrente se encuentra la plaza del Cristo de Burgos, enmarcada por cuatro enormes ficus en cada una de sus esquinas y por una escultura homenaje al NIÑO RICARDO, reputado cantaor flamenco nacido en Sevilla. Nos pusimos de nuevo en marcha hasta llegar a la PLAZA DE LA ALFALFA, espacio que en la época romana era el cruce entre las dos vías principales de la ciudad, el cardo máximo y el decumano mayor. En este lugar se hallaba el foro de la época imperial romana, un lugar donde se ubicaban templos, termas, edificaciones públicas y mercados. Desde aquí, avanzamos hacia la plaza de Jesús de la Pasión y la plaza del Salvador. Al llegar a esta, toda nuestra atención se centró en la majestuosidad de la fachada de la iglesia del mismo nombre. La PLAZA DEL SALVADOR está situada junto a la primera gran mezquita aljama, que se mantuvo hasta finales del siglo XVII en que fue derruida para levantar en su lugar la Iglesia del Divino Salvador. Los principales puntos de interés de esta plaza son: la Iglesia del Salvador, de la que hablaremos en otro apartado de esta entrada del blog cuando hagamos la visita. Enfrente se encuentra la IGLESIA DEL ANTIGUO HOSPITAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ, que se asienta sobre un solar que en otros tiempos fue ocupado por sucesivos hospitales desde el siglo XIV. De esta iglesia destaca su fachada simétrica, con dos torres a los lados que aparecen coronados por agudos chapiteles y la elaborada decoración barroca de su bella portada. Los SOPORTALES DE PIEDRA adosados a la fachada de la iglesia del Hospital de la Paz mostrándonos una estructura poco habitual en Sevilla. El MONUMENTO A JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS cuya figura aparece sentada, fundida en bronce, y portando entre sus manos una gubia y una pequeña imagen de su célebre Inmaculada conocida como La Cieguecita. Seguimos caminando por la calle Sagasta en dirección a la calle Sierpes donde nos dimos de bruces con la CAPILLA DE SAN JOSÉ, un notabilísimo ejemplo del barroco sevillano levantado a instancias del gremio de carpinteros, lo cual le llevó a un sonado pleito con el de arquitectos, pues un carpintero no tenía autorización para hacer los planos de una edificación. Y casi sin quererlo nos encontramos de pronto en la popular, conocida y muy concurrida CALLE SIERPES, la calle comercial por excelencia de la ciudad. Llegamos en pocos minutos a la plaza de San Francisco donde destaca sobremanera la fachada renacentista del AYUNTAMIENTO DE SEVILLA, edificación comenzada en el siglo XVI y finalizada en el siglo XIX con la remodelación final de la plaza. Desde aquí comienza a insinuarse en el horizonte la coqueta Giralda que se vislumbra tras el caserío. En otro lateral de la plaza de encuentra el edificio del BANCO DE ESPAÑA, construido a comienzos del siglo XX. Bordeando la fachada del ayuntamiento llegamos a la PLAZA NUEVA, que no es otra que la plaza Mayor de la ciudad. Ocupa los terrenos del antiguo Convento de San Francisco, declarado en ruina tras la guerra de la Independencia. De aquel convento sólo quedan en la actualidad, la CAPILLA DE SAN ONOFRE y el arquillo junto al Ayuntamiento que da acceso a la plaza de San Francisco. Uno de sus laterales se encuentra ocupado por la fachada neoclásica del Ayuntamiento, levantada a mediados del siglo XIX. En el centro de la plaza se erige un MONUMENTO AL REY SAN FERNANDO, conquistador de la ciudad. Otros edificios interesantes de esta plaza son el edificio de Telefónica, de comienzos del siglo XX; la Capilla de San Onofre, ya mencionada y que da lugar a una interesante leyenda de un fraile aparecido; el edificio del Banco de Bilbao, en una esquina junto al Ayuntamiento; y la Casa Longoria de comienzos del siglo XX. A los pies del monumento a San Fernando había un par de puestos callejeros de venta de libros, en uno de los cuales Enrique compró a buen precio un par de ejemplares. El reloj marcaba aproximadamente la una y media de la tarde y teníamos que buscar un sitio para comer. Estuvimos debatiendo si quedarnos por la zona en la que estábamos o volver al apartamento y, bien entrar en algún restaurante que nos atrajera por el camino, bien repetir en La Pajarita que tan buen recuerdo nos había dejado el día anterior. Nos decantamos por esto último. Llegamos al restaurante pasadas las dos y, aunque había bastante clientela, encontramos una mesa vacía y en ella nos sentamos. Pedimos cuatro menús del día que nos cayeron de maravilla. Una vez que finalizamos, a las tres menos cuarto nos dirigimos al apartamento donde pudimos echar un ratito de siesta antes de continuar lo planificado por la tarde.

De nuevo nos pusimos en marcha y dejamos el apartamento en torno a las cinco y cuarto de la tarde y volvimos sobre nuestros pasos de nuevo hasta la plaza Nueva. Desde allí continuamos por la amplia y bellísima avenida de la Constitución hasta llegar a la PUERTA DE LA ASUNCIÓN de la catedral sevillana. A pocos metros de esta fantástica portada, lucía magnífico el MAGNOLIO DE LA CATEDRAL, árbol mitificado por el poeta sevillano Luis Cernuda en su poema “Ocnos” dedicado a la ciudad. Enfrente, el conocido ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, edificio que en su día fue la puerta del comercio con las Indias y hoy referencia absoluta en el estudio de la presencia española en América. Los comerciantes de América, en el siglo XVI, usaban las gradas de la Catedral para sus transacciones. El Cabildo de la Catedral, para evitar los excesos cometidos por estos, que en ocasiones utilizaban el templo para sus negocios, instaló cadenas y vigilancia en los alrededores de la Catedral. Por ello, el rey Felipe II decidió la construcción de un edificio para sede de la Lonja. No fue hasta finales del siglo XVIII, de manos de Carlos III, cuando esta Lonja de Comercio se convirtió en Archivo Indias con el objetivo de centralizar en un único lugar la documentación referente a la administración de las colonias españolas hasta entonces dispersa en diversos archivos: Simancas, Cádiz y Sevilla. Hay documentos de gran valor histórico: textos autógrafos de Cristóbal Colón, Fernando de Magallanes, Vasco Núñez de Balboa, Hernán Cortés o Francisco Pizarro, entre otros. En 1987 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco junto a la Catedral, la Giralda y los Reales Alcázares de Sevilla. Enfrente, mirando de nuevo a la catedral, nos encontramos con la PUERTA DEL PRINCIPE, ante la cual se encuentra una réplica del GIRALDILLO, veleta que corona la Giralda. Así llegamos a la PLAZA DEL TRIUNFO, que se abre entre la catedral y el Alcázar. Recibe este nombre a la columna coronada por la Virgen del Triunfo, que se levanto en agradecimiento por la escasa repercusión que tuvo en la ciudad el terremoto de Lisboa de 1755. Desde aquí se accede a la puerta principal del ALCÁZAR, la llamada Puerta del León. Es uno de los palacios en uso más antiguos que podemos encontrar en España. Su hermosa construcción interior está dividida en diferentes palacios como el Palacio Gótico o el Palacio Mudéjar, y donde podemos encontrar rincones mágicos como la Sala de la Justicia o el Patio de la Montería. Esta plaza, junto con la contigua de la Virgen de los Reyes son dos de los lugares más turísticos de toda Sevilla. En uno de los laterales de esta plaza se encuentra el PALACIO ARZOBISPAL, construcción de mediados del siglo XVI. La portada principal es de estilo barroco. En uno de los extremos de la plaza, donde desemboca la calle Meteos Gago se encuentra una escultura dedicada al papa Juan Pablo II. En la misma plaza, junto a la cabecera del templo catedralicio se eleva majestuosa sobre el cielo sevillano, hasta casi alcanzar los cien metros, su torre campanario, la GIRALDA, construida sobre los restos del alminar de la antigua mezquita. En su cúspide hay una bola sobre la que se alza el conocido como EL GIRALDILLO, una estatua de gran tamaño con una veleta y que simboliza el poder de la Fe. Es la mayor veleta del mundo situada en un templo. Iniciada su construcción a finales del siglo XII como alminar de la mezquita almohade de la ciudad, se emplearon en su construcción restos de lápidas y de edificios romanos, por lo que se pueden ver inscripciones en latín. Como curiosidad cabe destacar el hecho de que la Giralda no tiene escaleras, sino 35 rampas suficientemente anchas para permitir que el sultán subiera por ellas montado a caballo para ver la bella estampa que se divisa.

Desde aquí, nos encaminamos hacia la calle Santa Teresa en pleno BARRIO DE SANTA CRUZ, hoy muy desvirtuado por la avalancha de turistas que lo recorren y la multitud de tiendas y comercios dirigidos fundamentalmente a este tipo de visitante. Allí nos detuvimos a visitar la CASA MUSEO DE MURILLO, donde vivió los últimos años de su vida y donde también murió a causa de un accidente mientras trabajaba. También tuvimos tiempo de sentarnos un rato en la apacible y solitaria, en esos momentos, PLAZA DE SANTA CRUZ, presidida por una excelente cruz de forja diseñada como una cruz farola de la que salen cuatro serpientes. Muy cerca, en la calle Lope de Rueda, nos acercamos a contemplar una excepcional portada plateresca que adorna la casa de los marqueses de Pickman, procedente del Palacio de los Aranda de la ciudad de Úbeda. Unos pasos más más adelante llegamos hasta un ensanche de esta misma calle donde decidimos sentarnos un rato para tomar unos cafés en el BAR EL RINCÓN DE MURILLO, esquina con la calle Reinoso. Eran algo más de las siete de la tarde. Terminados los cafés nos dirigimos hasta la PLAZA DE LOS VENERABLES. Toma el nombre del Hospital de San Fernando, conocido como Hospital de los Venerables Sacerdotes. Esta plaza es también conocida porque en ella se desarrolló parte de la vida de uno de mitos más importantes de todos los tiempos, Don Juan Tenorio. De esta plaza arranca también la calle Justino de Neve, canónigo de la catedral sevillana y familiar de Felipe de Neve, ilustre bailenense fundador de la ciudad de Los Ángeles en California. El HOSPITAL DE LOS VENERABLES es un edificio barroco del siglo XVII que sirvió como residencia de sacerdotes. En la actualidad es la sede del Centro Velázquez. La iglesia desacralizada es usada como auditorio musical. Desde aquí fuimos hasta la cercana PLAZA DE DOÑA ELVIRA, que a esa hora de la tarde era un constante sonar y revolotear de pajarillos que iban de un árbol a otro. Continuamos hasta llegar a la plaza de la Alianza, desde la cual era visible la Giralda. Bordeamos las torres y muros del Alcázar para arribar de nuevo a la plaza del Triunfo, en esos momentos ya iluminada. Después de la correspondiente sesión de fotos nos dirigimos hacia la avenida de la Constitución para continuar por la plaza de San Francisco y la calle Sierpes para terminar en el apartamento un poco más tarde de las ocho y media. Decidimos comprar unos bocadillos calientes en un establecimiento llamado PAN DE POLVILLO que se encontraba en la esquina opuesta al restaurante donde habíamos almorzado. Compramos dos porque eran de tamaño considerable y unas latas frescas de cerveza y refrescos. Con todo ello, nos fuimos para el apartamento donde, junto con las pastas que habíamos comprado por la mañana en el portillo del convento de Santa Inés y el fiambre que nos quedaba, dimos buena cuenta de todo ello. Tras un rato viendo la televisión, nos fuimos para la cama ya que el día había sido largo y fructífero. Además, al día siguiente teníamos que recoger las maletas y preparar el viaje de vuelta.

Último día del viaje. El cielo presentaba un azul límpido que animaba salir a la calle. Una vez levantados y aseados nos esmeramos en recoger todo lo nuestro y meterlo dentro de las maletas que dejamos preparadas en el pequeño vestíbulo que había a la entrada del apartamento. Llamamos a Pepe, uno de los dueños del piso, para comentarle que teníamos pensado estar en la ciudad hasta mediodía ya que teníamos algunas visitas pendientes, y preguntarle si podíamos disponer del aparcamiento hasta esa hora porque si no tendríamos que sacar el coche a la calle y aparcarlo en el primer hueco que viéramos. No nos puso pega alguna y muy amable nos dijo que podíamos disponer plenamente de la plaza del garaje. Así que, una vez desayunados y aseados, nos dirigimos al vehículo para dejar en él las maletas. Eran algo más de las nueve de la mañana. Cogimos la calle Baños en dirección al río. Allí teníamos que coger un autobús de la Línea 3 que nos llevaría directamente al primer destino que teníamos planificado para la mañana. Buscamos la parada Torneo (Baños) y allí esperamos a que llegara el autobús, cosa que ocurrió cinco minutos más tarde. Compramos cuatro billetes solo de ida y abonamos 5,60 euros por el trayecto. Por indicación del conductor nos apeamos en la parada llamada Glorieta de los Marineros Voluntarios. Desde allí, cruzamos la avenida y nos adentramos en el PARQUE DE MARIA LUISA que, hasta la fecha de su inauguración -1914-, formaba parte de los jardines privados del Palacio de San Telmo. Paseamos entre sus calles terrizas, que no presentaban muy buen aspecto, quizá un poco faltas de cuidados en los parterres y setos que mostraban, en su mayoría un aspecto ajado, tal vez debido a la estación del año en que nos encontrábamos. Grandes manchas de sombra debido a la arboleda existente nos permitieron llegar sin sofocos hasta el MONUMENTO A LA INFANTA MARÍA LUISA, instalado por el Ayuntamiento sevillano como agradecimiento a la infanta María Luisa por ceder los terrenos que hoy en día ocupa el parque. Desde aquí nos fuimos a la glorieta donde se encuentra el MONUMENTO A BÉCQUER, cuyo busto corona un pedestal adornado con coronas de laurel y guirnaldas. Completa la composición un grupo de tres bellas damas sentadas y agrupadas en uno de los lados que representan estados del amor, y dos figuras infantiles de Cupido realizadas en bronce, una de pie lanzando sus flechas, la otra, herido y semicaido. Continuamos nuestro paseo hasta llegar a la monumental PLAZA DE ESPAÑA, que es el edificio regionalista más grande de Andalucía Y el legado monumental de la Exposición Iberoamericana de 1929. Realizada por Aníbal González, cuya escultura en bronce se encuentra en una de las calles que bordean la plaza, utiliza el ladrillo visto y azulejería típica trianera, amen de artesonados en madera y trabajos de hierro forjado que le dan un marcado ambiente renacentista a la plaza. Su planta es semielíptica y tiene unas dimensiones colosales. Actualmente es la sede de la subdelegación del gobierno. La Plaza de España está bordeada por un canal navegable atravesado por cuatro puentes que simbolizan los cuatro antiguos reinos de España (Castilla, León, Navarra y Aragón). Además, en ella están representadas, en orden alfabético, todas las provincias españolas. Cada una de ellas delimitada por un banco, un azulejo trianero con su escudo y su mapa,  y otro azulejo que representa algún hecho histórico concerniente. Visitada y fotografiada la plaza iniciamos el camino de vuelta hasta la catedral, visita que teníamos planificada a continuación. Eran aproximadamente las once de la mañana. No obstante, hicimos una breve parada antes en el BAR CITROËN, situado en una esquina del Parque de María Luisa, junto a la avenida de Portugal. Nos sentamos en el interior del bar y pedimos unos cafés con lecha con churros, que tenían una pinta deliciosa. Terminados los cafés iniciamos de nuevo el camino para encontrarnos frente a nosotros la inacabable fachada renacentista de la REAL FÁBRICA DE TABACOS, hoy sede de la UNIVERSIDAD sevillana. Llegó a tener doce mil trabajadores, en su mayoría cigarreras, como las que aparecen en la ópera Carmen de Bizet. No nos detuvimos mucho y continuamos por la calle San Fernando, pasando por delante de la hermosa fachada del hotel Alfonso XIII, hasta llegar a la Puerta de Jerez e inicio de la avenida de la Constitución, que recorrimos hasta llegar a la Puerta del Príncipe o de San Cristóbal, en cuyo patio se conserva una copia del Giraldillo que corona la Giralda. Allí nos pusimos en fila de una numerosa cola de personas que querían visitar la CATEDRAL sevillana. No tuvimos que esperar mucho hasta llegar a los mostradores donde se vendían las entradas. Compramos cuatro a precio reducido por ser pensionistas por un total de dieciocho euros. Estas entradas incluían además la visita a la iglesia de El Salvador, a la que iríamos una vez terminada la visita a la catedral. Las obras se inician a comienzos del siglo XV, consagrándose el templo a comienzos del XVI. Hasta la construcción de San Pedro del Vaticano, fue el templo más grande del mundo. No obstante, hoy en día conserva el honor de ser la catedral gótica de mayor superficie del orbe. Su planta conforma un perfecto rectángulo que ocupa el espacio donde se ubicaba la antigua mezquita alhama y en el que la luz natural penetra a través de las numerosas vidrieras. Una vez en su interior, no se encuentran suficientes adjetivos para describir la majestuosidad del templo catedralicio. Ya lo afirmaron los canónigos de la época cuando acordaron “hacer una Iglesia que los que la vieren labrada nos tengan por locos”. De las cinco naves que dispone, la central y la del crucero son más altas que el resto. De todas las obras de arte y tesoros que contiene destacan sobremanera el coro, rodeado por órganos de grandes dimensiones; la Capilla Mayor, que alberga el retablo mayor dedicado a la Asunción de la Virgen rodeada de escenas de la vida de Jesús y del viejo testamento; y la Capilla Real, renacentista, donde se venera la patrona de la ciudad, Virgen de los Reyes, y están enterrados entre otros personajes, el Rey Fernando III el Santo, el otro patrón de la ciudad. Además pudimos contemplar pinturas de Zurbarán, Murillo, Valdés Leal, Goya y Alonso Cano entre otros; esculturas de Martínez Montañés o Alonso Martínez; y la famosísima Custodia de Arfe que procesiona por las calles de Sevilla cada año durante la celebración del Corpus. En este punto, Enrique y Luisina decidieron subir las treinta y cinco rampas para ascender a lo alto de la Giralda mientras nosotros, cuidando de nuestras rodillas, nos quedamos visitando las numerosas y diferentes capillas que aún no habíamos visto y TUMBA DE CRISTÓBAL COLÓN, donde reposan los huesos del descubridor después de una ajetreada serie de traslados de sus restos por diversas ciudades españolas y americanas. El féretro esta sostenido por los cuatro heraldos que representaban los cuatro reinos españoles (Castilla, León, Aragón y Navarra). Una vez que bajaron y volvimos a reunirnos fuimos hacia la Puerta del Lagarto, que da acceso al llamado Patio de los Naranjos. Esta puerta recibe este nombre por el cocodrilo de madera de tamaño natural que se encuentra colgado en el techo. El Patio de los Naranjos era el antiguo sahn de la mezquita. Ya en la calle nos dirigimos a visitar la IGLESIA DEL DIVINO SALVADOR, que es el templo más grande de la ciudad después de la Catedral. Despojada de su rango parroquial tras las últimas obras de restauración, funciona en la actualidad como iglesia exenta. El edificio fue levantado sobre los restos de la Mezquita Mayor de la Sevilla musulmana en el siglo IX. El barroco alcanza su máximo esplendor en esta iglesia que brilla con luz propia tras la última restauración. Los retablos que alberga son espectaculares, donde el dorado es el color predominante. Nos impresionó bastante la escultura del Cristo de la Humildad, ubicado en el retablo de San Fernando. Eran aproximadamente las dos de la tarde cuando salimos de nuevo a la plaza del Salvador. Acordamos sentarnos en una de las mesas de la terraza que tenía puestas el KIOSCO DEL SALVADOR donde pedimos unas cervezas frescas que nos dieran fuerza para llegar al apartamento. Durante el trayecto llamamos a Pepe, uno de los dueños del piso, para decirle la hora aproximada en que llegaríamos. Allí nos estaba esperando con una sonrisa y una amabilidad exquisita. Nos abrió la puerta del garaje y emprendimos con parsimonia el camino de vuelta a Fuengirola y Torremolinos respectivamente. Como no habíamos almorzado, nos detuvimos en un área de servicio una vez que habíamos salido de Sevilla. Entramos en el Restaurante LA PONDEROSA donde pedimos cuatro menús del día que comimos en un santiamén. Terminamos tomando unos cafés para espabilar el cuerpo y continuamos camino, aunque antes hicimos una parada en OSUNA donde giramos una visita rápida a los edificios más significativos de la ciudad y, sobre todo, la plaza de toros que había sido utilizada como anfiteatro en uno de los capítulos de la afamada serie Juego de Tronos. Llegamos a nuestro destino en torno a las ocho de la noche.

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