Habíamos salido de Murcia tras visitar el Museo de Salzillo pasadas las doce de la mañana. En algo más de media hora recorrimos los escasos cincuenta kilómetros que separaban la capital de la Comunidad de la ciudad de Cartagena a través de una autovía de buen asfalto y escaso tráfico. Habíamos reservado una habitación en el HOTEL LOS HABANEROS, sito en la calle San Diego, muy cerca de la estación de cercanías de RENFE. El hotel, un tres estrellas de reciente construcción, se encontraba en una esquina de la calle, frente al Centro de Interpretación de la Muralla Púnica y el edificio de la sede del Rectorado de la Universidad Politécnica, ante la cual se ubicaba el grupo escultórico Homenaje al Profesorado y a los Estudiantes Universitarios, donde interactúan tres figuras en bronce: un profesor y dos estudiantes universitarios, uno masculino y otro femenino. El joven parece estar consultándole algún apunte al profesor mientras que la chica se dirige hacia ellos. El edificio del hotel presentaba tres plantas y una fachada de color arenoso. Tenía varias plazas de aparcamiento en la calle, en una de las cuales dejamos nosotros el coche. El precio de la habitación fue de cuarenta y nueve euros. Aunque el hotel tenía buena presencia, la habitación donde nos ubicaron –más pequeña que la que habíamos tenido en Murcia, pintada en un tono claro y con un cabecero en madera que recorría todo el testero de la pared– no terminó de ser de nuestro total agrado: estaba al final de un largo pasillo en el que se incluían algunas escaleras y las vistas eran a un patio trasero que no brillaba precisamente por su limpieza. Dejamos las maletas en la habitación, nos refrescamos un poco y nos echamos a la calle deseosos de conocer la ciudad.